Matrimonio de primera romance Capítulo 141

Yadira bajó las escaleras. Cuando pasó por el comedor, vio a Fidelio sentado ansiosamente en la mesa sin intención de comer.

Al ver a Yadira venir, le preguntó, -¿Cómo está Delfino?-

-Está bien, le llevaré comida, tú come primero.- Yadira terminó de hablar y se fue directo a la cocina.

Yadira preparó la comida, y en cuanto salió de la cocina con la bandeja, vio a Delfino sentado en la mesa.

Al escuchar su movimiento, levantó la cabeza y miró a Yadira.

Yadira miró la bandeja que tenía en la mano y dijo en voz alta, -Estás aquí.-

-Sí.- respondió débilmente Delfino, luego bajó la cabeza y comenzó a comer.

Yadira volvió a poner en su sitio la bandeja que tenía en su mano y se sentó junto a Delfino.

Miró a Delfino en secreto y descubrió que su rostro estaba como de costumbre, no podía ver nada extraño. Se podía decir que estaba inusualmente tranquilo.

...

Durante la comida, Delfino no dijo nada.

Después de comer, subió las escaleras y regresó al estudio.

Yadira no lo molestó, sino que volvió directamente al dormitorio.

Pero Delfino no regresó.

Yadira se quedó dormida aturdida y de repente se despertó en medio de la noche por susto.

Subconscientemente estiró la mano hacia un lado para chequear con sus manos, pero descubrió que su costado estaba vacío.

¿Delfino todavía estaba en el estudio?

Se sentó para coger el teléfono y mirar la hora, entonces descubrió que ya era la una de la madrugada.

Yadira se puso una chaqueta cualquiera, se levantó y se fue al estudio de Delfino.

La puerta del estudio no estaba cerrada, así que empujó la puerta y olió un fuerte olor a tabaco. La luz no estaba encendida en el estudio, pero en el cuarto oscuro vio una chispa de fuego.

Delfino estaba fumando.

Yadira no encendió la luz, se limitó a buscar a tientas en la oscuridad. Se acercó con pasos ligeros.

Ninguno de los dos podía ver el rostro del otro en la oscuridad, pero podían sentir el aliento del otro.

Yadira se sentó a su lado, el olor a humo la hizo toser un poco.

La chispa brilló instantáneamente y luego se apagó.

En la oscuridad, la voz de Delfino era apagada y baja, -¿Qué estás haciendo aquí?-

-Vine a verte.- La voz de Yadira era suave, y buscó a tientas su mano para tomarlo.

Sus palmas que siempre habían sido cálidas estaban terriblemente frías en ese momento.

Yadira tomó su mano para pasarle la temperatura de su palma poco a poco.

Pero pronto, Delfino sacó la mano.

Después de un rato, su voz volvió a sonar.

-Fue en esa vieja fábrica abandonada donde la amenazaron conmigo.-

Yadira sabía que “la” se refería a la madre biológica de Delfino.

Esas simples palabras lo dijeron todo.

Aunque la reacción de Delfino anteriormente había demostrado que ese asunto podría ser verdad, Yadira aún se sorprendió mucho cuando escuchó la confirmación de Delfino.

-Estaba justo frente a mis ojos.- continuó Delfino, -Me ataron, la rodearon...-

Hacía quince años, Delfino solo tenía once años.

Un niño de once años vio a su madre siendo violado por un grupo de hombres ante sus ojos.

Yadira se asustó con solo pensándolo y extendió la mano para abrazar a Delfino.

-Delfino, no sigas contándolo.-

Delfino era una persona que llamaba mucha la atención con su presencia.

Mientras se lavaba los dientes en el baño, Yadira notó que sus labios estaban un poco hinchados y en su cuello había muchos chupetones.

Esos eran las marcas que ella y Delfino... dejaron anoche.

Yadira encontró un jersey de cuello alto y se lo puso debajo del abrigo, luego se soltó el cabello para tapar todas las partes donde se podían ver marcas en su cuerpo.

Si no hubiera sido porque Delfino anoche se veía tan desesperado, no tomaría la iniciativa de entregarle a ella misma.

No podía complacer a Delfino de esa manera en el futuro.

En el salón.

Cuando Fidelio vio bajar a Yadira, se levantó de un salto del sofá, -Yadira, por fin te has despertado.-

-¿Qué pasa?- Ella sabía claro que Fidelio de ninguna manera sabría lo que ella y Delfino hicieron anoche, pero las palabras de Fidelio aún la hacían sentir insegura.

-Cuando Delfino se fue, me dijo que te esperase en casa para salir juntos. Ya estaba por subir a despertarte.- Fidelio se acercó a ella con su mochila, -Te preparé el desayuno, comételo en el auto, de lo contrario voy a llegar tarde.-

Cuando Yadira escuchó que mencionó a Delfino, sus orejas comenzaron a sonrojarse involuntariamente, y dijo con compostura, -Tal vez esté un poco resfriada y por eso me levanté un poco tarde.-

-Ah, entonces no es de extrañar que Delfino no me deje que vaya a despertarte.- Fidelio asintió muy convencido.

En el auto, Yadira le preguntó, -¿Seguro que puedes ir solo a la escuela hoy?-

-¿Cuál es el problema? Sergio seguro que tomará un tiempo libre porque está lesionado. Incluso si va a la escuela, no le tendré miedo. De todos modos, no puede vencerme...-

Fidelio notó que el rostro de Yadira no era amistoso, y rápidamente cambió sus palabras, -Si quiere pelear conmigo, iré a buscar al profesor.-

Si no era un estudiante de primaria, ¿qué era eso de buscar al profesor por cualquier cosa?

Yadira contuvo una risa y gritó, -¡Mocoso!-

Fidelio frunció los labios y resopló insatisfecho, -¡Tú eres vieja, eres una señora mayor!-

-Prueba a decirlo otra vez.-

-No me atrevo.-

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