Antonio suspiró profundamente mientras veía partir el coche de Rosa. Jesús Fierro, que se encargaba de empujar su silla de ruedas, escuchó el suspiro y no pudo evitar preguntar:
—Señor, ¿por qué suspiras?
—Estaba a punto de suspirar que el hecho de que mi esposa sea demasiada buena, y eso es también una especie de pena.
Las comisuras de la boca se crisparon ligeramente.
—Señor, ¿qué tiene de pena? la señorita Rosa es excelente, ¿no es una cosa buena? Incluso hace dos días estabas presumiendo del dinero que te había dejado para salir a fiesta, delante de tus amigos.
—No es nada para estar triste, cierto, pero, no sé.
Antonio dudó un momento y luego miraba hacia Jesús.
—¿No sientes que ahora soy un poco como una ama de casa triste? Ya sabes, el tipo de mujer que ha sido abandonada por su marido y sólo puede suspirar en su habitación cada día.
las comisuras de la boca de Jesús volvieron a crisparse con fuerza, ¿cómo sabía responder a la pregunta? Lo que podía garantizar era, que si decía que tenía ese aspecto, el joven Antonio, el enviaría a ese lugar infernal la Ciudad Bella Real en un minuto. Así que, organizó sus palabras antes de decir con cuidado.
—Señor, estás pensando demasiado, es porque tienes las piernas así, y eso te ha limitado a moverte. Sin embargo, todo el mundo sabe muy bien que nunca has estado ocioso.
Estas palabras finalmente complacieron a Antonio. Entonces, levantó las cejas y dijo con una sonrisa:
—Bueno, tienes razón, por cierto, ¿cómo va la investigación del accidente de la última vez, que mi esposa casi fue atropellada por una moto?
—Todavía estamos con él, creo que tendremos una conclusión en los próximos días, danos unos días más por favor.
Antonio confiaba en ellos, además sabía muy bien que, si no fuera porque alguien había bien ocultado las cosa, no tardarían tanto tiempo para la investigación.
—Averígualo bien, cuanto antes.
—A su orden.
Jesús contestó respetuosamente, y luego sugirió:
—Señor, hace muy buen día, ¿o salimos a dar un paseo? Ahora que ya es otoño, el tiempo se volverá más fresco y es bastante adecuado para salir al aire libre.
—¿A dónde crees, que podemos ir?
—¿Qué tal si nos acercamos a la oficina de la señorita Rosa? Vamos a dar un paseo, y al mediodía, puedes almorzar con ella, he oído que tiene un restaurante por allí, que no está mal, aunque se dice que hay gente de la familia que la lleva el almuerzo a ella todos los días, pero si vas personalmente a hacerla compañía, Señor, ella estará más feliz.
Los ojos de Antonio se iluminaron de repente, y lanzó a Jesús una mirada de aprobación: —Bueno, la idea no está mal, vamos entonces.
—Vale, voy a buscar el coche. Jesús se fue alegremente al garaje.
Alrededor del Grupo Serrano había una calle comercial muy concurrida, y a menos de un kilómetro de la empresa, había un gran centro comercial. Era por la mañana, y no era fin de semana, así que el centro comercial parecía menos movimiento de lo habitual.
A Antonio no le importaba y dejó que Jesús le empujara mientras paseaba tranquilamente por el centro comercial. La planta baja del centro comercial estaba destinada a la joyería. Cuando la dependienta vio entrar a Antonio, le saludó con entusiasmo:
—Hola, caballero, ¿en qué puedo ayudarle?
Antonio al principio sólo quería pasear casualmente y esperar a su mujer en el restaurante, cuando llegó el momento, al escuchar las palabras de la chica, inclinó la cabeza y dijo:
—Bueno, parece que sí, me puedes ayudar.
La dependienta inmediatamente sonrió alegremente.
—Caballero, por favor sígame, aquí tenemos muchos modelos nuevos de la temporada, igual le interesa echar un vistazo.
Antonio hizo un gesto para que Jesús le empujara hacía allá. Su silla de ruedas se detuvo justo delante del mostrador y se quedó mirando las joyas que había dentro de la vitrina.
Felicia seguía con una sonrisa y una expresión de bondad en su cara. Cuando vio que a Antonio le interesaba de los diamantes rosas, preguntó con una sonrisa:
—Señor, ¿se lo va a regalar a su novia? Un color tan rosa, supongo que su novia aún es estudiante, ¿no?
Pensando en que, ella, desde que se hizo famosa, rara vez había tomado la iniciativa de hablar con un hombre, y de forma tan congraciada, pero al ver la cara de Antonio, no pudo controlarse, que era tan guapo.
Si se había acercado a Antonio, al principio había sido por Paloma, entonces en este momento, estaba realmente interesada en ese hombre. No sólo porque era demasiado guapo, sino también porque era de una familia poderosa, por lo que definitivamente no perdería nada, si le podía conquistar. Además, ¿cuál hombre era capaz de resistirla, ante su encanto. Los hombres enamoraban perdidamente de ella. Aunque este fuera un famoso mujeriego, Felicia se creía que iba a ser fácilmente conquistado por su belleza.
Sin embargo, Antonio actuó como si no hubiera escuchado nada, sacó el conjunto, lo desplegó cuidadosamente en el aire, luego en su mente, se imaginaba cómo se vería cuando Rosa lo llevara encima, de repente hubo expectación.
«Bueno, es tan guapa, cuando lo lleve, va a ser aún más hermosa.»
—Me llevo el juego, envuélvemelo por favor. —Agitó el brazo y se decidió de inmediato.
La dependiente, se alegró al instante.
—Sí caballero, espere un momento, se lo envuelvo enseguida.
—Jesús, empújame al siguiente mostrador y luego ya puedes irte a la caja.
Antonio no quería quedarse con la mujer esa que olía tanto a perfume.
—Sí, Señor.
Jesús empujó la silla de ruedas y luego se fue enseguida.
Felicia miró la espalda de Antonio, y directamente se congeló en el lugar, ¿qué pasaba con ese hombre? Él ni siquiera la echó una mirada, cuando una actriz famosa, apareció frente a él, ¿ni siquiera la miró? Felicia estaba aturdida, y en este momento, su corazón estaba aún más ansioso por conseguir el favor de Antonio. No podía creer que este hombre, ni siquiera la miraba.
«Después de conseguirle, le dejaré para ser como venganza por ignorarme así.»
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