Esta postura...
Siempre habían actuado así en casa, pero hacer esto en esta ocasión, hacía que Noelia se sintiera un poco incomoda.
Marc extendió la mano y la rodeó con el brazo:
—Está a punto de empezar.
—Je, abrácense un poco más, disfruten de este corto periodo de tiempo, pues una vez que yo gane, no volverán a tener esta oportunidad. —Gustavo hizo un guiño a la crupier y le dijo que repartiera las cartas.
El modo de juego era el Texas Hold'em, siendo la mano de mayor puntuación una escalera real de color, seguida de una escalera de color, y así sucesivamente.
No es que Gustavo no haya apostado nunca con una mujer, pero nunca había perdido a manos de una. Un pequeña actriz que apenas empezaba a desenvolverse en el mundo, no sería nadie para competir contra él.
Después de que la crupier repartiera las cartas, ambos hombres recibieron sus respectivas dos cartas boca abajo.
Noelia tenía el as de corazones y la reina de picas, y Gustavo tenía un par de dieces.
Cada carta en mano tiene sus propias ventajas
Gustavo le dijo al crupier que siguiera repartiendo, ya que la apuesta ya había sido establecida.
Luego se colocaron las cartas visibles: un rey de corazones, el cinco de diamantes y el diez de tréboles.
El resultado aún no estaba decidido. En las apuestas, la suerte es importante, pero las tácticas psicológicas, también lo son.
Marc se limitó a abrazar a Noelia y no tuvo ninguna expresión después de mirar las cartas. Así que miró a Noelia de reojo, parecía que ella sí estaba familiarizada con este tipo de juego. ¿Será que ella podría haber estado jugando con Felipe?
Así que pensando en eso, se sintió un poco celoso. Pero Noelia había dicho que esta noche luchaba por él, así que dejó de lado sus celos.
Entonces llegó la cuarta carta, era un as de picas.
Gustavo todavía tenía cierta ventaja. Noelia tenía un par de ases en su mano, pero si la última carta no fuera una jota, habrá perdido.
Gustavo sonrió y dijo con orgullo:
—Te doy la oportunidad de admitir tu derrota, ya que solo queda una carta más.
Marc pusó su mano sobre la mesa de juego:
—Entonces, déjame revelar la última carta. Si ganamos, ¿es victoria tuya o mía?—
—Tuya. —Noelia asintió y se limitó a ignorar las palabras de Gustavo, dejando que la crupier siguiera repartiendo las cartas.
La última carta es el 3 de diamantes, que no les sirve de mucho a ninguno de los dos bandos.
Las palmas de las manos de Noelia estaban ligeramente sudadas, ya que se estaba poniendo nerviosa. Antes de mostrar su última carta, tenía una oportunidad de ganar, pero...
Gustavo sonrió y primero dio vuelta sus cartas, tenía un trío de dieces.
El agarre de Noelia sobre sus cartas se tensó y cuando estaba a punto de volverse hacia Marc, éste le agarró del brazo:
—Solo confía en mí, revela tus cartas.
Noelia sabía perfectamente que solo tenía un par de ases en la mano y que, efectivamente, iba a perder, pero al escuchar las palabras de Marc, ésta no se asustó ni dijo nada.
—Un hombre está dispuesto a admitir la derrota en el juego, Sr. Marc, ¿será que no puede aceptar el resultado? —Al ver sus expresiones, Gustavo pensaba que había ganado y aplaudió—. Parece que esta noche conseguiré una suite presidencial.
—Deja de estar soñando...
Entonces, Marc hizo un gesto para que Noelia mostarara sus cartas, y cuando Noelia las volteó, las cartas originales se habían convertido en jotas y reinas.
¿Por qué mi as se convirtió en una jota? ¿Hay alguien más que está jugando?
—Flor imperial, ¡ganamos!
Gustavo los miró incrédulo y sorprendido al extremo, pero su mirada daba miedo. Luego de un rato, golpeó la mesa con rabia, incapaz de creer los hechos que tenía delante.
—Por favor, vicepresidente Gustavo recuerde cumplir su promesa y admitir abiertamente ante la prensa que vilipendió a Marc.
Exasperado, Gustavo echó la silla hacia atrás y se fue con su padre.
La crupier dijo en la mesa:
—Tío, parece que lo has disfrutado...
—Cof..., no quería interrumpirlos. —Darío aclaró su garaganta y luego soltó una sornrisa—. Me he dejado llevar por su drama, por lo que no he comido bien, así que vayamos a comer a otro sitio.
Al salir por la puerta, Darío recordó de repente algo:
—¿Soy el primero en enterarme de lo de ustedes?
—El abuelo sabía que estaba casado desde el principio, solo que no sabía con quién me había casado.
—¡¿Ca... casado?! —Darío los miró sorprendido y luego dijo emocionado—. ¡Chico, te mueves muy rápido!.
Pensó que solo estaban conociéndose.
—¡He decidido invitarlos a una gran cena esta noche!
Marc tomó a Noelia por los hombros:
—El tío nos invita a cenar esta noche, ¿qué te gustaría comer?
—Todo estará bien. Lo más importante es la persona que nos acompaña.
Darío estaba aún más satisfecho con la respuesta entusiasta y de buen comportamiento de Noelia, e instó a Marc de presntarla a la familia Navarro lo antes posible.
En el camino, Darío se dio cuenta que Marc adoraba a su esposa:
—¡Tú, eres realmente el más valiente entre los hombres de nuestra familia, pues mimas a tu esposa sin reparo!
—Aprendí del mejor. —Marc respondió inmediatamente mientras le guiñaba un ojo a su tío.
—Bueno, pero aún te falta. Sin embargo, yo tuve tres hijos a tu edad, ¿y tú?
—Lo estamos planeando. —Marc solo respondió con tres palabras.
Noelia los observó charlar y tuvo una sensación muy especial en su corazón, de que apesar de haber conocido a un miembro importante de la familia Navarro, ella no se sintió tan tensa como lo había imaginado.
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