Las amantes del Señor Garret romance Capítulo 100

Espero tumbada a que Dorotea entre mientras admiro como duerme mi pequeña. Es perfecta.

Escucho su respiración tranquila. No tiene ni idea del peligro que la ha rodeado estas últimas horas.

Abre la puerta con cuidado y pasa. Tiene los ojos colorados e hinchados de llorar ¿Será verdad que ha estado sufriendo? Acerca una silla a la cama para sentarse.

-Me ha dicho el Señor Garret que querías verme. No sabes cuánto me alegra que estés bien.

Tiende una mano para coger la mía, que aparto al momento. No quiero que me toque ni con un palo.

- Tu lo sabía todo. Nos tenías engañados.

Rompe a llorar como si fuera una niña pequeña.

- ¡Me amenazó! Le hacía fotos a mi hijo y me las mandaba. Si no hacía lo que ella quería le iba a hacer daño.

Termina de hablar, pero continúa llorando y sorbiendo por la nariz. Puedo entender el miedo que sientes solo con pensar que tu hijo corre peligro, porque lo he sentido.

- Eras como una madre para mí. Comprendo que tu prioridad sea tu hijo ¿las cartas eran reales? Las dejabas tu ¿verdad? - solo ella podía entrar y salir a su antojo aunque la policía vigilara.

-No, Emma - saca un pañuelo y se suena la nariz - eran falsas. Todas. Ella... Ella solo quería que lo dejaras.

Desde que comenzaron los anónimos me los he creído aunque Ian decía que eran falsos, me siento la peor persona del mundo. Le debo una disculpa.

- No te voy a denunciar, por tu hijo. Pero vas a salir ahí - señalo la puerta - y le vas a decir a Ian que dimites y que no puedes seguir trabajando para él. No quiero volver a verte.

No me da ninguna pena aunque tiene un motivo para habernos traicionado.

-Emma cariño - suplica sin dejar de llorar.

-No me digas cariño. Nos lo tendrías que haber dicho y la policía os habría protegido. Ahora vete.

Estoy siendo dura con ella, pero es imposible que me salga ni una pizca de cariño hacia la mujer que ayudó a que se llevaran a mi hija.

En cuanto sale por la puerta entra toda la familia de Ian menos él. Dorotea debe de estar contándole que dimite e inventándose una excusa.

- Estás medio chalada - Will bromea pero tiene los ojos rojos como todos los demás.

_... Y tu un llorica. Ponte colirio o algo - bromeo quitándole hierro a todo este drama.

Los padres de Ian me regañan por la locura que he hecho y a la vez me insinúan que he sido muy valiente y que he tenido mucha suerte.

Clara comienza a llorar. Tanto alboroto la ha despertado. Desde luego tiene el mismo carácter que su padre. Como si tuviera una alarma, Ian entra por la puerta y camina directo hacia la cuna para cogerla y calmarla.

A la mañana siguiente el médico da el visto bueno. La hemorragia ha parado y me encuentro bastante bien. Solo tengo que guardar unos días de reposo y listo.

Ian lleva las cositas de Clara al coche. Vuelve a por nosotras, que lo esperamos sentadas en la entrada del hospital.

Un coche de policía para frente a las puertas de cristal. Dos hombres uniformados salen, rodean el coche y sacan a un muchacho de la parte trasera. Toni.

Se comporta como un loco. Grita y forcejea. Tiene una brecha en la frente que no para de sangrar.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Las amantes del Señor Garret