Más que un trato romance Capítulo 8

William

Si no fuera por la música que puso el chofer esto sería un silencio total, de reojo la miro y ella ve por la ventana resignada al estar atrapada en el auto, lleva una cola alta y el uniforme médico al parecer ella lo ajustó a su silueta no mucho porque aunque se ve cada curva deja un poco a la imaginación ¿cómo será su cuerpo?  ese ya lo vi con el vestido que trajo el martes era pegado a su cuerpo pero con un largo hasta apenas arriba de la rodilla, siendo sincero no es la super modelo porque todo en ella es natural y hoy más que otros días sus ojos resaltaban estaba cautivado con ellos y a la vez sentía que ya había visto un color de ojos así pero la verdad no recuerdo donde, se que el abuelo nos advirtió sobre el efecto que causaba en ella cuando se le quedaban mirando a los ojos pero me fue inevitable y la hice sonrojar se veía adorable, se que no debería de verla así pero con esta mujer es inevitable porque hasta mi hermana la ve adorable, al estarla mirando la veo apretar la mandíbula.

- Deberías de ver tus mensajes, así verás que no mentimos.

- No creo que use de excusa a su abuelo o ¿si?

Sonrió al escucharla, estaba realmente enojada pero conmigo- no lo aría -suena su cel y lo saca de la bolsa, al parecer es un mensaje y creo que vio el de su tía Diana, sólo una vez la he visto mi abuelo es quien más la frecuenta por petición de un familiar fallecido de ella, que fue amigo de mi padre o algo así no recuerdo bien, fue hace más de 10 años que nos dijeron y aunque muchos piensan que la ayuda por caridad la verdad es que: no es así, toda la familia adora sus galletas de echo todo lo que hace en esa panadería pero el único que sabe dónde es es el abuelo hasta ahora, porque llevaré a Isabela hasta allá.

- Mi tía le manda saludos.

- Gracias, dile que igual... -de nuevo silencio- y las que más a propósito o aún ¿se te queman las galletas? -le preguntó haciendo que volté a verme, siendo sincero pese a que estaban quemadas no tenían tan mal sabor.

- Son accidentes que aún me pasan -dice restandole importancia.

- Y ¿también enviarlas?

- Ya sabe que no, es un buen castigo por hacer enojar a su abuelo que al parecer no funcionó y terminó en un hospital.

- En el cual te hiciste mi novia- digo una sonrisa de lado.

- Ya quisiera que lo fuera -se queda un segundo en silencio- me gusta mi jefe es más lindo -se voltea de nuevo, la verdad no esperaba que dijera eso, aunque Jona tenía un carisma con las mujeres que yo sólo sacaba cuando quería acostarme con alguna mujer.

- No eres su tipo el me lo dijo -voltea de nuevo.

- Y que me importa, prefiero un amor platónico que un amargado a mi lado y no es de amigos decir las cosas que le confía su amigo.

- Es mi primo.

- Peor aún -dice frunciendo el ceño se veía como una niña berrinchuda, es extraño jamás me había fijado en cada rasgo de una chica desde la Universidad cuando todo cambio en mi. Volviendo a Isabela cuando se enoja a más no poder llegando a niveles de explosión sus orejas se ponen rojas ¿cómo lo sé? porqué la estoy viendo ponerse así, sólo porque me burló de lo que dijo, si supiera que él hace lo mismo.

- No te enojes o más bien calmate porqué estamos por llegar al restaurante.

- No estoy enojada -se cruza de brazos definitivamente es una niña berrincuda.

- Cómo digas niña berrinches, mira sí no quieres entrar toda roja y Jona piense mal de nosotros baja ese color rojo -se sonroja más al saber que estaba roja.

- Cuéntame un chiste -quien creía que era pero aunque quisiera complacerla.

- No me se ningún chiste -apenas dije e Isabela se echo a reír, ¿qué tenía de gracioso eso?

- No lo puedo creer, si eres un amargado -dice entre carcajadas la verdad se veía más adorable al reír.

- No soy un amargado.

- Claro que no -dice aún riendo y se notaba la ironía en sus palabras.

- Señor llegamos -dice John sin dejar su lugar y mirando por el retrovisor, la risa de Isabela se había ido y su mano iba a la manija.

- No lo hagas -le digo serio y ella voltea.

- ¿Qué cosa exactamente? -pregunta confundida y a la vez a la defensiva, con ella todo era así.

- Abrir la puerta lógicamente -le digo diciendo lo obvio.

- Puedo abrir yo sola.

- Nadie dijo lo contrario, pero me arias ver mal, así que deja esa puerta cómo está -alzó la ceja al ver: que como un gato cuando le dices no, está por hacerlo, así que rápido me estiró poniendo mi mano sobre la de ella- John cierra con seguro está puerta y no abras hasta que esté del otro lado -se escucha el click y suelto la mano de Isabela pero al estar serca de ella todo mi sentido del olfato se llena a un olor a rosas y otro que no logró descifrar, me separo y abro mi puerta- tambien esta puerta John -sabiendo que quizá me lleve la contraria y la oigo resoplar, bajo y se escucha el click, me dirijo a la puerta suelta el seguro John y al abrir la puerta y darle la mano ella la ignora- no seas mal educada.

- No lo soy.

Pongo los ojos en blanco- John puedes retirarte a comer, te hablo cuando nos retiremos -digo cerrando la puerta, casi siempre conducía yo mismo pero hoy era una de esas excepciones, Isabela esperaba por mi, le digo al de recepción que teníamos una reservación nos guía a nuestra mesa y Jona aún no llega.

- Y dime ¿qué edad tienes? -ya sabía pero quería dejar de lado el silencio que siempre tenía conmigo y sólo conmigo porque una vez la escuche sin querer hablar con Susan y hasta reian.

- 27 años y usted ¿30?

- Sólo hasta en unos días, aunque contigo tratándome de usted me siento viejo.

- Es nieto del dueño y el jefe de mi jefe -sube y baja los hombros.

- Te ordenó que no lo hagas por hoy -digo al ver al señor Smith en una de las mesas detrás de Isabela.

- Ya no estamos en el trabajo para queme ordene algo -dice disgustada.

- Y tu me sigues tratando de usted por la excusa del trabajo así que si puedo hacerlo -digo con toda seguridad subiendo mis cejas y ella muerde sus labios terminado mordiendo sólo uno.

《¿Como sabrán sus labios?....》 no no no, no debería de pensar en eso, por más apetecibles se vieran, aunque eran de un rosa pálido cuando no traía labial sólo alguna clase de brillo.

- Sí, a diferencia tuya cariño, no necesito contar calorías para mantener la figura: porque no tengo que buscar un novio, y bueno tengo una digestión única que no me deja subir de peso y a diferencia de ti no necesito hacer ejercicio al comer un helado o el delicioso postre que me traerán -Sarah frunce el ceño pero Isabela sólo le sonríe- admitelo cariño, la envidia te corroe por ambas cosas -le guiña el ojo y continúa comiendo, hablamos sobre la campaña de la nueva colección de mi hermana y tía, son buenas en lo que hacen no porque sean mis familiares realmente lo son, la única con postre fue Isabela y casi no tocó el vino.

- Hola William, Jonathan y bellas damas -saludamos los tres al señor Smith por el apellido a excepción de Isabela que no lo conocía- señorita Arismendy ¿supongo?

- Si señor mucho gusto -le extiendo la mano y la toma.

- El gusto es mío, soy Guillermo Smith amigo de la familia Strelnikov y socio en varios negocios.

- No olvidaré quien es señor Smith.

- Eso espero nos vemos la próxima semana y Jonathan sin compañía como acordamos -dice viendo a Sarah quien se incómoda, el señor Smith se marcha y nosotros, después de que Isabela termina su postre, Isabela le da la dirección a John y él conduce.

- ¿Irá de visita a la empresa? -pregunta Isabela con curiosidad, tenía que decirle lo de la cena la comida era la oportunidad perfecta ya que estaba con nosotros Jona y quizá con su ayuda aceptaría pero ¡tenía que ir acompañado! y ahora se lo tenía que decir a solas.

- No, bueno si irá a ver lo de una campaña publicitaria -se queda mirándome con perspicacia no me creía- Y también nos invitó a una cena benéfica el próximo viernes.

- Eso de nos invitó te refieres a tu familia, que bien es bueno saber que tienes corazón para la beneficencia.

- Cuándo digo nos es a nosotros -nos señaló a ambos y ella ríe nerviosa.

- ¿Estás bromeando verdad?

- No, ya que todos creen que eres mi novia y son algo especiales con eso del compromiso en las relaciones de pareja.

- Irás sólo yo no voy -dice firme.

- Tienes una semana para pensarlo.

- La respuesta es no, ya te dije.

- Bueno ya veré como llevarte, es indispensable para el negocio que tenemos con el señor Smith -ella se queda callada al parecer la deje pensando, pero si no acepta por las buenas tendré que ingeniarmelas para que acepte.

- Aquí vivo, gracias por la comida y nos vemos el lunes -abre la sin darme oportunidad de volver la a encerrar para abrirle la puerta, bajo tras ella hasta tomarla por el brazo.

- El lunes quiero una respuesta Isabela.

Sólo asintió con la cabeza y deje libre su brazo, aunque quería que me hablará un poco más como a Jona, le era difícil después de todo el primer encuentro no fue el mejor, entre otras cosas quería preguntarle ¿porqué hoy fue vestida así al trabajo? estaba actuando ridículo como adolescente ya que sin siquiera hablar con ella, pasar tiempo serca, me empezaba a gustar y lo que más me asustaba era que no era un gusto por tenerla en mi cama era algo más pero no sabría hasta que la tuviera en mi cama y despejar las dudas qué por ahora me tenía que tragar.

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