La obsesión del CEO mafioso. romance Capítulo 11

Emma Mark.

Matthew sigue apretando el volante, en el cuerpo del volante se ve la presión que le aplica, acelera y puedo notar su enojo como venas sobresaliendo de su frente, sus hombres en las motos detrás de nosotros comienzan a acelerar al ver su cambio de velocidad, fue una mala idea preguntar, una jodida mala idea.

—Escúchame muy bien Emma, tendrás que acostarte conmigo por placer y es como, cuando y donde yo quiera, harás cada cosa que se te pida sin dar problemas, te tendré vigilada las 24 horas del día y si haces o dices algo de lo que pasa en la casa, te olvidas de la escuela y de tus padres, no hablarás con ningunos de tus amigos, si me informan que estuviste con un chico tendrás problemas y nada de salir a "estudiar" con tus amigos, Dios te salve de que me enteré de un chico porque lo mato en tu cara y no querrás tener eso en tu memoria -Dijo rápidamente todo esto apretando la mandíbula y con sumo trabajo.

—Y-yo eemmh.. —Estaba asustada, mi pecho subía de arriba a abajo por lo agitada de mi respiración.

—¡Habla de una maldita vez! —Me grito golpeando el volante haciendo que sonara la bocina y yo pegara un chillido de miedo —Como te encanta hacerme enojar y después no decir nada.

Lo pensé por unos instantes y era mi mejor opción, quizás podría adaptarme a esta vida si fuera más normal, mi cuerpo es un pequeño precio a pagar por un poco de libertad, al final de todos modos lo usará.

—Acepto, acepto acostarme contigo por placer y acatar tus órdenes sin problemas, si me dejas estudiar —Dije con la frente en alta como si no me importara pero por dentro me quema esa desición.

Por la esquina de mi ojo puedo ver su sonrisa y escucho su respiración tranquila, me concentro en ver por la ventana y veo muchas personas caminando, otras en tiendas, unos simplemente siendo ellos como una señora que ví, estaba vestida de diferentes tonalidades de verde, llevaba un ramillete de margaritas y se veía hermosa, debería tener entre 60 o 70 años, la envidio se veía tan radiante de felicidad y sobre todo libre.

Me sobresalto al sentir su mano impactar en mi muslo izquierdo mientras ríe, me lo quedo viendo confundida ¿Ahora que de trae?

Sujeta mi muslo y lo palpa como si de un pedazo de carne se tratara, metió su mano por debajo de mi camisa y me asusté, puse mi mano sobre la de él para detener su camino pero me vio de una manera que me hizo entender, tenía que hacerlo.

Alzo mi suéter y bajo mi brassier, manoseo mis senos todo el camino a casa mientras yo me concentré en ver por la ventana e ignorar lo que pasaba.

Llegamos a casa, se estacionó y se bajo rodeando la camioneta para abrirme la puerta, acomode mi brassier y baje el suéter para bajarme de la camioneta, lo espere mientras tomaba las bolsas de compras y me llevaba por la casa hasta mi habitación, entro en ella detrás de mi colocando las bolsas en la cama.

Se acerca a mi y me besa suavemente en los labios y camina hacia la puerta abriéndola esperando a que pase por ella, salgo y él está detrás de mi, bajamos por las escaleras tomados de la mano, la chica que me insulto me ve con cara de enojo, ni idea de lo que pude haber echo para hacer que me odié, pero por un momento me sentí poderosa y mantuve mi frente en alta, caminé sintiéndome elegante como nunca antes me había pasado, por un momento olvide los golpes, insultos y violaciones que pase para llegar aquí, por un momento me siento viva, por un momento me siento una princesa al final del cuento de sus tragedias, pase por un infierno y salí victoriosa con un príncipe a mi lado, voltee a verlo tan sonriente caminando a mi lado y no vi al príncipe, vi a una bestia con un príncipe en su interior, quizás pueda sacar ese príncipe que hay en su interior.

Se esforzó tanto por tenerme solo para él ¿Por qué no esforzarme para tenerlo yo a él?

Caminamos hasta llegar al vehículo que nos esperaba y tomamos camino a dónde sea que me pensaba llevar.

—¿Tienes agua? —Pregunte dentro de la camioneta y el me vio con una mirada de duda —Se me olvidó antes de salir, perdón.

El chófer me tendió una botella de agua, agradecí y tome quitando el sabor amargo de la pastilla que me hacía sentirme maravillosa, me sentía una princesa, me recosté en el hombro de Matthew mientras observaba por la ventana y sonreí.

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