En cuanto Olivia salió, una de las mujeres reunidas en torno a Stephanie corrió de repente hacia ella y la miró con cara aduladora.
—¡Sra. Santángel, ha subastado usted muchas cosas hoy! ¿Es porque es una subasta benéfica? Usted es tan bondadosa.
Olivia sonrió con modestia y altivez.
—Me alegra poder contribuir con algo a la caridad, me halagas.
La conversación golpeó a Stephanie en la cara como una bofetada.
La rabia y los celos que sentía en su corazón se apoderaron de la mente de Stephanie e inmediatamente levantó la voz y le dijo la persona que tenía al lado:
—Gastar cinco millones en un colgante de jade del tamaño de tu dedo meñique, sólo un tonto haría tal cosa, la fortuna de su familia pronto se dilapidará.
Los ojos de Olivia se desviaron al oír estas palabras, miró a Stephanie de arriba abajo, y de pronto hizo una mueca y le dijo a Albina:
—Albina, en el futuro, recuerda que cuando te encuentres con gente tan celosa, es mejor evitarla o sufrirás.
Stephanie se acercó a Olivia.
—¿Qué has dicho? ¿A quién llamas celosa?
Olivia le dirigió una mirada de fingida sorpresa.
—Caramba, Sra. Leoz, ¿por qué te pones así? ¡He dicho yo algo de ti?
Stephanie respiró hondo.
—¡Deja de fingir, lo sabes en tu propia mente!
—Así que, vale, estaba hablando de ti, ¿pero no es verdad? Sigues atacándome por el tema del dinero, no conseguiste este colgante de jade así que te molestaste y por eso sigues burlándote de mí, ¿no son celos?
Olivia terminó, levantando la barbilla. Stephanie replicó entonces:
—Entonces también digo la verdad, cinco millones de dólares para comprar un colgante de jade, ¿no es estúpido?
Olivia rio fríamente ante aquellas palabras.
—Esos cinco millones compran mi felicidad, y vale lo que gaste siempre que consiga gustarle a mis futuros nietos.
A Stephanie no se le ocurrían palabras para responder.
Miró a Olivia con una gran sonrisa en la cara, tocando suavemente la barriga de Albina.
Albina tenía una ternura única cuando inclinó la cabeza y le habló a Olivia en un susurro, mostrando su hermoso cuello blanco.
Esta felicidad hirió tan profundamente a Stephanie que la malicia apareció instantáneamente en su corazón.
Los labios de Stephanie se curvaron y su voz pareció adquirir un tono siniestro.
—Sra. Santángel, ahora está usted muy activa preparando el regalo de su nieto. Serías una verdadera tonta si no diera a luz al hijo de la Familia Santángel.
La malicia en estas palabras era tan evidente que las sonrisas en los rostros de Olivia y Albina desaparecieron al mismo tiempo.
Albina tenía una mirada gélida.
—Sra. Leoz, ¿sabe de lo que está hablando?
—¿He dicho algo? —Stephanie se tapó la boca y puso los ojos en blanco con un deje de sarcasmo— ¿He dicho sin querer lo que tenía en mente? Lo siento mucho.
La ira de Olivia afloró en su interior, no tenía tan buen carácter como Albina e inmediatamente la regañó:
—Eres una zorra asquerosa, ¿cómo te atreves a decir algo en voz alta? ¡Qué vergüenza!
Stephanie no esperaba que Olivia la regañara así, y la presión que había acumulado en su interior se desahogó.
—¿Qué? ¿Me equivoco? Todo el mundo en la ciudad sabe que Albina fue secuestrada por un desconocido el día después de que se comprometiera con Umberto Santángel. También he oído que la noche del compromiso tanto la Familia Santángel como la Familia Águila salieron a buscar a alguien. Viendo las noticias me di cuenta de que estabas buscando a Albina en ese momento.
Stephanie se excitaba cada vez más al ver la cara de enfado de Olivia y una emoción de venganza brotaba de su interior.
—La novia fue secuestrada el día de su compromiso, amenazada con un cuchillo al día siguiente, ¿y dónde estuvo la noche intermedia? ¿Con quién? ¿Qué ha hecho? No tienes que pensar en nada de esto.
—¿Y te mereces que hablemos de educación? —preguntó Olivia al instante.
Albina también dijo:
—La cortesía es mutua, y sólo te respetaré si tú me respetas. El insulto que me acabas de lanzar cayó en saco roto, y cuando el Sr. Seco salga del hospital tendré que pedirle a mi abuelo que tenga una charla con él.
Stephanie perdió la voz como un pato ahogado.
Albina la miró con una sonrisa, sin recordárselo, y Stephanie tardó unos instantes en calmarse.
—¿Salir del hospital?
Recordó que el Sr. Seco seguía en el hospital y el médico dijo que no se sabía si despertaría o no.
¿Qué sabía ella?
—¿No lo sabes? Nosotros, la Familia Santángel, sabemos que el Sr. Seco va despertando y tú no sabes nada. No parece que te preocupes por la salud de tu padre como dices.
Olivia oyó la voz sarcástica de Albina y, divertida, se volvió hacia ella y le dijo:
—Sí, Albina, es tan poco ética.
Stephanie ya no tenía tiempo de pelearse con ellas, no esperaba que el Sr. Seco se despertara.
Pensó que el Sr. Seco se quedaría profundamente dormido.
Stephanie estaba un poco asustada, había visto lo mucho que el Sr. Seco adoraba a Jaime y si el Sr. Seco se despertaba, ¡la empresa no tendría nada que ver con Pedro!
¡Entonces todo lo que Pedro había hecho sería en vano!
Ya ni siquiera le importaban Olivia y Albina y salió dando tumbos.
Tenía que ir al hospital.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: La venganza de mi mujer ciega
que pasa con el final de esta novela solo llega hasta 577 ?...