Matrimonio de primera romance Capítulo 1148

La gente siempre tenía una corazonada sobre la consecuencia de un asunto. Yadira se sentó frente a la ventana, un poco distraída.

Alguien abrió la puerta y entró. Se dio la vuelta y vio a Xulio.

—Señor Domínguez —Xulio caminó hacia Delfino.

Xulio parecía solemne. Yadira pudo adivinar lo que iba a decir.

Ella volvió primero con Delfino. Xulio se quedó con los guardaespaldas para seguir buscando y traer de vuelta a Sonia.

Xulio hizo una pausa antes de continuar:

—No puedo encontrarlo.

Delfino parecía haber adivinado el resultado, y permaneció en silencio con una mirada hosca.

—Hazla pasar —Delfino se volvió hacia Xulio y le dijo:

—Sigue buscándolo.

—Entendido —respondió Xulio.

Pronto llegó Sonia.

Se encogió y se sintió incómoda, mirando tanto a Delfino como a Yadira de forma vigilante.

—¿Dónde está Fidelio? —Sonia miró a su alrededor con pánico y de repente se agarró a Xulio con fuerza:

—¿No dijiste que me llevarías a ver a Fidelio?

Xulio frunció el ceño y ni siquiera miró a Sonia. Se limitó a explicar a Delfino:

—Se había negado a venir con nosotros.

A Sonia le faltaba un tornillo, pero seguía acordándose de su hijo, así que Xulio sólo podía utilizar a Fidelio como excusa.

Yadira sabía que Delfino había enviado a Sonia a un hospital psiquiátrico, pero nunca había visto a Sonia volverse loca.

Mirando a Sonia así, tenía sentimientos encontrados.

Tras un momento de silencio, Yadira se dirigió hacia Sonia.

Caminó lentamente, y cuando estuvo frente a Sonia, le preguntó:

—No tiene derecho a negociar conmigo —Delfino esbozó una leve sonrisa mientras se levantaba.

Se acercó a Yadira y le cogió la mano, dejando que se apoyara en él. Así le sería más fácil ponerse de pie.

Luego, miró a Sonia:

—¿Has visto a Horacio?

Sonia seguía con la mirada perdida, pero Delfino detectó el pánico en sus ojos.

Apretó los puños inconscientemente:

—Lo sé.

Cuando Yadira le oyó preguntar por Horacio, comprendió algo inmediatamente.

Miró a Delfino y dijo:

—Quieres decir...

—Sí, es él —La expresión de Delfino se volvió sombría.

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