Matrimonio de primera romance Capítulo 1140

preguntó Fidelio con cuidado. Yadira podía sentir que realmente sólo quería verla.

A pesar de que Fidelio la había entregado a Franco, ella no estaba enfadada con él, y mucho menos le culpaba.

Había convivido con Fidelio durante mucho tiempo, viéndole pasar de niño a joven. Conocía su carácter y sabía que no era una mala persona.

Ella sólo sentía que Fidelio no debía traicionar a Delfino.

Para Delfino, Fidelio era diferente a los demás miembros de la familia Domínguez.

Yadira se lo pensó mucho durante un momento, pero al final, respondió lentamente:

—Muy bien.

Casualmente, Delfino no estaba aquí en ese momento. También quería saber cómo estaba Fidelio ahora. En su corazón, Fidelio era sólo un niño.

Fidelio respondió con fuerza:

—Sí.

No hubo palabras adicionales, pero ella pudo escuchar su desbordante alegría.

—Esperaré a que vengas —Cuando Yadira terminó de hablar, colgó el teléfono.

Cuando estaba respondiendo al teléfono hace un momento, Noela la miraba en silencio. Noela estaba tan familiarizada con ella que podía escuchar fácilmente el extraño tono de Yadira.

Así, se inclinó y preguntó a Yadira:

—¿Quién es?

Yadira no tenía ninguna intención de ocultar nada, y dijo directamente:

—Fidelio.

Noela se quedó atónita por un momento y preguntó:

—¿Qué quería?

Al otro lado, Apolo también miraba de vez en cuando, pero no lo escuchaba con claridad y preguntaba:

—¿Quién es?

Yadira le dijo a Apolo que era Fidelio, y luego se dirigió a Noela, diciendo:

—Quiere verme.

—¿Ese mocoso? —Apolo resopló fríamente.

Al ver la reacción de Apolo, Yadira tuvo la impresión de que éste entendía algo de lo que Fidelio había hecho antes. De lo contrario, no reaccionaría así.

Después, Apolo dijo con una cara llena de resentimiento:

—No, no puedes verlo.

Tras la mirada de Noela, sólo pudo darse la vuelta en silencio y fingir que no había dicho nada.

Yadira se levantó y dijo:

—Le diré a la recepcionista que tengo un invitado.

El sistema de seguridad de este hotel era muy estricto, y había que controlar cuidadosamente a los forasteros.

Yadira terminó de llamar a la recepcionista. Miró la hora y vio que eran casi las cuatro.

—¿Qué hace exactamente Delfino? —

Se hacía tarde. Delfino no sólo no volvió en ese momento, sino que ni siquiera la llamó. Era un poco extraño.

En ese momento, Apolo recibió un mensaje de texto de Delfino. Justo cuando estaba a punto de hablar, oyó sonar el teléfono de Yadira.

Yadira vio el número y se dio cuenta de que era Delfino. Cogió el teléfono y salió a preguntarle:

—¿Cuándo vas a volver?

—Todavía no hemos terminado de tratar los asuntos aquí. Deja que Apolo y Noela se queden contigo un rato. Haré lo posible por volver antes de la cena —El lado de Delfino estaba muy tranquilo. Su voz no era ni silenciosa ni fuerte, y hablaba con un rastro de eco.

Debería estar en una habitación muy espaciosa.

Yadira no se lo pensó demasiado. —Bueno, entonces deberías volver antes.

Ella dudó un momento, pero no le dijo que estaba a punto de ver a Fidelio. Por su instinto, pensó que Delfino no querría que viera a Fidelio.

Apolo la vio colgar el teléfono y le preguntó:

—¿Es Delfino?

Yadira sonrió. —Sí.

Apolo soltó un suspiro de alivio cuando recibió la respuesta afirmativa de Yadira. Yadira le dijo:

—No le digas que voy a ver a Fidelio. Se lo diré yo mismo más tarde.

Apolo acababa de sacar su teléfono y estaba a punto de enviar un mensaje de texto a Delfino sobre el incidente. Se quedó sin palabras después de escuchar lo que dijo Yadira.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Matrimonio de primera