Al día siguiente, a las seis, Yadira se fue de casa al Club Dorado.
Como Delfino dijo que la cena sería a las seis en el Club Dorado, y de todos modos ella no tenía nada de hacer en casa, por lo tanto, era mejor irse antes.
Cuando llegó al Club Dorado, eran las seis y cuarenta.
Justo después de llegar, llegó Jaime.
Jaime entró en la sala y descubrió que Delfino no estaba allí, por lo que le preguntó, -¿Delfino todavía no ha venido?-
Yadira echó un vistazo a la hora y notó que eran casi las siete, suspiró y dijo, -Desde que regresó con Grupo Jimenez, ha estado tan ocupado que no se puede ver en todo el día-.
Yadira no pudo ocultar su decepción.
Jaime cambió el tema con calma, -Fidelio quería venir conmigo hoy, pero luego un compañero de clase le pidió que jugara a la pelota, así que se escapó con él-.
Yadira no había visto a Fidelio por un tiempo, le echó de menos un poco, así que empezó a charlar con Jaime.
Los dos estaban hablando mientras esperaban a Delfino.
Pero Delfino no apareció por mucho tiempo.
Pasaban ya las siete.
Delfino siempre era un hombre de palabra, y una persona puntual. Todavía no había llegado, ¿le había pasado algo…?
Yadira llamó a Delfino, pero le colgó.
Ella frunció el ceño y miró el teléfono, su cara mostraba un poco fea.
Al ver esto, Jaime le preguntó, -¿Qué pasa?-
-Nada...- Yadira frunció los labios, sonriendo de mala gana, -Delfino aún no ha venido, me temo que sea porque el negocio de la compañía se retrasó, quizá pedimos comida primero.-
Al igual que ella, Jaime vino aquí sin cenar. En caso de que Delfino fuera atrapado por algo, tardaría mucho en llegar. ¿Jaime debería aguantarlo con ella?
A Jaime no le importó y dijo, -No pasa nada, esperamos un poco más.-
Hasta las ocho, Yadira decidió no esperar más, y hizo que Jaime ordenara la comida.
Al final, una cena de tres personas se convirtió a una de dos, Jaime y Yadira.
Después de que los dos hubieron comido y empezado con un té, llegó Delfino.
Cuando Yadira vio la entrada de Delfino, bajó su cabeza y miró la taza de té.
Se enfadó al ver a Delfino.
¿Por qué nos dijiste de cenar hoy si no podías venir? ¿No podías hacer una llamada si estabas ocupado?
Jaime le dio una taza de té a Delfino, y preguntó suavemente, -¿Muy ocupado?-
Delfino se sentó junto a Yadira, poniendo naturalmente una mano en el respaldo de la silla detrás de Yadira – un gesto de posesividad sin duda.
Jaime se fijaba en el brazo de Delfino durante unos segundos, luego se alejó, muy rápido.
-Más o menos.- Delfino tomó la taza de té y la vació. Miró a Yadira y preguntó, -¿Habéis comido?-
Jaime dijo, -Bueno, no has venido, pues pedimos y comimos.-
Delfino no habló, pero se giró la cabeza para mirar a Yadira.
Yadira fingió no haber sentido que estaba mirando Delfino y solo se concentró en beber el té.
¿Enfadada?
-Bueno, podría haber venido antes, pero me encontré con un pequeño accidente en la carretera y mi móvil se rompió.- Delfino miró a Jaime y dijo.
Aunque Yadira fingió haberlo ignorado, escuchó claramente cuando hablaba Delfino.
Al terminar de hablar, Yadira giró la cabeza rápidamente y preguntó, -¿Estás bien?-
-Estoy bien.- dijo Delfino con una sonrisa mientras la miraba, -Era porque tuvieron un accidente y causó un atasco, así que se me hizo demasiado tarde.-
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