LATIDO POR TI OTRA VEZ romance Capítulo 193

—Ya lo han diseñado, pero la empresa de juegos no está satisfecho —Serafín se frotó las cejas y respondió.

Violeta se mordió el labio inferior:

—¿Está satisfecho con mis diseños?

Serafín levantó la barbilla:

—Acabo de enviarle la captura de pantalla de la emisión en directo para que la vea, y ha aprobado tu trabajo.

—Entendido —Violeta asintió.

Serafín la miró:

—Entonces, ¿estás de acuerdo?

Violeta asintió y sonrió:

—¿Por qué no?

Serafín también sonrió débilmente:

—De acuerdo, cuando termine tu competencia, le pediré a Felix que te envíe el resto de los personajes del juego, así como el contrato. No sufrirás ninguna pérdida.

—De acuerdo, confío en usted —Violeta frotó el pelo de los dos niños.

Las palabras de Violeta hicieron que Serafín estuviera de buen humor. Entonces su rostro se alivió.

Después, pareció haber pensado en algo, se agachó y levantó una bolsa de un lado y se la entregó.

—Esto es... —Violeta miró con desconfianza la bolsa que tenía delante.

Antes de que Serafín respondiera, Ángela dijo:

—Este es el almuerzo que trajimos para mamá.

—Sí —Serafín asintió ligeramente.

Violeta no esperaba que le compraran comida. Se sintió conmovida. Mientras deshacía la bolsa, dijo con una sonrisa:

—Qué bien. Resulta que tengo hambre. ¿Habéis comido?

Miró a los tres frente a ella.

—Sí. Después de la reunión de padres, Ángela dijo que tenía hambre y el Sr. Serafín nos llevó a comer —Carlos respondió mientras sacudía la pierna.

Ángela frunció la boca con disgusto:

—¿Qué? Carlos también tenía hambre en ese momento, así que por qué sólo dijiste que yo tenía hambre.

—Bien, bien. Sed obedientes —al ver que los dos pequeños discutían, Violeta los detuvo rápidamente.

Después de que los dos pequeños se miraran, tarareaban. Al mismo tiempo, giraron la cabeza hacia otro lado, callándose.

Serafín levantó las cejas y miró a los dos niños con un poco de sorpresa:

—¿Los dos suelen discutir así?

Era la primera vez que veía a los dos niños discutir.

—Casi. Pero sólo son niños pequeños. Es normal. Acaban de discutir, pero se reconciliarán en el próximo segundo —Violeta puso la caja de comida en el regazo y contestó.

Serafín asintió ligeramente, indicando que lo sabía.

Violeta abrió la caja de comida, miró la rica comida que contenía y entrecerró los ojos:

—¿Esta es la comida del Restaurante Imperial?

—Bueno, la comida allí no está mal. Hay muchos platos. Les gusta —Serafín puso la mano en el asiento.

Violeta miró a los dos niños.

«Los platos del Restaurante Imperial también son bastante famosos en el mundo. ¿Cómo puede no gustarles?»

—Por cierto, Sr. Serafín, ¿cuánto es? ¿Le doy el dinero a usted?

Dicho esto, Violeta estaba a punto de coger su cartera.

Sin embargo, la cara de Serafín se volvió fría:

—No hace falta, es sólo una comida.

«Realmente no quiere estar en deuda conmigo en absoluto.»

Al oír el disgusto en el tono del hombre, Violeta se detuvo cuando buscó en la cartera. Levantó la vista hacia él. Al ver el rostro sombrío y apuesto de Serafín, comprendió de repente algo.

Para Serafín, el coste de una comida no era nada, pero su afán por devolver el dinero, sin duda, no le hacía gracia.

Pensando en esto, Violeta descartó la idea de darle dinero. Luego volvió a meter la cartera en la bolsa:

—Bueno, gracias, Sr. Serafín.

Cuando lo hizo, la cara de Serafín se alivió mucho:

—Come rápido. La comida va a estar fría.

Le entregó los palillos.

—Gracias —Violeta lo tomó con una sonrisa y comenzó a comer.

En ese momento, el teléfono de Serafín sonó de repente.

Tras fruncir un poco el ceño, sacó su móvil y lo miró. Al ver el identificador de llamadas, contestó la llamada sin dudar:

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