LIBIDO (COMPLETA) romance Capítulo 6

Alta Tensión.

Hace dos semanas que mi día laboral transcurre normal, voy a la casa del señor arrogante que me trata como antes, «eso me alivia» y regreso a la empresa por las tardes. La empresa está en constante movimiento por el nuevo desfile; las modelos están por llegar para confirmar su participación. Me encuentro en el auto con el señor Clark, después de ir a su casa en la mañana, regresamos juntos para que él tenga la junta con las modelos, es necesaria su presencia.

Llegamos a la empresa y subimos al sexto piso; cada vez que pasa el señor Clark por los pasillos todos hacen una reverencia ante él como si fuera algún rey. Es admirable el respeto que le tienen.

Llegamos a la sala de conferencias, él como todo un adonis se sienta en su respectivo lugar imponiendo poder y elegancia, yo me quedo parada a un lado de él mientras llegan las modelos. Después de unos minutos llegan las modelos; conforme van llegando, me percato cómo el señor Clark las ve con esa mirada de lujuria cargada en sus grises ojos. Entiendo que son delgadas y bonitas y para cualquier hombre son atractivas, ese es el estándar de belleza para la sociedad.

Ellas de su parte le muestran una sonrisa coqueta, «todo un casanova». Dejo de darle importancia al señor arrogante y comienzo a poner el folder a cada modelo para que vean los diseños de Jia, al terminar Clark comienza con la junta.

Todas lo ven como si fuera una obra de arte. Una rubia la atrape mordiéndose el labio mientras él expone en el proyector los bocetos, él se da cuenta de su atrevimiento y se lo devuelve con una de sus miradas y sonrisas seductoras. Para mí es incómodo presenciarlo, hago una mueca de desagrado, al voltear a ver al señor Clark me encuentro con su mirada. Se percato que los vi, desvió la mirada al instante y mis mejillas se ponen rojas por el incómodo momento.

La junta continua y después de unos largos minutos termina, todas las modelos aceptaron y cómo no, si todas aceptaron solo porque Jaxon es el director del proyecto, se mueren por el arrogante.

Todas se van excepto esa rubia que le entrega un papel a Clark con disimulo, ya se imaginaran para qué. No les doy importancia y me concentro en recoger los contratos, después limpio un poco la mesa, junto los vasos con agua y las carpetas.

—Déjalo, los de la limpieza se encargarán —me interrumpe.

—Ok —le hago caso.

Dejo los vasos juntos para que los de la limpieza no les cueste mucho trabajo. Levanto las carpetas y salgo detrás de Clark para llevarlas a su oficina. Entramos a su oficina y lo primero que hago es poner las carpetas sobre el escritorio.

—Después de esto el trabajo va a ser más difícil —comenta.

Y tuvo razón. Las dos últimas semanas me las pasé de arriba a abajo, estuve muy estresada, sacando muchos números, yendo a la casa de señor Clark y luego regresar a la empresa; es muy estresante y más por ajustarnos al tiempo libre de las modelos. Es cansado lidiar con ellas, pero cuando Clark las llama personalmente ellas aceptan por sus encantos.

Él solo viene a la oficina por cuestiones importantes que es de mayor importancia su presencia. Y ahora estoy con él revisando los detalles de la decoración que se utilizará en el evento.

—Debes salir a comer, has estado todo el día conmigo y no te he visto comer —habla.

—Si, entonces me voy, no tardare —comienzo a levantar mis cosas y por último agarro mi bolso.

—Te invito a comer —dice sin mirarme.

— ¿Mmm? —no entiendo el porqué de su repentina invitación.

—Te invito a comer. Has estado mucho tiempo aquí y no te he visto comer algo, lo mínimo que puedo hacer es invitarte a comer. ¿Vienes? —sus palabras las dice con rapidez, pero sin dejar de lado ese frio tono de voz que tiene.

—Si.

Acepto su invitación, aunque me desconcierta su actitud; es muy amable de su parte invitarme a comer. Jaxon se levanta de su asiento, toma su saco y luego su celular.

—Vamos —el sale primero.

Lo sigo. Acepté la invitación del señor arrogante porque tiene razón, la mayoría del tiempo estoy con él y la invitación de la comida la veo como una muestra de agradecimiento, eso quiero pensar. Antes de salir del edificio no encontramos con Jaime en recepción, al verme me habla.

—Hola, Mallory.

—Hola —le devuelvo el saludo a la hermosa chica de ojos verdes.

—Te estaba buscando —se percata del hombre a mi lado y lo saluda.

Clark le devuelve el saludo con una ligera sonrisa. Es la primera vez que lo veo sonreír, sin humor claro está, pero sonrió.

— ¿Para qué? —le pregunto.

— ¿Quiero invitarte a comer? Hace poco entraste, los chicos y yo queremos darte la bienvenida.

—Gracias, pero lo siento. El señor Clark me invito a comer.

— ¡Oh! ¿En serio? —Jaime posa su vista en él.

—Sí, ¿Tiene algo de malo? —contesta de mala manera.

«¿Por qué es tan grosero?», es lo único que puedo pensar de él.

—No, nada. Ok, no te preocupes Mallory, será en otro momento.

—Gracias. Será en otra ocasión.

—No te preocupes, vayan a comer juntos.

Eso último lo dice alzando ambas cejas con cara de malicia.

Jaime se despide y se va. Ella me agrada, es muy linda conmigo, pero no he tenido tiempo de hablar con ella.

Salimos de la empresa, enseguida subimos a su auto y comienza a manejar hacia el lugar.

— ¿A dónde te gustaría ir a comer? —pregunta.

—No lo sé, en donde usted le agrade.

—De acuerdo.

Sigue conduciendo hasta llegar a un restaurante pequeño, pero de primera clase. Nos llevan a una mesa para dos, después llega el mesero y nos brinda la carta. Al momento de ver los precios del menú se me abre la boca de la sorpresa «¡Esto es demasiado!». El menú tiene platillos que jamás he probado y los precios son muy costosos.

— ¿Decidiste que vas a comer? —pregunta sin dejar de mirar la carta.

—Señor Clark. Es muy caro los platillos, no podría pagarlo —me sincero.

— ¿No entendiste que te invite? Yo lo pagaré, tu pide lo que quieras.

Levanta su mano para llamar al mesero y de inmediato regresa el joven.

—Traerme la especialidad de la casa.

—Si señor… ¿Para usted señorita? —me pregunta el mesero con una amable sonrisa.

¡Ay! No sé qué pedir, los platillos no se ven de mi agrado y no quiero quedar como una estúpida ante el señor arrogante, pero no me decido por cual. Jaxon entiende que no estoy acostumbrada a comer este tipo de comida y ordena por mí.

—Tráigale lo mismo que yo y una botella de vino blanco.

—No es de tu incumbencia.

Axel me jala hacia él para quedar muy cerca, sus dedos acariciar mi hombro pasándolos hasta llegar a mi brazo.

— ¿No me vas a decir? Estoy muy celoso en este momento —me habla con voz melosa.

—No me importa, no somos nada.

Al terminar la universidad por fin sentí paz cuando me enteré que se mudaría del país, pero ahora está aquí de nuevo y su obsesión por mí no termina.

—Pues deberías —ahora su voz cambia por una más dura y áspera.

Una de las otras razones por las que no quise salir con él es porque es insistente y en este momento su mano está aplicando mucha fuerza en mi brazo, me lastima.

—Axel, sueltamente, me lastimas —exclamó con dolor.

— ¡Deja de ignorarme joder! ¡No entiendes lo mucho que te amo! —grita.

Me jala hacia otro lado para alejarnos del restaurante. De pronto Axel me suelta al recibir un golpe en su cara haciéndolo caer al suelo.

—No escuchaste que la soltaras —su voz es tensa, pero lo dijo con normalidad.

El señor Clark me agarra del mismo brazo y me sube rápido a su auto, se sube y maneja con gran velocidad dejando atrás a un golpeado Axel, en mi interior le agradezco.

La velocidad es tan rápida que me da miedo que tengamos un accidente. Se ve serio, pero sus ojos demuestran que está molesto y sus manos aprietan el volante. No sé si tenerle miedo a él o a la velocidad a la que vamos. No pienso hablar hasta que se calme.

El camino por el que vamos no lo reconozco y poco a poco disminuye la velocidad. Llegamos a un campo desolado, lo único habitante es la corta hierva creciendo en la tierra, al terminar el suelo nos permite ver un abismo con gran profundidad.

Estaciona el auto y sale sin decir nada. Hago lo mismo que él, salgo del carro, lo sigo para disculparme con él y agradecerle por ayudarme.

—Lamento lo que sucedió yo no...

No me permite terminar porque me acorrala contra el cofre del auto quedando a centímetros de tocar nuestros labios. Evito ver sus labios porque si lo veo a los ojos me pone nerviosa. En mis sueños eróticos con él no imagine que me intimidará de esta manera.

Como uno flash recuerdo la noche en me que masturbe pensando en que sus labios me succionaban los pezones. De inmediato se me eriza la piel al bajar la vista a sus húmedos labios, brillan por lo humectado que están, imagino que así se verían al venirme después de hacerme un oral.

—Yo… yo… —me quiero alejar, porque si lo tengo cerca no podré soportarlo.

No me deja explicarle, sujeta mi rostro y con descaro sus dedos acarician mi rostro. Sus ojos recorren por donde su mano acaricia. Quiero detenerlo, pero su mano no me lo permite. Hace mi cabello a un lado para dejar al descubierto mi cuello y sin pedir mi permiso sus labios se posan en mi cuello y comienza a besarlo con besos delicados como si fueran mis labios.

La fuerza en las piernas se me desaparece, las manos me tiemblan como gelatina y comienzo a excitarme con lo que está haciendo.

«Se siente mucho mejor de lo que imagine.»

No puedo mediar palabra alguna, la sensación que siento es placer y confusión a la misma vez, mi mente me dice que lo detenga, pero mi cuerpo es débil y reacciona a sus toques.

Agarra mi nuca con sus dos manos para pegar más mi piel a sus labios y así poder comenzar a morderlo. Sin poder contenerme mis manos sueltan el bolso dejándolo caer en la tierra, llevo mis manos a su cintura dejándome llevar por la libido que siento en estos momentos.

«Lo quiero detener, pero ¡Mierda! me gusta.»

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