El significado de Tomás era obvio. Todos estarían allí, así que Noela tenía que ir.
Al fin y al cabo, tenían que trabajar juntos durante varios meses. Por supuesto, tenían que conocerse para poder llevarse bien.
Noela no tenía motivos para negarse.
—Muy bien.
—Entonces la Sra. Dominguez... —Tomás se volvió hacia Yadira.
Yadira asintió:
—Sí, yo también iré —A Yadira le gustaría ir con Noela.
Noela y Yadira caminaron detrás de la multitud.
Cuando salieron, Delfino estaba de pie delante del coche, hablando con Apolo.
En cuanto Yadira vio a Delfino, corrió hacia él.
Delfino la vio y su expresión se suavizó. Su mirada se posó en ella mientras la veía caminar hacia él.
Noela redujo la velocidad y no la siguió. Vio a Kadarina, que no estaba lejos, mirando a Delfino.
Tras confirmar que estaba mirando a Delfino, Noela se dirigió lentamente hacia ella. Sin embargo, Kadarina estaba tan concentrada que no se dio cuenta de que Noela había llegado.
—¿A quién estás mirando? —Noela caminó detrás de ella y preguntó en voz baja.
—Delfino. Es tan guapo —Kadarina estaba tan emocionada que se sonrojó:
—¡Es tan guapo!
Noela se detuvo un momento y dijo con seriedad:
Noela hizo una pausa. Cuando se volvió para mirarlo, él seguía hablando con el director.
Parecía que el hecho de apartar una silla para ella era una acción involuntaria. Noela bajó la mirada y se sentó sin decir nada.
En ese momento, Apolo se volvió por fin a mirarla y le acercó un vaso de agua caliente.
Noela estaba a punto de decir algo, pero él se volvió para hablar con el director de nuevo. Si no le hubiera acercado un vaso de agua hace un momento, habría sospechado que Apolo no la había visto en absoluto.
Noela cogió su taza y tomó un sorbo, y miró a Kadarina.
Kadarina bajó la vista y se encogió de hombros con culpabilidad, tratando de evitar la mirada de Noela. No pudo hacer nada, ya que Tomás tiró de Kadarina para que se sentara, e insistió en que tenía algo que pedirle como consejo.
Delante de tanta gente, era imposible que Kadarina lo rechazara. Sólo podía sentarse.
Al final, el único asiento que quedaba era el de Apolo, y Kadarina no podía hacer nada al respecto.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Matrimonio de primera
Quiero seguir leyendo...