LO ÚLTIMO EN MIMOS romance Capítulo 48

Rosa se congeló por un momento y dijo:

—No creo que haya sido un accidente.

Antonio sonrió:

—Eres muy inteligente, tampoco creo que haya sido un accidente.

—Entonces ...

—No te preocupes, le he pedido a Jesús que siga investigando, y averiguará el resultado. —Antonio le dio unas palmaditas a Rosa para calmarla.

—Antonio, gracias.

—Tonta, no me digas nunca gracias, no lo necesitamos entre nosotros.

—Vale.

Después de enviar a Antonio a su habitación, Rosa llamó a Jesús para que le sirviera a Antonio. Luego ella volvió a su habitación.

Después de lavarse, se tumbó en su cama, pensando en lo que había pasado hoy. Recordó que en su última vida no había experimentado esto, así que estaba claro que junto con su renacimiento, algunas cosas ya estaban cambiando.

Entonces, ¿quién era el que quería matarla? Las primeras personas de las que sospechó fueron Paloma y Remiro, por qué estas dos personas querían la riqueza de La familia Serrano.

«Paloma también es la nieta de mi abuelo, si muero, los más beneficiados serán ella y mi tercera tía, y en cuanto a Ramiro, con solo de controlar a Paloma, obtendrá beneficios.»

Pensó en esto, Rosa enganchó la comisura, parece que algunas personas han sido arrogantes durante demasiado tiempo, es hora de darse lecciones.

Al día siguiente, Rosa llamó a Pedro:

—Pedro, averigüe cuánto propiedades ha tenido Paloma a lo largo de estos años, después de averiguarlo, no escatimes esfuerzos para acabar con sus propiedades, quiero que se empobrezca en un mes.

Pedro se sorprendió, pero cuando pensó que Gloria había comprado a un asesino para matar a Antonio, entonces comprendió a Rosa. Rosa generalmente sostenía el principio de "si no me ofendes, yo no te ofenderé", ella quería dar lección a Paloma esta vez, debía ser porque Paloma había hecho algo imperdonable.

Entonces, asintió con la cabeza y respondió:

—Presidenta Serrano, voy a averiguar ahora mismo.

—Espera, hay una cosa más.

—Presidenta Serrano, por favor hable.

—Ramiro está actualmente en el hospital, no tiene otra energía para ocuparse por su empresa en este momento. Busca a alguien a placar con su vicepresidente, quiero que cuando Ramiro salga del hospital, no tenga nada.

—Sí. —Pedro respondió, pero él estaba sorprendido.

Nunca había visto este aspecto de Rosa. Era como una leoparda furiosa y no pararía hasta destrozar a sus enemigos.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: LO ÚLTIMO EN MIMOS