LATIDO POR TI OTRA VEZ romance Capítulo 138

De repente recordó que aquella noche, cuando ella lloraba y jadeaba bajo él, también dijo estas tres palabras.

—Sr. Serafín, ¿qué le pasa? —Felix, detrás de él, vio que Serafín se quedaba quieto de repente y no pudo evitar preguntar.

Serafín reprimió sus pensamientos, tosió ligeramente con el puño contra los labios y respondió en voz baja:

—¡Nada! Vamos.

Miró a Violeta, que seguía asombrada no muy lejos, y luego subió al crucero.

Felix le siguió de cerca.

Violeta alcanzó a ver a los dos. Sus labios se movieron, como si quisiera saludar, pero Gonzalo se puso de repente delante de ella, bloqueando la visión de ella.

—¿Qué estás mirando? —preguntó Gonzalo con una sonrisa.

Violeta retiró su mirada de la entrada del crucero y negó con la cabeza:

—Nada. ¿Cuándo subimos?

—Sólo hay que hacer un registro —Gonzalo señaló la oficina de registro de enfrente y luego le tendió la mano.

Violeta ladeó la cabeza, confundida.

Los ojos de Gonzalo parpadearon. Explicó:

—Esta vez estás aquí como mi novia, así que tenemos que actuar como una pareja, de lo contrario despertará las sospechas de los demás.

—Ya veo —Violeta sonrió ligeramente y puso su mano sobre la de Gonzalo.

Gonzalo la tomó de la mano y la condujo a la oficina de registro.

Tras el registro, los dos subieron al crucero guiados por el personal.

Después de subir, Violeta se dio cuenta de que el interior era más impactante que lo que vio por fuera.

El crucero de diez pisos tenía de todo en su interior, como parques de atracciones, centros comerciales... e incluso un casino. ¡No era una exageración decir que era una pequeña ciudad en su interior!

Al ver que Violeta se quedaba con la mirada perdida, los ojos de Gonzalo esbozaron una sonrisa. La gentileza en su rostro era tan obvia:

—Bueno, vamos a saludar al anfitrión primero. Luego te acompañaré a pasar el rato, ¿de acuerdo?

Violeta recobró el sentido y asintió:

—Bueno.

—Vamos —Gonzalo la cogió de la mano y se dirigió a la recepción para preguntar por la ubicación actual de la familia Hill.

Tras saber que la familia Hill estaba en el salón del décimo piso, Gonzalo llevó a Violeta hasta allí.

En el salón, el jefe de la familia Hill estaba discutiendo con Serafín sobre la cooperación en el próximo trimestre. Al escuchar el informe del mayordomo, frunció el ceño:

—Que espere primero en la habitación de al lado. Yo...

—¿Es el invitado del Sr. Hill? —le interrumpió Serafín.

El Sr. Hill respondió con una sonrisa:

—Es el antiguo médico de mi hijo.

—¿De verdad? Dado que es el médico de su hijo, se le puede considerar un benefactor. Déjalo entrar —Serafín tomó un sorbo del vino tinto y dijo ligeramente.

Ya que Serafín lo dijo, el Sr. Hill no tenía otras opiniones. Miró al mayordomo:

—Ya que al Sr. Serafín no le importa, invítelos a pasar.

—De acuerdo —e l mayordomo respondió y salió.

Pronto, Gonzalo llevó a Violeta al salón.

En cuanto entraron, Violeta vio a Serafín con una sorpresa no disimulada en su rostro:

—Sr. Serafín, ¿también está aquí?

Ella retiró un poco la mano, tratando de sacarla de la mano de Gonzalo.

Pero Gonzalo estaba preparado para un largo tiempo, y le sujetó la mano con fuerza, sin darle ninguna oportunidad de escapar.

A los ojos de Serafín, esta escena era como un coqueteo. Su cara se hundió. La mano que sostenía la copa de vino se apretó mucho, como si fuera a aplastarla.

Serafín no respondió a las palabras de Violeta. Violeta estaba un poco perdida y bajó ligeramente la cabeza.

Gonzalo sintió que el humor de Violeta cambiaba. Tras sonreír, le soltó la mano y se la tendió al señor Hill:

—Hola, señor Hill.

El Sr. Hill estrechó la mano de Gonzalo:

—Hola Dr. Gonzalo, bienvenido. Me pregunto si esta señora es...

Sus ojos curiosos se posaron en Violeta.

—Ella es Violeta Secada. Es mi... —Gonzalo miró a Serafín durante un rato y luego pronunció lentamente la palabra— ¡Novia!

¡Crash!

Un crujiente sonido de cristales rompiéndose sonó, haciendo que todos los presentes en el salón se quedaran atónitos. Inmediatamente miraron hacia la fuente del sonido.

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