Delfino levantó inadvertidamente la cabeza y vio a Yadira sentada con una expresión pensativa, como si estuviera pensando en algo.
—¿Un centavo por tu pensamiento? —Preguntó.
Yadira se levantó y se dirigió hacia Delfino.
Cuando se acercó a Delfino, éste le tendió la mano y la abrazó. Tenía a Yadira en una mano y el libro en la otra. Sus ojos parecían estar fijos en las páginas que estaba leyendo.
¡Lo decía en serio!
Yadira inclinó deliberadamente la cabeza, bloqueando su vista, impidiéndole leer.
Delfino cambió el libro de lado para poder seguir con su lectura.
Y esta vez Yadira inclinó su cuerpo para bloquearlo.
Delfino no se ofendió en absoluto. Se rió y dejó el libro sobre el escritorio. Preguntó a Yadira:
—¿Qué es?
—Nada en absoluto. Sólo intentaba molestarte para que no pudieras leer —Yadira levantó la cabeza y le miró significativamente.
Estos días había descubierto que Delfino ya no parecía enfadarse. Ella había intentado provocarlo a propósito muchas veces, pero él nunca se ofendía realmente.
Delfino le pinchó en la cara.
—¿Qué? —Yadira se tocó la cara—. ¿Algo en mi cara?
El dedo de Delfino golpeó ligeramente su mejilla.
—Está todo ahí. Dice: «Tengo algo en mente».
—No —Yadira intentó levantarse y dijo:
—No tengo nada en mente.
No estaba mintiendo. No tenía preocupaciones. Es sólo que algo no tenía sentido para ella.
Justo cuando estaba a punto de levantarse, Delfino tiró de ella hacia atrás.
—¿Qué? ¡Ya lo he dicho! No tengo nada en mente...
—Entonces quédate conmigo para leer un poco.
—Hace demasiado calor.
Fue un verano muy caluroso. Por supuesto, hacía calor.
Delfino argumentó:
—Las grandes mentes piensan igual.
Yadira resopló y luego lo ignoró.
Delfino se inclinó para besarla de nuevo, le acarició el vientre y le susurró al oído:
—Mamá acaba de volverse loca, así que el bebé va a ayudar a papá con eso.
Delfino siempre era muy serio, así que cuando dijo esto, Yadira no pudo evitar soltar una carcajada:
—Chiste malo.
Yadira aprovechó la oportunidad para decir:
—Si dos amigos íntimos permanecen juntos el tiempo suficiente, ¿crecerán gustos similares para la mayoría de las cosas?
Delfino no entendió su punto.
Yadira dijo:
—Al igual que cuando se busca un asistente, parece que te interesa el mismo tipo. Creo que Tomás y Xulio son del mismo tipo. Ambos son de confianza.
—¿Tomás? —Delfino estaba obviamente sorprendido. Nunca vio venir que Yadira mencionara a Tomás.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Matrimonio de primera
Quiero seguir leyendo...