Sentí los rayos del sol colarse por la venta, abrí los ojos lentamente y me gire para ver a Alex, pero no estaba, frote mis ojos y en la almohada había una nota con una rosa color azul.
Te ves tan hermosa durmiendo, que no tengo valor de despertarte tengo unas cosas que hacer pero estaré siempre en el castillo.
Te ama, alex
Sonreí sin poder evitarlo, tome las rosas en mis manos y la puse en la mesita de noche, olía delicioso, entre al baño y me desvesti, entre a la ducha y me bañe rápidamente, quería encontrar alguna solución a todo esto, esto no podía seguir así.
Me vestí rápidamente, un vestido rosa con estampado de flores y sandalias del mismo color, salí de mi habitación buscando a Alex pero no lo encontraba por ningún lado así que decidí que mejor desayunaria y después seguiría buscándolo.
—buenos días mi luna ¿quiere desayunar?
—si por favor —digo dedicándole una sonrisa, la señora de quizás 50 años asiente y me prepara el desayuno rápidamente, devoro el desayuno en unos minutos pues estoy hambrienta, la comida esta exquisita.
—muchas gracias —digo apartando el plato, camino en dirección a mi habitación para ver si Alex se encuentra en ella, pero en el camino me encuentro a Christopher.
—¿has visto a Alex? —pregunto curiosa.
—si esta en su oficina, la habitación que está al final del pasillo.
—si lo matas, corres el riesgo de morir puedes sobrevivir o morir es una fina línea —mis manos se convierten en puños y cierro los ojos un instante tragandome el nudo que se instaló en mi garganta, haría lo que fuera necesario por mi bebe, nuestro bebé, esperaría a que nuestro bebé naciera y después lo mataría sin importar que yo muriera, si el seguía vivo atormetaria a nuestra familia y no permitiría que le hiciera daño a mi bebé o Alex.
—entiendo —digo en susurro.
—lo siento mucho —Sofía posa su mano en mi hombro y yo solo asiento lentamente.
—gracias Sofía,te veré después —dijo Alex y Sofía se fue y yo solté un sollozo y estalle en llanto.
—no llores Jane, por favor, haré lo que haga falta para tu y nuestro bebé estén bien —me dio un casto beso y abrazo, sentí mi corazón roto en mil pedazos, no había salida.
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