La venganza de mi mujer ciega romance Capítulo 318

Estas palabras hicieron que Lila se quedara atónita. Ella giró la cabeza para mirar a Umberto, sonriendo extrañamente.

—Decís que estoy loca. Sí, los médicos me dicen que tengo problemas mentales. La ley estipula que si tengo una enfermedad mental, no seré responsable penalmente ni castigada. Saldré de aquí pronto. ¡No os dejaré!

Albina se quedó estupefacta, mirando a Lila con una expresión seria.

En cambio, Umberto rio con frialdad y miró con ironía a Lila.

—Pero la ley también estipula que si eres un paciente mental intermitente y cometes un delito cuando estás en estado normal, debes ser sancionada penalmente y encarcelada.

Albina frunció el ceño, extendiendo las manos.

—Nada ha salido como deseabas.

Lila ya estaba aturdida y empezó a hablar con voz temblorosa después de mucho tiempo.

—No estaba en estado normal cuando te eché ácido sulfúrico, no pude controlarme en absoluto, así que no debería ir a prisión…

—Eso no depende de lo que dices, tenemos que esperar los resultados profesionales. Le pedí al responsable del supermercado que le envíe al policía la cámara de seguridad. Ahora deberían haber obtenido esos videos de vigilancia. Bueno, después de todo, el resultado final nos dirá si estabas enferma o no —Umberto dijo con mucha calma. ​​

Los tres lo miraron sorprendidos.

—¿Cuándo lo pediste?

Estuvieron juntos y no se dieron cuenta cuándo lo hizo.

La indiferencia en el rostro de Umberto desapareció. Él miró con impotencia a las tres personas, especialmente a Albina.

—Le pedí a Rubén que lo hiciera por teléfono en el taxi. Estabáis hablando tan divertidamente que no os distéis cuenta de lo que estaba haciendo.

Al escuchar estas palabras, los tres le sonrieron al mismo tiempo y dijeron avergonzados.

—¡Gracias! Mereces ser el más inteligente entre nosotros.

Lila se puso nerviosa cuando notó que hablaban como si no hubiera nadie más alrededor.

Sabía que no estaba enferma en ese momento y que un paciente no podría seguir a otros con cuidado y hacer una serie de planes.

Mientras se vieran esos videos de vigilancia, se entendería que ella había tenido un plan premeditado.

—¡No, no! —murmuró Lila para sí misma, y de repente comenzó a gritar con una voz muy dura.

En este momento parecía que estaba enferma.

Cuando la policía notó que algo andaba mal, se apresuró a entrar, controló a Lila, le dio un tranquilizante y miró a las cuatro personas inocentes.

—¿Qué hicisteis?

Umberto lo miró con una expresión de perplejidad.

—No hice nada. Solo dije que cuando cometió el delito, no estaba enferma y era culpable de esto.

La policía se quedó atónita después de escuchar esto.

«¿Ella se enfermó sólo por eso?»

Cuando las emociones de Lila ya estaban bajo control, ella miró con fiereza a las personas a su lado.

Si fuera sentenciada, podría salir pronto. Mientras estuviera viva y capaz de actuar, no dejará ir a estas personas.

Hizo una pausa cuando sus ojos se movieron hacia Macos, y pronto se volvieron feroces nuevamente.

Si Macos no la aceptaba, estaba preparada para morir juntos.

Umberto notó sus ojos y la miró fríamente. Después de mucho tiempo, sonrió con una sonrisa sombría.

La policía no se dio cuenta de esto, así que él se acercó a Lila y le dijo en voz baja.

—Lila, me temo que lo olvidaste que no sólo soy el novio de Albina, sino también Umberto, el presidente de la familia de Santángel. Si sabes el poder de mi familia, ¿crees que te daré la oportunidad de salir? Cuando salgas, te enviaré a donde debes ir lo antes posible.

Miró con indiferencia a Lila, como si ella fuera una hormiga que era fácil de pellizcar hasta la muerte.

—Dado que tienes una enfermedad mental, quédate en el hospital psiquiátrico. No permitiré a nadie que amenace a Albina se quede a su lado.

Lila era como un pato pisoteado en su cuello, y respiraba con tanta dificutad que no podía decir ni una palabra, así que miraba a Umberto con los ojos aterrorizados.

«¡Esta era la verdadera cara de Umberto!»

Todos le tenían mucho miedo a Umberto, pero ella lo había visto varias veces y él no tenía poder frente a Albina, así que pensó que Umberto era débil.

Pero ella realmente lo enojó y Umberto no la dejaría en paz.

La desesperación brilló en los ojos de Lila.

Umberto ni siquiera la miró y se retiró al lado de Albina.

Ellos ya dijeron lo que deberían decir. A punto de irse, se le ocurrió algo a Macos y de repente miró a Lila.

—No tenías manera de obtener ácido sulfúrico concentrado, pero recuerdo que tu padre es el profesor de química en la escuela, ¿verdad? Lila, esta vez has implicado a tu padre.

Si se descubriera que el ácido sulfúrico fue dado por su padre, ya sea que se lo había entregado a Lila o que Lila se lo había robado, él sería definitivamente castigado.

Lila miró fijamente a estas personas yéndose, recordando a su padre, que la había mimado desde que era una niña, y de repente sintió un fuerte sentimiento de culpa.

Nunca había experimentado este sentimiento. Siempre era una niña egoísta que fue consentida por sus padres sin considerar los sentimientos de los demás.

Pero ahora, ella se arrepintió.

Le robó mucho dinero a la familia, pero incluso si sus padres la echaron de la casa, todavía la estaban protegiendo.

***

Cuando los cuatro salieron de la estación de policía, suspiraron mirando el oscuro cielo.

Rubén ya había traído el coche, por eso Macos no necesitaba regresar.

Con tantas cosas sucediendo hoy, Macos, que siempre era un hombre muy enérgico, parecía un poco cansado, sentado rígidamente en el sofá.

Las verduras que compraron antes también fueron devueltas por Rubén.

Umberto dio un paso adelante y pateó el pie de Macos, diciendo:

—Levántate, nos vas a cocinar. Esta es tu última comida de aquí.

—¿Qué dices?

Macos no entendió lo que dijo Umberto.

Umberto lo miró muy emocionado.

—Hoy es tu último día en mi casa. El asunto de Lila se resolvió. Como ya no hay peligro, no es necesaria tu protección. Entonces, date prisa, vuelve a tu casa y no te quedes en la mía.

No se acostó con Albina hace un día sólo por las presencias de Macos y Ariana.

Aunque no dijo las siguientes palabras, Macos pudo ver claramente su intención, así que se quedó en blanco.

«Solo durmí una noche, pero ¿el día siguiente me iba a casa con mi pequeña maleta?»

No, esta oportunidad no fue fácil de obtener, por eso no quería irse.

Macos miró a escondidas a Ariana, con el rostro lleno de desgana. Se quedó junto con su amada niña sólo durante un día, que le resultó muy corto.

Ariana también escuchó las palabras de Umberto, bajó la cabeza y le sonrió a Albina.

—¿Me puedo ir mañana?

Cuando escuchó que Ariana dijo que se iba, Macos no encontró ningún pretexto para quedarse aquí. De hecho, su motivo para estar aquí era acercarse a ella y ganar su corazón.

Después de pasar un día feliz con Ariana, Albina quería que se quedase más tiempo.

Además, la relación entre Ariana y Santiago todavía estaba mal, por eso no era adecuado que volviera en este momento.

—Ariana, quédate unos días más. No nos dejes solos. No quiero que te vayas.

«¿No soy lo suficientemente entusiasta?»

Mientras Umberto pensaba en silencio, de repente vio a Albina mirándolo, frunciendo los labios, con el rostro lleno de anticipación.

Umberto suspiró impotente.

—Como quieras.

Macos también miró lastimosamente a Umberto.

—Déjame quedarme unos días más. Vendí la casa y no tengo adónde ir. Ya tengo mi propio negocio, así que no quiero vivir con mis padres. ¿Puedes esperar hasta que haya comprado un piso? Os cocinaré y lavaré la ropa, ¿de acuerdo?

Umberto apretó los dientes y finalmente estuvo de acuerdo.

Tan pronto como asintió, Macos llevó felizmente las verduras hacia la cocina. Estaba tan feliz que no se contuvo a cantar.

Ariana también lo siguió a la cocina. Le había prometido a Macos que le prepararía un postre. Todos estaban cansados esa noche, por el postre sería la mejor compensación.

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