La secretaria Indomable romance Capítulo 7

La penetraba con fuerza, sus gemidos lo excitaban más, dándole más motivo para que la poseyera con más fuerzas.

_ ¡HAy, ay, Jack, por favor!

_ ¿Quieres más?

_¡Si!!!

Jack Bill

Los gritos de ellas, eran melodía en mis oídos, era imposible parar, estaba tan excitado que la dome hasta escuchar mi nombre en grande en sus palabras. Hasta que me suplicara que no podía más, no me atrevería a soltar sus jugosos pezones.

Gritaba mi nombre, como loba enjaulada, no suplicaba . Mis ojos estaba hipnotizado, solo veía la cara de Katty, como era ella mi fuerte deseo de domarla se aumentó.  La dejé en un momento posicionándola en cuatro, postrándola con las manos detrás y tomando de su cabello. Esos gritos de gata me gustaban. Se movía complacidamente y su humedad era excitante.  Llegue a mi punto y ella ya estaba corrida como cuatro veces, la solté y la desate para que reposara un poco, estaba cansada y lucia, lastimosa por los látigos, sus hermosos pares de nalgas están moraditas, aplique medicina para aliviar el dolor y vendándola. Le di una pastilla que compre en Dubai que te rehabilitará en horas, ella se quedó dormida, cuando termine.

Me fui a la sala, tome un vaso de whisky, no entendí, como ella aparecía en mi mente. Como cada rastro de su cuerpo se transformaba en el cuerpo de esa chica. La domé con fuerza, en mi mente solo estaba Katty, ¿Qué rayos está pasando? ¿Cómo estoy solo pensando en su cuerpo? ¿Maldición?

Aunque el cuerpo de katty es muy deseosa, tiene unos enormes pechos. No sé cómo ella, sé da el lujo de esconderla, y solo dejando que otros se lo imaginan, matando su inocencia. Que descarada de su parte.

Ahora, la are sufrir, la haré saber, quien soy yo, la voy a poseer, a mi antojo por respeto.

 "No querrá, que nadie nunca la poseía, que no sea yo."

At narrador 

Los pensamientos de Jack no estaban claro, pero su fuerte deseo de domar a Katty. Eran enorme, todo empezó con las maldiciones, que lo excitaban, cada vez que aparecía su nombre en su mente, la odiaba por no estar presente y atormentando su mente, porque su voz era suficiente para excitarlo.

Que una persona, lo atormente, no estaba permitido en su código de honor. Era Jack Bill, el poderoso, magnate de los suburbios, quien se atrevería a intimidarlo.

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