Más que un trato romance Capítulo 33

•Isabela•

Habían pasado unos días desde que encontré a mi tía tirada en el piso y fue ingresada al hospital porque la bella flama de su vida se extinguia estaba en sus últimos días, aunque no lo reme muy bien pero ya nada se podia hacer, mi familia vino desde México para estar con ella verla con vida despedirse, y tuve que irme a vivir a casa de William fue el pretexto perfecto para él, que llegará mi familia y tenerme bajo su techo, las horas que pasó en la oficina me despejan sólo un poco porque William se inventa pretextos para venir a verme o que yo valla a su oficina, sobre todo si no puede salir a comer nunca se le olvida una sola comida.

Hoy fue un día estresante ya que discuto con mi tía fuera del hospital al irme al departamento de William el pasaría por mi como un buen prometido pues está tarde se le ocurrió decirlo a mi tía Diana pero escucho mi tía Ester la chismosa y en minutos ya sabían todos y fue la gota que derramó el vaso, estaba hecha una furia ya que me dijo que: ni se me ocurriera casarme en estos momentos. Ella no tenía derecho de opinar y si a mi tía me lo pedía lo haría aunque la vez del compromiso me enoje mucho con ella pero ahora es diferente, así qué sólo le dije lo primero y en cuanto llegó William me subí enojada casi sello la puerta por el portazo.

- Alguien está de muy mal humor -dijo bromeando tratando de que se me bajará el mal humor, pero fue al contrario.

- Y todo gracias a ti -le grite y el arrancó para ir a su departamento- ¿En qué pensabas en decirle a mi tía que nos casariamos?- escupo echa una furia, si no pude sacar mi coraje con mi tía Ester lo haría con William.

- Porque es verdad, olvidas que así será -dijo de lo más tranquilo el muy cínico- ademas la hizo feliz.

Lo mire como si quisiera matarlo, sabe jugar bien y darme el la torre ya que sabe que por ver feliz a mi tía sus últimos días fingiria que lo amaba como una loca, pero ambos sabíamos que no era así ya que me gustaba su primo y él sólo estaba encaprichado conmigo, el trayecto fue corto ya que vivía cerca del hospital era lo único bueno de vivir en su departamento. Me bajé del auto en cuanto se estaciono, sabía que se pondría como loco como la última vez, pero me valía un cacahuate, camine lo más rápido o más bien casi corrí hasta el ascensor que estaba por abrir sus puertas al llegar bajo una pareja y me metí pinchando el botón del último piso y no alcanzó a llegar para cuando las puertas se cerraron.

Al entrar en el apartamento me fui directo a mi habitación y cerré con el pestillo, aunque sabía que no estaría encerrada pues tenía llave para abrir la puerta, me empecé a quitar la ropa apenas y me desnude cuando se escucho que quiso abrir la puerta y enseguida la golpeó.

- Afrodita, abre la puerta -dos golpes más- Afrodita sabes que la abriré, abreme.

- Largate, quiero estar sola -le grite enojada poniéndome la bata.

- Debes de cenar no te debes de dormir si hacerlo -grito por el otro lado pero no se escuchaba enojado.

- Cenaré cuando este mejor vete -apenas grite cuando la puerta se abrió y azotó la puerta al cerrarla.

- Todo lo que hago o digo te parece mal, no pones ni una pizca de tu parte Afrodita -dijo calmado juntando sus dedos indice y pulgar.

- ¿Para ser otra de tus conquistas y me votes en cuanto te canses de mi u obtengas lo que quieres?

- Ya te lo he repetido hasta el cansancio no lo are, porque nos casaremos y en el contrato estipula que sólo tu podrás pedir el divorcio después de dos años -dijo exasperado tratando de convencerme, pero yo no creía en él ni en sus palabras quien sabe las mañas que usaría para lograr que yo se lo pidiera si me llegaba a enamorar de él.

- Tú sólo tienes capricho por mi así que... -en un arrebato me quito la bata dejándola caer en el suelo, dejando ver la desnudez de mi cuerpo- puedes saciar tu ganas de tener mi cuerpo y ya veremos.

Se acercó a mi y mi corazón se aceleró de miedo y nervios, se inclinó tomando la bata entregandomela al incorporarse- no lo voy a hacer -me sorprendió que se negara.

- ¿Por qué? -rio un poco sin ganas por mi pregunta.

- Por el simple hecho que sólo me dejas besarte en eventos sociales y frente a tu familia, y sobretodo porque te prometí no tocarte.

Tome su mano libre y la lleve a mi seno, su mano lo abarcaba casi por completo podía sentir el calor que emanaba de ella- te doy permiso -y comenzó a acariciarlo un poco, era extraño por que se sentía bien su tacto, sus pupilas se dilataron haciendo sus ojos más oscuros de lo habitual, se inclinó un poco a mi rostro quedándome estática y el sonrió cambiando su dirección a mi oído.

- La próxima vez que te me ofrezcas intenta no quedarte como estatua cuando intente besarte -mis ojos se abrieron al escucharlo, soltó mi seno y dejó la bata en mi mano- en una hora cenamos, así que puedes ducharte con calma.

Salió de la habitación dejándome estática al no poder reaccionar a lo que pasó o más bien no paso, al parecer sólo estaba dando la invitación a que continuará y yo muy estúpida sólo me quedé inmóvil, con enojo me metí al baño y abrí la llave para que es para llenar la tina. William tenía razón ni siquiera para deshacerme de él cedi un poco, es frustrante que siempre pierda ante él.

•William•

No podía quitarme de la cabeza la imagen de su cuerpo desnudo frente a mi, a mi disposición, el calor de su seno en mi mano el latido de su corazón a pesar de ser el seno derecho, pero nada importaba puesto que ella parecía una muñeca que sólo espera por ser el juguete de su amo, aunque estoy loco por hacerla mía asi no me ame o sienta algo por mi, si se está ofreciendo por lo menos que finja que está dispuesta. Tuve que darme una ducha de agua fría pero al parecer esa imagen se quedará en mi cabeza aunque este trabajando, lo bueno es que no me distrae, la señora Ágata toca mi puerta para decirme que la cena está servida, bloqueo mi laptop y me pongo de pie y salgo del despacho hacia el comedor viendo que no estaba mi diosa miro mi reloj aún le quedaban 5 minutos, vi que estaba acomodado el lugar de Isa a mi lado.

pensé y moví su plato a la otra orilla de la mesa, y no es que no la quisiera cerca de mi pero ya estaba cansado de pelear con ella.

Pasan más de 6 minutos y no baja así que le marcó, 1, 2, 3 y contesta.

- ¿Qué quieres? -su humor está igual que siempre.

- No debes de malpasarte, baja a cenar o voy por ti y así como estés te traigo cargando -la escucho bufar con exasperación.

- Ya voy -dice sin ganas.

2 minutos después llega y su cara de sorpresa no se hace esperar ya que desde que se desmayó en el ascensor de la empresa por dejar pasar comidas siempre se tenía que sentar a mí lado.

- Te toca dar las gracias -le digo al verla sentarse.

- ok -ambos juntamos las manos para dar gracias- gracias señor por los alimentos que están en nuestra mesa, por nuestras familias y por favor no le des tanto dolor a mi tía al partir, amén

- Amén -nos persinamos y empezamos a comer en silencio, delicioso silencio que a la vez se sentía extraño, nada de quejas, extraño su voz aunque sólo salgan maldiciones hacia mi. Terminamos de cenar y como cada noche desde que la traje levanto sus trastes y los llevo a la cocina, al igual que yo pero esta vez empecé a buscar el jabón para lavarlos como cada que Ágata tiene su día libre y más ahora que ella se va a marchar con su familia, no había querido irse pero al final la convencieron.

- ¿Qué haces? -preguntó curiosa medio volteada.

- Busco el jabón, Ágata ya se fue a su casa por qué mañana es su día libre -encuentro el bendito jabón y pongo un poco en un recipiente con agua.

- Que envidia me da ella tiene día libre -dice acercándose, no digo nada ya que si lo hago estallara una bomba- te ayudo.

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