Eva se puso furiosa cuando vio tales calumnias.
—¿Por qué el periodista dice tonterías, el vestido no está colgado en tu casa? Noelia, ¿quieres que haga algo?
Natalia siempre quería humillar a Noelia, lo que molestaba mucho a Eva.
—Veo que Natalia ha conseguido un mejor trato a través de los medios sucios, y su siguiente paso será definitivamente romper con Gloria Entretenimiento, así que vigila la parte del hospital y preserva bien las pruebas que tenemos.
—Vale, lo entiendo.
—No me importa en qué empresa trabaje ella, pero tiene que devolverme lo que me debe.
El repentino escándalo de Natalia había puesto a Felipe en una posición extremadamente incómoda y había hecho que los ejecutivos de la empresa cuestionen su competencia. Así que toda la mañana Felipe se había estado disculpando con los directivos de la empresa.
«¡Natalia es viciosa y voy a hacerle pagar por lo que ha hecho!»
Para sorpresa de Felipe, bajo tal situación, Natalia tenía el valor de buscarlo.
—Felipe... Me equivoqué, no debería traicionarte, pero tengo mi motivo, ¿escucharás mi explicación? Te amo tanto, ¿cómo es posible que te he traicionado sin razón?
El rostro de Natalia reveló agotamiento.
—¡No quiero verte, vete! —Felipe la miró con asco.
—No me hagas esto, te quiero.
Natalia alargó la mano y le tiró de la manga, intentando abrazarlo como solía hacer, pero Felipe apartó la mano y se levantó:
—¿No vas a ingresar al KB Entretenimiento? ¿Todavía necesitas seducirme? ¡Recuerda que no te perdonaré jamás!
Su tono firme y indiferente hizo que Natalia se congelara, así que se levantó, su expresión cambió al instante.
—Si es así, no me interesa hablar de tonterías contigo, estoy cansada después de perder tanto tiempo contigo.
—¿Crees que eres el único que se ha sacarificado? Simplemente renunciaste a Noelia y me elegiste a mí.
—¡Yo también desperdicié mi juventud en ti! Pero al final tuviste que hacerme perder contra Noelia, ¿cómo voy a resignarme a eso? La gente siempre elige lo mejor, pues no me culpes.
Dijo estas palabras deliberadamente para provocar a Felipe, para que la llevara a abortar el bebé bajo la ira incontrolable.
Tenía demasiados secretos en manos de Felipe, y se convertiría en un problema más pronto que tarde.
No sería tan estúpida como Noelia y guardaría una bomba de relojería a su lado.
Felipe entendía lo que quería hacer y se burló de ella:
—Estás embarazada de mi bebé, tienes que dar a luz a él antes de todo, o no te dejaré ir.
Felipe no parecía estar bromeando, y su voz de advertencia explotó en los oídos de Natalia.
¡Su vida se quedaría arruinada si diera la luz a este bebé!
Ya lo había abandonado todo para conseguir el contrato de KB Entretenimiento, y si tuviera un bebé en ese momento, perdería todas sus posibilidades que le daría esa empresa.
Al ver el nervioso pánico de Natalia, Felipe dibujó una sonrisa despreciable. Se inclinó cerca de Natalia y le susurró:
—Ese es el precio que tienes que pagar por haberme puesto los cuernos.
Una pareja como ellos tenía muy poca oportunidad de salir juntos.
Noelia abrió la puerta de su habitación y vio a Marc mirando al mar en la distancia.
—¿Pensando en qué? —lo abrazó por detrás— Vamos a dar un paseo, quiero comer algo.
—Pensando en ti... ¿tienes hambre? Entonces vamos.
Marc nunca dijo que no a sus peticiones. Desde el momento en que había aceptado casarse con ella, se había preparado para satisfacer todo lo que quisiera.
Los dos salieron juntos del hotel, cogidos de la mano estrechamente.
El paisaje desde la calle era bonita. Paseaban despreocupadamente por el sendero de la playa, el pelo de Noelia estaba ondeando con la brisa, quien parecía muy tierna y amable.
La tranquila belleza de este momento era sólo para ellos dos, y podían disfrutar de este dulce momento sin miedo a ser descubiertos por otros.
Comía juntos la merienda, bailaban juntos con los turistas en la fuente musical y se acurrucaban juntos en la playa mientras caía lentamente la noche en el mundo. Eran la pareja más común pero más feliz del mundo en este momento.
Si pudiera, Noelia desearía que este momento se detuviera para siempre.
Esta felicidad era demasiado preciosa para ella.
—Marc, quiero vivir en una casa así en el futuro.
Noelia señaló a un pequeño edificio no muy lejos, con rosales plantados junto a las paredes.
—Mientras te guste, te lo regalaré aunque sea una estrella en el cielo.
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