Mi respiración se aceleró notablemente, frote mis ojos y volví a fijar mi vista en el árbol.
—no puede ser —susurre para mi misma.
Ya no había nada, podría jurar que había una persona ahí, entre las ramas, calmate Jane estas alterada eso es todo me digo a mi misma.
—el muy perezoso sigue durmiendo —Nicole entra enojada ala habitación y frunce el ceño al verme.
—¿todo bien? —me pregunta preocupada.
—si todo bien —digo sonriendo.
No tengo de que preocuparme Alex tiene guardias por todas partes, todo estará bien.
—¿quieres ir a ver una película abajo? —me pregunta Nicole sonriendo.
—si, claro —necesito distraerme y ya no pensar en Luke.
Pase la tarde con Nicole viendo películas románticas y de terror, fue divertido, Nicole me hablo de lo aburrido que era estar oculta todo el tiempo, ser un fantasma todo el tiempo no había sido fácil para Nicole, no quería imaginarme lo triste que era pasar siempre oculta, pero era necesario para que las demás personas no supieran que si existía la manada de la leyenda.
—pero que tenemos aquí —Jake entra con una sonrisa y me abraza al verme.
—me alegro que estés bien, todos estábamos muy preocupados.
—gracias por preocuparte pero ya estoy aquí y adivina que —le sonrió radiante y Jake frunce el ceño al verme así.
—entiendo —digo desanimada y vuelvo a mi habitación.
Todo está oscuro, enciendo la luz y voy al balcón, la luna brilla en el cielo iluminando el bosque, el viento acaricia mi cara y yo cierro los ojos y sonrió levemente, espero que Alex venga pronto, abro los ojos y observó el bosque, todo esta oscuro solo hay animales que pasan de un árbol a otro, voy al armario y me pongo mi pijama, me meto en la cama y trato de dormir pero extraño a Alex, me quedo despierta esperándolo pero los minutos pasan y no viene, los minutos se convierten en horas y Alex no aparece, suelto un suspiro, resignada cierro los ojos y me dispongo a dormir, cuando un leve dolor aparece en mi abdomen.
—auch —digo tocando mi estómago donde comienza a doler un poco más fuere, levantó mi blusa y aparece una mancha roja en mi estómago y abdomen, minutos después deja de doler y yo me tranquilizó.
Cierro los ojos y me dejo ir en la dulce inconsciencia.
—eso es tan sólo el comienzo, te haré experimentar cosas que no sabias que podías sentir —me sonríe de forma pícara y deja mostrar sus afilados colmillos, sus ojos rojos me miran con maldad.
—eres mía, solo mía —repite suavemente cada palabra de una forma escalofriante.
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