Matrimonio arreglado romance Capítulo 17

Los labios de Catalina se separaron para mostrar su desacuerdo, pero Adrián le metió rápido una cucharada de arroz en la boca, impidiéndole hablar. En ese momento, no tuvo más remedio que masticar y tragar. Intentó volver a razonar con ellos, pero fue de inmediato silenciada por otra cucharada de verduras. Con la ayuda de Adrián, aceptó rápido su destino y terminó su comida a pesar de su rechazo inicial. No tenía elección: estaba herida y el autor era Adrián. Mientras comía, levantó la vista para observar al hombre que tenía delante. Podía ser frío y distante, pero era gentil mientras la alimentaba despacio. La luz lo cubría con un tenue resplandor, acentuando sus apuestos rasgos. Esto también hizo que su corazón se agitara. Se trataba de Adrián Bonilla, su marido. Catalina se quedó mirando tanto tiempo y con tanta fuerza que se olvidó de abrir la boca para permitir que él la alimentara.

-¿Por qué miras de forma fija a papá, mamá? -La risita de Alberto irrumpió en la ensoñación de Catalina, haciéndola caer en la cuenta de que Adrián estaba esperando a que abriera la boca con un brillo en los ojos.

Sabía que se perdía mirándolo y la idea de que se riera de ella la hacía sonrojarse.

—¡He terminado! —Consiguió tartamudear.

-De acuerdo.

Sin detenerse, Adrián se comió el arroz sobrante en el plato de Catalina y continuó con su cena utilizando los utensilios de ella. Los ojos de Catalina se abrieron de golpe. Si Adrián usó su cuchara, ¿no significaría que se dieron un beso indirecto?

-¿Te encuentras mal? ¿Por qué estás tan sonrojada? -Las comisuras de los labios de Ariel, de costumbre abatidos, se crisparon de placer al observar a Catalina.

Ella se tocó la cara con cautela y se retiró alarmada cuando se dio cuenta de lo caliente que estaba.

—¡Subo a descansar! —tartamudeó mientras subía corriendo las escaleras.

Sin embargo, sus nervios la distrajeron de subir las escaleras con cuidado, lo que la hizo golpear por accidente la barandilla con su muñeca vendada.

-¡Ay!

Tuvo que reprimir un grito de dolor mientras las lágrimas empezaban a acumularse en la comisura de sus ojos.

Ariel y Alberto dejaron caer sus utensilios mientras corrían hacia ella.

—¡Mamá!

Catalina se agarró la muñeca dolorida cuando se volvió para consolarlos.

—Estoy bien. Tendré más cuidado la próxima vez. No soy una niña...

Antes de que pudiera terminar su frase, se tropezó y comenzó a caer. Sabiendo que iba a caer por las escaleras, cerró los ojos y se preparó para el inevitable dolor.

«¡Qué momento más embarazoso!».

En lugar de las afiladas esquinas de la escalera, sintió que una mano la agarraba por la cintura y la arrastraba a un cálido abrazo. El dulce aroma de Adrián llenó su mente. Cuando Catalina abrió los ojos, vio su afilada mandíbula y su musculoso cuello.

-¡Qué bueno estuvo eso!

Volviendo a sentarse de un salto, Alberto dio un sorbo a su jugo de frutas y le dio a su padre un pulgar hacia arriba, mostrando su aprobación.

-¡Qué varonil! ¿Estás de acuerdo, Ariel?

Ariel asintió y volvió a comer antes de murmurar:

-Sería más hombre si pudiera llevar a mamá a su habitación.

Catalina se quedó mirando al chico y se preguntó si estaban instigando a Adrián para que la llevara arriba.

-Estos niños... Pueden ser jóvenes, pero no son ¡nocentes.

Adrián gruñó mientras levantaba a Catalina y la llevaba arriba. El corazón de Catalina se estremeció y luego comenzó a palpitar cuando el aroma y el calor de Adrián llenaron sus sentidos. Era la primera vez que un hombre la abrazaba tan de cerca desde el incidente de hace cinco años, que fue cuando empezó a rechazar cualquier contacto con los hombres. Javier fingía respetarla, pero la razón por la que no la tocaba era que se había enamorado de otra persona.

Capítulo 17 1

Capítulo 17 2

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