Lo Mejor de Tu Vida romance Capítulo 504

Habían decidido asistir a la reunión familiar, así que Marc ajustó la hora de su conferencia para acudir al hotel con Noelia.

—Mamá, quédate en el hotel y yo comprobaré la situación —Noelia tomó la mano de Bella—. No quiero que estés en peligro. Y Melisa cree que te han matado esos bandidos.

—Bien, Noelia, cuida de ti y del bebé —Bella miró a Noelia y luego a Marc—. Marc, por favor, cuida de Noelia.

Marc asintió y ayudó a Noelia a bajar del coche.

Cuando entraron en la sala, se encontraron con que algunos ancianos de la familia Santos ya habían estado allí. Al ver que Noelia venía con Marc, Arturo asintió con una sonrisa y les presentó a los demás ancianos.

Melisa entró en la habitación y la elegante sonrisa de Noelia y la mirada satisfactoria de los ancianos hacia Noelia.

—Me enteré de lo que pasó con la empresa. Has hecho un buen trabajo.

—El desarrollo de la empresa responde a ti. Ah, y tienes una buena actuación en la película. La he visto.

Tras escuchar los elogios, Noelia les dio las gracias. Marc se quedó con ella, protegiéndola.

—¿Cuándo llegarán las próximas buenas noticias? —preguntó un anciano con una sonrisa:

—Espero que haya un nuevo miembro de la familia.

Melisa, de pie en la puerta, apretó fuertemente el puño con los ojos enrojecidos.

Llevaba mucho tiempo embarazada pero nadie le hablaba de eso, pero sí de expectativas a Noelia.

No la tomaron como una familia en absoluto.

—Abuelo, estoy aquí —Melisa forzó una sonrisa y se acercó a Arturo, tiró de la mano de Arturo, bloqueando en frente de Noelia.

—He tenido vómitos de embarazada, así que llego tarde.

Lo dijo para que los demás supieran que estaba cerca de tener un bebé.

—Toma asiento.

Arturo no se preocupó por Melisa como antes, sino que evitó sus manos. Sabiendo lo que había hecho Melisa, los ancianos la ignoraron y tomaron asiento.

Melisa echó una mirada a Noelia. Marc ayudó a Noelia a sentarse y le impidió ver a Melisa.

Todo el mundo estaba aquí, y Arturo anunció la apertura oficial de la reunión.

El ambiente era bueno. A excepción de que Melisa no dejaba de pensar en la verdadera intención de Arturo en esta reunión familiar, los demás habían disfrutado de la comida.

—Te he convocado aquí hoy para expresar mi gratitud a Noelia, mi dulce nieta, delante de todos.

—Si no fuera por ella, la empresa correría un gran peligro.

Melisa se mordió los labios. Se levantó para irse:

—No me siento bien. Necesito ir al baño.

Se enfadó y buscó a un camarero para pedirle una tetera y luego se echó la medicina que le dio Rubén en un rincón sin nadie alrededor.

Bella en la habitación del hotel lo vio por casualidad.

Melisa fingió estar tranquila y volvió a la habitación, con la tetera en las manos.

Arturo casi había terminado sus palabras y ahora llegaba la parte más importante:

—Mi abogado me ha ayudado con el testamento. Las propiedades de la familia Santos se repartirán por igual entre mis nietos y mi nieta cuando yo falte.

—¿Qué?

Melisa gritó de sorpresa, lo que hizo dudar a la familia Santos.

Arturo tenía un rostro sombrío:

—¿Qué? ¿Tienes alguna objeción?

—No me encuentro bien, así que quiero ir al lavabo —Melisa tosió avergonzada:

—¿Tienes un trastorno delirante después de haber actuado demasiado? Los camareros del Hotel Estado no lo harán.

—No estoy hablando de ese camarero. Estoy hablando de ti —dijo Noelia con una sonrisa:

—Quiere quedarse solo con todas las propiedades, así que no quiere que el abuelo hable del contenido concreto del testamento.

—No, fuiste tú... —refutó Melisa:

—Abuelo, no la escuches. Está abriendo una brecha entre nosotros.

—Suficiente —Arturo no esperaba que Melisa hiciera esto. Apretó los dientes, mirando la taza de té:

—Dijiste que esta taza de té está limpia, entonces bébela.

—No... no puedo beberlo. Abuelo, estoy embarazada. No puedo beber té.

—¿Por qué? O sabes lo que hay ahí dentro —Noelia se detuvo hacia adelante—. Los ancianos de la familia Santos están aquí. Quiero que sean testigos de lo maliciosa que es mi hermana.

Melisa estaba nerviosa y tosió, pero...

Ya nadie la creería.

Arturo se sintió decepcionado por ella. Se levantó y dio una fuerte bofetada en la cara de Melisa y luego tiró la taza de té al suelo.

—A partir de ahora, ya no eres mi nieta.

—No puedes quedarte en la familia Santos.

—Le pediré al mayordomo que empaque sus cosas. No quieres separar a la familia, pero no puedes obtener un centavo de la familia Santos.

—No, abuelo, por favor, no... —Melisa se sentó en el suelo llorando—. No era mi intención. Tenía tanto miedo...

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