LATIDO POR TI OTRA VEZ romance Capítulo 489

—Mamá, ¿pasa algo? —preguntó Carlos mientras se dejaba caer en el regazo de Serafín y fingía bostezar.

Violeta escuchó la voz tierna y somnolienta de su hijo y con una sonrisa:

—No, sólo te echo de menos.

—Lo siento, mamá, papá no está libre este fin de semana, por eso no puede llevarnos contigo —Carlos se disculpó.

El corazón de Violeta se calentó:

—Lo sé.

—Entonces mami, hablaré contigo la próxima vez. Vale, yo también quiero dormir —dijo Carlos, bostezando de nuevo.

Temía que si decía algo más, tendría problemas si mamá quería tener un videochat.

Violeta asintió ante eso:

—Ok, entonces no te molestaré, vete a dormir.

—¡Adiós, mamá! —Carlos se despidió.

Violeta asintió:

—Adiós.

La llamada terminó y Carlos le devolvió el teléfono a Sara:

—Sara, toma.

Sara cogió el teléfono y lo metió en su bolso.

De repente, un paso agudo llegó desde la distancia.

Inmediatamente después, apareció Hector con una bata blanca de laboratorio:

—Serafín, ¿qué pasó con Carlos y Ángela?

Serafín entregó a Carlos a Sara y se puso de pie, luego le dio un rápido golpe a Hector.

A Hector le pilló desprevenido y se golpeó la comisura de los labios, cayendo al suelo de golpe, y se le cayeron las gafas.

Esto sorprendió a Sara y a Carlos.

—Sr. Serafín... usted —Sara miró a Serafín con sorpresa.

Serafín retiró lentamente el puño y dio dos pasos hacia delante, deteniéndose frente a Hector, bajando la cabeza y mirándole condescendientemente:

—Como dejaste salir a Vanessa, ésta corrió a la villa e hirió a los dos niños.

—Yo... —las pupilas de Hector se estremecieron y se sintió confundido.

No podía creerlo.

Hace media hora, Felix lo encontró y le dijo que viniera a este hospital.

Porque tanto Carlos como Ángela fueron heridos por su culpa.

Se quedó perplejo, preguntándose cómo dos niños heridos podían estar relacionados con él, pero se acercó de todos modos.

Nunca esperó que esa fuera la razón.

«Vanessa...»

Hector se arrepintió de no haber sido blando y haberla dejado marchar a Vanessa.

—Serafín...

Antes de que Hector pudiera terminar su frase, Serafín le dio otra patada.

Luego Hector volvió a caer al suelo.

—¿Ves ese quirófano? —Serafín señaló la puerta del quirófano y se quedó mirando a Hector con los ojos muy abiertos— Ángela lleva ahí casi dos horas y aún no ha salido, y Carlos casi se rompe el coxis, y todo por tu culpa.

—Lo siento... —Hector sabía que se había equivocado y agachó la cabeza en señal de disculpa.

Los puños de Serafín se cerraron:

—¿De qué sirve pedir perdón?

Hector no dijo nada más.

Por supuesto que sabía que no podía ser inventado.

—Hector, si no hubieras sido mi amigo desde que era un niño, realmente querría matarte —Serafín dijo fríamente.

Hector levantó la vista hacia Serafín, sin poder ver el rostro con claridad de él sin sus gafas, pero pudo ver, no obstante, la escarcha en la cara de Serafín en ese momento.

—Serafín, sé que soy responsable de mucho de esto, y seré responsable de las lesiones de los dos niños —Hector se cubrió el vientre y se levantó.

Serafín se burló y estaba a punto de decir algo, pero la luz roja de la sala de operaciones parpadeó bruscamente de repente.

—¿Qué está pasando? —preguntó Sara sorprendida.

Carlos también se tensó:

—¿Papá?

Serafín le apretó la mano, indicándole que no tuviera miedo, y luego miró fijamente a Hector:

—¿Qué significa esta luz roja?

La cara de Hector cambió drásticamente:

—La luz roja que parpadea durante la operación es señal de que el paciente, que estaba a punto de ser operado con éxito, ha vuelto a caer de repente en el peligro.

—Dr. Hector, ¿cómo está Ángela? —preguntó Sara en cuanto lo vio salir.

Hector, sin saber qué responder, se quedó en shock.

Ahora no podía calmarse.

Al ver que Hector no decía nada, el corazón de Serafín se hundió:

—¿Es Ángela...

—Está bien —Hector negó con la cabeza.

Un destello de alegría brilló en los ojos de Serafín:

—¿De verdad?

—Sí —Hector asintió con seguridad.

Carlos sonrió:

—Genial, Ángela está bien.

—Sí —Sara asintió con lágrimas de alegría.

Serafín miró a Hector:

—Ya que Ángela está bien, eso fue sólo...

—Hace un momento Ángela mostró hemólisis por tu sangre, ¿sabes lo que significa? —Hector le interrumpió.

Serafín primero frunció el ceño y luego reaccionó, mirando a Hector con incredulidad:

—Hemólisis... Ángela...

Los padres y los niños no debían donarse sangre entre sí, ya que de lo contrario se produciría una hemólisis.

Era de sentido común y de conocimiento general.

Por eso Serafín se mostró incrédulo, y se sorprendió.

Hector asintió:

—Así es. Es probable que Ángela sea tu hija biológica.

—Este... —Sara también se quedó atónita, con la boca abierta— ¿Una hija biológica? Dr. Hector, ¿está diciendo que Ángela es la hija biológica del Sr. Serafín?

—Así es, es muy probable, de lo contrario no se explicaría por qué Ángela tiene hemólisis cuando usó la de Serafín —dijo Hector.

Carlos estaba confundido:

—Eso es imposible. Si Ángela es la hija biológica de papá, ¿por qué la prueba de paternidad dice que no soy hijo de papá?

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