—¡Voy a llamar a la policía! ¡Mataste a mi hijo, quiero que pagues por todo!
Gloria oyó la conversación entre ellos y salió de su dolor.
Estaba tan triste y disgustada que no tuvo otro lugar donde descargar su frustración que agarrar al hombre, insistiendo en llamar a la policía.
El hombre se disculpó, y al ver que ella seguía causando problemas, contuvo la indignación.
—Vale, llama a la policía. Te pagaré de acuerdo con la sentencia del tribunal.
También se sentía asfixiado.
Estaba claro que fue Dante el que insultaba a su hija, y él sólo le dio un puñetazo a para desquitarse por su hija.
No pensaba que Dante tendría una enfermedad tan grave y muriera así.
¿Por qué no se quedó en la sala cuando sabía que estaba enfermo? Aunque estuviera al sol, ¿por qué regañó a una chica que ni siquiera conocía?
La chica también se sorprendió por la situación y tiró de la manga de su padre, llorando desconsoladamente.
Ariana vio a Gloria tumbada en el suelo y llorando, y no pudo evitar hablar.
—Por lo que sé, este señor no sabía de antemano que Dante tenía una enfermedad tan grave. Además, fue Dante quien tomó la iniciativa de provocarlos. Incluso ahora que Dante ha fallecido, este señor subjetivamente no tenía intención de asesinato, y no pudo prever consecuencias tan graves. Aunque vayas a juicio, no será condenado, como mucho se le indemnizará por los gastos médicos.
Cuando el médico la vio hablar, también asintió.
—Acabamos de comprobarlo, el puñetazo que lanzó ese hombre no era demasiado fuerte, pero Dante ya se encontraba mal de salud, por lo que indujo una consecuencia tan grave.
El hombre casi lloró de alegría al escuchar las palabras de ambos.
—Por fin alguien dice algo justo, realmente no lo golpeé fuerte ni sabía de su estado y su muerte no era algo que quisiera ver.
Al ver a Ariana ayudando a los demás, Gloria se enfadó tanto que sus dedos temblaron y la miraba con enojo.
—Puta, ¿cómo puedes ayudar a los extraños? La persona que murió era tu hermano, ¡no tienes conciencia!
Tras decir eso, volvió a fulminar con la mirada al médico.
—Charlatán, no sólo no has salvado a mi hijo, incluso estás dando cobijo al asesino. ¡También te demandaré!
El médico no esperaba que lo calumniara tanto por decir la verdad, y enseguida se enfadó un poco, pero pensando que acababa de perder a su hijo, tuvo que aguantarse.
Ariana no la consoló y sólo la miró con indiferencia.
—Digo la verdad, si no me crees, puedes ir al juzgado. Pero lo diré por adelantado, si dejas que el tribunal decida, la indemnización que obtengas puede ser mucho menor que un acuerdo privado.
Gloria vaciló ante estas palabras, mirando a Ariana.
Su hijo ya estaba muerto, así que ninguna queja serviría de nada. Lo único que podía hacer ahora era luchar por más indemnizaciones.
Tras más vacilaciones, Gloria acabó desistiendo, y ellos hicieron una compensación privada. Después de conseguir el dinero, ella compró un cementerio en la Ciudad Sogen y enterró a Dante.
Ariana la ayudó durante todo el proceso y estaba dispuesta a separarse de Gloria una vez enterradas las cenizas de Dante.
Como resultado, realmente como lo que Albina dijo, Gloria la había molestado.
—Ariana, no quieres abandonarme, ¿verdad? —Gloria tiró de su muñeca y la miró.
—Nunca me criaste. Después de que mi padre y tú os divorciarais, me llevaste con mi abuela y nunca me diste la manutención. Fue mi abuela quien ayudó a criarme recogiendo sobras.
Ariana no ocultó nada y dijo directamente el escándalo familiar.
—Nunca me criaste en absoluto, y me robaste la herencia que me dejó mi abuela, casi no tuve medios para ir a la escuela. Si no fuera por el apoyo financiero de buena gente, no sabría lo que estaría haciendo ahora.
Cuanto más hablaba Ariana, más indiferente se volvía su tono.
—Lo único que te importa es tu hijo. ¿Cuánto dinero te he dado a lo largo de los años? Lo gastaste todo en tu hijo y permitiste que me humillara. Ahora él está muerto y te acuerdas de mí. ¿Crees que es justo?
Ella apretó los dientes y miró a Gloria con odio en los ojos.
—Ya te he dado bastante a cambio de que me dieras a luz. Si te atreves a volver a causar problemas, no me culpes por no ser educada.
Gloria se sorprendió por su mirada, y después de reaccionar, se burló.
Tal vez se debiera a que Ariana solía actuar de forma demasiado amable y engañosa, por eso Gloria no sentía que se atreviera a hacer nada.
—Me gustaría ver cómo puedes ser desagradable conmigo. Sólo quiero que me apoyes, pero me amenazas. Tengo tan mala suerte de tener una hija así...
Antes de terminar las palabras, sonó una voz femenina indiferente y áspera.
—Tu hija es la que tiene la mala suerte de tener una madre como tú.
—¿Quién? —Gloria miró alerta en dirección a la voz, y su expresión se cambió al encontrarse con el bonito rostro de Albina.
«¡Joder, es ella!»
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: La venganza de mi mujer ciega
que pasa con el final de esta novela solo llega hasta 577 ?...