La venganza de mi mujer ciega romance Capítulo 395

Cuando se acercaron a los cementerios, Albina se dio cuenta de que este lugar había sido limpiado por completo, las lápidas estaban sin polvos y no se veía hojas caídas, también se habían plantado muchos árboles. Se notaba que el guardia había cumplido muy bien su trabajo.

Albina miró las fotos de sus padres, se mostró aturdida y sus ojos estaban húmedos.

—Mamá, papá, he venido a verlos.

Su voz estaba un poco sollozante, pero intentaba mostrar una sonrisa en su rostro.

—He ido al extranjero en los últimos meses para participar en la Semana de la Moda de París, el desfile había tenido mucho éxito, muchas personas quieren conocerme y mis diseños también habían sido apreciados por unos profesionales. Ya les puedo decir que su hija ha cumplido las expectativas de ustedes.

Después de contar lo que ocurrió últimamente, tomó la mano de Umberto y dijo con una sonrisa mucho más alegre:

—Me voy a comprometer con Umberto, ya dejé de ser la señora escondida de la familia Santángel, toda la familia me quiere mucho, y me siento muy feliz ahora, así que ya no se preocupen por mí.

Umberto la miraba de reojo con ternura, y cuando la vio terminar de hablar, miró la lápida y sacó dos cartas especiales y las colocó frente a las lápidas. Albina se sorprendió por esta conducta.

—¿Esto es...?

—Son cartas que preparé yo para que mis suegros sepan claramente que estamos realmente comprometidos y se sientan felices por nosotros.

Aunque Umberto era un materialista, igual hizo dos cartas especialmente para los difuntos padres de Albina para contarles que su hija había encontrado un hombre en quien podría confiar por el resto de su vida.

Albina ya no podía aguantar más, se puso en cuclillas y se echó a llorar desconsoladamente. Umberto había acompañado a Albina al cementerio varias veces antes, pero nunca la había visto llorar tan incontrolablemente. Por un momento creyó que hizo algo mal, así que rápidamente se puso en cuclillas, y la abrazó dándole palmadas en su espalda para consolarla.

—Hice algo insensato, perdóname por favor...

—No.

Albina rápidamente levantó la cabeza con ojos ligeramente rojos e hinchados, cuando vio el rostro en pánico de Umberto, lo abrazó fuertemente.

—Muchas gracias Umberto, no esperaba que hicieras estas dos invitaciones. Me impresionaste bastante —dijo Albina con voz ronca y se sentía mucho calor en su corazón.

Después de haber llorado mucho, por fin soltó un suspiro de alivio. Hacía mucho tiempo que no se sentía tan ligera desde la muerte de sus padres.

Los dos permanecieron en el cementerio por un tiempo y luego bajaron la montaña, durante la cual recibieron varias llamadas telefónicas.

Macos fue el primero en llamar a Albina, y tan pronto como se conectó el teléfono, hablaba muy emocionado.

Macos era muy bueno para hablar, daba las felicitaciones usando un montón de palabras sin repetirlas. Después, se rio, diciendo:

—Yo sabía que iban a anunciar esta noticia cuando regresaran a la familia Santángel esta vez.

Albina podía sentir de su alegría y emoción en su tono y bromeó:

—Pareces que estás más feliz que yo, ¿por qué será?

Realmente era extraño que Macos estuviera más emocionado que ella.

Tan pronto como salieron estas palabras, Macos se rio de forma más exagerada y dijo:

—No te lo contaré, de todos modos, tu compromiso me traerá buena suerte.

Umberto que estaba muy cerca de Albina, escuchó lo que dijo Macos y también sintió curiosidad por lo que dijo.

Albina resopló con frialdad.

—Ya dime la verdad o colgaré el teléfono para no perder más tiempo contigo.

Macos se rindió y dijo:

—Acabo de leer las noticias en Internet, la familia Santángel da gran importancia a su compromiso, y la fiesta se realizará grandiosamente.

—¿Y eso qué? —preguntó Albina.

—Imagínate que después de asistir al banquete, tu felicidad contagiará a Ariana, ella sentirá empatía y podría ser mi oportunidad Estamos viviendo en el mismo barrio, así que ella, al verlos salir juntos todos los días, quizás también querrá casarse —habló de forma muy segura y razonable.

Albina guardó silencio por un momento y dijo:

—Macos, no esperaba que fueras tan sabio.

—No permitiré que se me escape cualquiera oportunidad para conquistarla.

Macos pensó que ella estaba alabándole y se sentía orgulloso de sí mismo.

Umberto no pudo escuchar más, tomó el teléfono de Albina y le dijo:

—Tú y Ariana se conocen desde hace mucho tiempo, además vives al lado de ella. Hasta mi Albina, que es insensible, pudo leer tus pensamientos, ¿por qué Ariana no lo notaría?

Macos se quedó estupefacto y preguntó inconscientemente:

—¿Por qué?

Umberto se rio.

—Tal vez ella no te vea como un hombre, y solo te considera como su amigo. Si quieres conquistarla, al menos debes dejarla entender que eres un macho, no su amiguito.

La cara de Macos se puso colorado de repente, pero no pudo decir nada para refutarlo.

Parecía ser que Ariana realmente no se daba cuenta de sus intenciones.

«He hecho todo lo posible de forma tan obvia para perseguirla. Lo que dijo Umberto es cierto, ella solo me ve como su amigo.»

Tan pronto como surgió esa idea, Macos no podía estar tranquilo.

Umberto se rio.

—Aún te falta mucho para alcanzar tu objetivo, debes esforzarte más.

Antes de que se pudiera terminar de escuchar, Macos colgó el teléfono.

Umberto miró el teléfono en su mano y suspiró.

—La cualidad psicológica de Macos no es muy buena, es vulnerable ante las dificultades. Tiene que ser más fuerte.

Albina miró a Umberto con una mirada complicada.

—Lo dijiste a propósito, ¿verdad? ¡Qué malo eres!

Umberto parecía inocente.

—Solo le estaba ayudando para estimularle a dar un paso nuevo.

Albina recuperó el teléfono, miró hacia abajo y sonrió.

—No sé si esto funcione o no, creo que lo más probable es que Macos ahora te odia mucho.

Umberto se encogió de hombros.

—Debo darle un golpe para que no sea tan engreído.

Los dos bajaron de la montaña y se sentaron en el auto viendo la última invitación que quedaba.

Umberto habló primero.

—¿Vamos?

Albina dudó un poco, apretó los dientes y dijo:

—¡Sí!

Umberto frunció los labios ligeramente y encendió el auto.

El asilo de ancianos estaba un poco lejos, y tardó casi dos horas en llegar.

Desde la última vez, cuando Albina y Umberto habían venido aquí a preguntar a la Señora Espina si ella era o no la hija biológica de su padre, nunca volvieron a este lugar.

Después de salir del auto, Albina creía que había llegado al lugar equivocado, pero al ver las plantas de ambos lados de la puerta, sabía que no se había equivocado.

Antes, el asilo de ancianos estaba muy roto y parecía que estaba abandonado, pero ahora estaba restaurado por completo y ya se veía como un asilo de ancianos normal.

—El Grupo Santángel ha estado trabajando en proyectos de bienestar público y he asignado una suma de dinero para mejorar el entorno y la infraestructura de la residencia de ancianos —Umberto le explicó—. Entremos.

Umberto extendió su mano hacia Albina. Albina se sintió más tranquila tomando su mano y abrió la puerta.

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