La mate de Hades. romance Capítulo 38

Habían pasado dos semanas, dos calientes, duras y ricas semanas. Semanas en las que Ónix estaba mas desnuda que vestida, Liz mas alegre que enojada y... Eda, bueno.... ella estaba bien.

De vez en cuando iba a casa de Hades aunque ya no tan seguido, pasaba mas tiempo en casa, sola y triste en su habitación, ella lo deseaba con todas sus fuerzas, pero no podía, no encontraba a nadie, había salido a varios viajes, hoteles humanos e incluso, vagó por los centros comerciales del mundo humano mas grandes solo por la esperanza de encontrar una aroma que destacara.

Liz por otro lado estaba feliz, creía que estaba embarazada y eso calentaba su pecho, estaría esperando un hijo del alfa que amaba y que también la amaba a ella, y Ónix estaba cogiendo con Hades, como si de una pequeña conejita se tratara. Todo el día, a todo hora, en todos lados.

La relación entre ambos había mejorado, las conversaciones tenían sentido, no habían discusiones, todo estaba tranquilo, demasiado para el gusto de ella, se lo repetía a si misma y también a él, algo pasaría, pero Hades solo dejaba en sus labios un ligero beso y negaba diciendo: "No pasará nada, cachorra." Pero a pesar de eso, no era suficiente.

En aquél momento caminaba hasta donde era su casa, esperando así ver a los seres que le dieron la vida. Al llegar a la puerta tocó, pero nadie abrió para ella, aquello la sorprendió dado que su madre siempre estaba en casa, tomando atrevimiento abrió la puerta y entró por esta encontrándola hecha un desastre, no... maldita sea, no.

No importaba cuan herida se sentía a causa de ellos, por favor... no, no quería que ellos pagaran por las cosas que ella había hecho.

—¡Papá! ¡Mamá! —Su cuerpo se alarmó al no recibir una respuesta por lo que se movió rápidamente hacia las escaleras, cuando estaba apunto de subir vio a su padre de pie a la altura de las escaleras, con una botella en sus manos y con sus ojos llenos de lagrimas y dolor.

—Se fue. —Ónix entendió las palabras que había dicho su padre. No tuvo que imaginar muchas cosas, solo fueron suficientes aquellas palabras.

—Lo siento, yo...

—No, no lo sientes Ónix, no sabes lo que se siente. —Su padre no se equivocaba, después de todo la persona que abandonaba era ella.

El señor Jones tomó de su botella, tratando así de ahogar sus penas; cosa inútil.

—Hablemos de esto. —Pero su padre se negaba, no se imaginaba tan débil frente a su hija, los hombres no lloraban y menos si eres un alfa, tenia que mantener la compostura como fuera lugar, él tenia que mantenerse fuerte sin ella.

—Tu madre es igual de zorra que tú. Ambas fueron sacadas del mismo estanque. —Una ligera carcajada salió de los labios de la omega.

—Fuimos sacadas de los huevos de un hombre, y que casualidad que tú fuiste él estanque que se vació dentro de mi madre. —Seguido de esas palabras cruzó sus brazos sobre su pecho, su padre al ver aquella postura desafiante bajó por las escaleras directo hasta donde estaba ella, mirándola de frente.

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