LAS ESPOSAS GEMELAS DEL REY VAMPIRO romance Capítulo 16

Dominik se quedo parado ahí mirándolos sonriendo, se le acerco una amiga de las gemelas

—Perdone majestad y ¡¿las gemelas?!

—Ah, mi hermana se las llevo para probarse el vestido de novia—dijo el Rey

—Ah, ¡con razón! no se fueron con usted—Lo dijo soltando una risita Mariana

—No se porque siguen con esa odiosa tradición, ¡yo quería verlas vestidas así!—dijo el Rey

—Majestad más que una tradición es cuestión de ¡superstición romántica!

—Si, ¡es cierto!, ¿niña ya te vas a tu casa?—dijo el Rey

—Si majestad, tengo que ir a pie hasta allá—dijo Mariana, la mejor amiga de las gemelas

—Si quieres, ¡ te dejo en tu casa! —dijo Dominik

—¡¿En verdad?!me da vergüenza

—¡Nada de vergüenza!, dime donde es y te dejo—dijo el Rey

Mariana le dio la dirección, Dominik la visualizo, la abrazo y se hizo bruma escarlata, asomo en la pequeña salita de la casa, sus padres que estaban sentados ahí al ver esa inmensa bruma se asustaron y gritaron, cuando se dieron cuenta que era el Rey

—¡Su majestad!, ¿usted en esta humilde casa?—dijo el padre de Mariana,haciendo la venia

—Hola, ¡vengo a dejar a Mariana! porque mis novias se fueron a otro lado y se quedo sola, no la iba a dejar caminar tanto.—dijo el Rey

—¡Gracias majestad!, Gracias, ¡es mi única hija!, siempre tengo miedo que venga sola hasta acá

Dominik se dio cuenta que eran pobres y pregunto

—¡¿Donde trabaja usted?!

—En las minas majestad, ¡no estudie nunca!, por eso mi hija estudia con una beca ahí en la preparatoria.—dijo el padre de Mariana

Dominik se quedo pensando y dijo

—¡Vamos ahora a mi castillo!, quiero conversar con usted y después lo vuelvo a traer

—Yo...su majestad, ¡es un honor! gracias—dijo el padre de Mariana

—¡Vamos!, ¡hasta luego!, más tarde lo traigo—dijo el Rey

Y desaparecio con el hombre en la bruma escarlata.

La madre de Mariana estaba impresionada al ver al rey en su salita y ver que se llevo a su esposo con él, al castillo

—Mariana, es increíble se llevo a tu papá al castillo—dijo la madre de  Mariana

Dominik llego al castillo, justo en su despacho, pidió que no lo molestaran

—¡Ya estamos aquí!, ¿podría decirme su nombre?

—Michael Huryen,  Alteza

—Asi que trabaja en las minas y que es eso que le veo en los brazos parece heridas cortantes—dijo el Rey

Michael lo miro asustado y dijo

—Son ...las marcas ..de..¡los latigazos!,  Alteza

—¡¿Latigazos?!,  ¿Y quien los lastima? yo no he dado órdenes de flagelar a nadie—dijo el Rey

— El administrador ordeno en nombre suyo eso, todos los días que entramos, lo dice  por el micrófono—dijo Michael

—¡Asi que toma mi nombre! ¿a que hora debe entrar Michael?

—A las 8pm su Alteza

—Mmmm, eso es en media hora, ajá pues yo lo llevo pero ¡voy a ir disfrazado! usted no diga nada vea lo que vea, ¡¿de acuerdo?!—dijo el Rey

—Si su majestad.

—¡Venga conmigo!—dijo Dominik

Lo llevo al comedor y le invito a cenar,Michael jamás había probado esa clase de comida,   jamás,se comio con avidez todo lo que le sirvieron hasta que terminaron.

—Bien Michael ¡vamos! ¿esa es la ropa de trabajo verdad?—dijo el rey

—¡Sí su majestad!

Entonces se puso una ropa parecida, lo abrazo y llegaron directamente al trabajo en las minas, nadie se dio cuenta que llegaron, sono una sirena y todos empezaron entrar se formaron todos ante una palestra a escuchar al administrador

—¡A ver estupidos de mierda! hoy deben tener minimo 25 lbs porque si no llegan a ese peso serán ¡castigados severamente!,  en nombre del rey Dominik que espera se cumplan sus ordenes

Alguien alzo la mano toda temblorosa pidiendo hablar

—¿Qué quieres?, ¡cabron de mierda!

—¿Y si estoy enfermo?, ¡me duele todo el cuerpo!—dijo el trabajador temblando

—¡No me importa! , aquí se trabaja,asi estén enfermos

—Pero estoy con fiebre y temblando, ¡no puedo trabajar!—dijo el trabajador

—¡Traigan a ese vago acá!—ordeno el administrador

Los guardias lo agarraron arrastrandolo y Él gritaba del dolor que sentía

Se bajo de la palestra el administrador y le dio una patada en el estomago

—¡Asi que esta enfermito el pobrecito!

Y le pego de nuevo en un costado y se reia ,se agacho a decirle

—El Rey necesita que trabajen,  ¡aunque estén enfermos!,  porque sino mandará matar a toda su familia, ¡les chupara la sangre!

Michael lo miraba con los ojos llorosos

—¡Bien majestad!bien

—Michael ¡tengo una idea!, mira tengo una casa que no uso, esta cerca de la mina, ¡te la voy a dar!,y uno de mis autos te lo regalo, mañana te mando que te enseñen a manejar lo necesitas, eres el nuevo Administrador de la mina y debes vivir en la nueva categoría a la que perteneces ahora. Solamente te pido que no cambies tu manera de ser humilde—dijo el Rey.

Mariana estaba escuchando todo,sus ojos llorosos, se acerco a Dominik diciendo

—¡Gracias majestad!, gracias

—Ah Mariana, ¡no me he olvidado de ti!—dijo el Rey

—Ven sal conmigo ahora, ¡te tengo un regalo!

Salieron y ahí estaba un auto pequeño deportivo blanco y El Rey sonrio

—Mariana éste es tu auto, ¡es mi regalo!, por ser la mejor amiga de mis futuras esposas

—¿Pa...ra...mi? , ¡está bo...nito!

—Lo voy a mandar a tu nueva casa y mañana aprenderás igual que tu padre a manejarlo—dijo el Rey

—¡Gracias!...snif...¡gracias!—dijo llorosa Mariana

—Bueno, ¡una cosa más!...(los miro fijamente)...desde hoy vivirán en su nueva casa,,,¡vámonos!

—¡¿Qué dijo?!—dijeron al unisono .

—Si, ya mande todas las cosas que tenían aquí, alla verán como arreglan,¡vamonos!—dijo el Rey

Los toco a todos y llegaron a la casa era enorme, linda, ahí estaban los autos, les abrieron las puertas unos sirvientes

—¡Buenas noches majestad!

—¡Buenas noches!, vengan entren—dijo el rey

Toco una campanilla y asomaron unos 20 sirvientes ahí

—Anuncio, que la familia Huryen son los dueños de esta casa, se les obedecerá en todo ¡¿entendido?!

—¡Si majestad!—contestaron todos los sirvientes.

—Bueno, cuando suban encontraran vestidos acorde a su nuevo nivel de vida, sus despensas están llenas, va a venir una mujer a enseñarles despacio a como expresarse, modales, etc—dijo el Rey

—Quiero que traten de aprender rápido, ¡los quiero presentes en mi boda!

—Muy bien majestad, ¡gracias!—dijo Mariana

¡Bueno me voy!, disfruten desde hoy ¡lo que se merecen!—dijo el Rey

—¡Gracias majestad!—dijeron los tres

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