Yadira miró hacia la puerta, viendo a las dos chicas que originalmente estaban guapas, se maldijeron entre sí con las caras llenas de cardenales en la cama del hospital.
No esperó que las dos pudieron pelearse tan violento.
Pensó que los dos se tirarían del pelo como máximo y solo se agarrarían sus caras. Al final, se apretaron los puños y se golpeó uno a otro. Finalmente llamó a los guardias para que les detuvieran.
Yadira no quiso escuchó a ellas maldecirse, se volvió al guardia y dijo, -Vigílalas.-
Y luego caminó hacia la silla en el pasillo y se sentó, esperando a que Delfino viniera.
Pronto se le acercó una enfermera y le preguntó respetuosamente, -Señora Yadira, tenemos un salón especial, ¿quiere ir a descansar?-
-No necesito, gracias.- Yadira agitó su mano.
… Cuando Delfino llegó, Fatima y Emilia ya casi terminó la curación severa.
Aunque las dos golpearon violentamente, como los demás vigilaron y las mujeres no tuvieron fuerza, finalmente solo tenían trauma de la piel.
Pero, estaban muy feas con la cara llena de cardenales.
Tan pronto como Delfino vio a Yadira, caminó rápidamente frente a ella, y le miró de un lado a otro antes de sentirse aliviado.
Y le preguntó, -¿Cómo están ellas?-
Fatima y Emilia acababan de salir de la habitación, Yadira movió su boca para señalarle la dirección en la que estaban, -Mira tú mismo.-
-Hermano, mírame siendo golpeada así por ella...-
Delfino volvió la cabeza, lo que apareció frente a él fue el rostro lleno de cardenales de Emilia.
A pesar de que Delfino fue tranquilo, no pudo dejar de fruncir el entrecejo, y preguntó con un tono dudable, -¿Emilia?-
-Sí, hermano, soy Emilia.- Emilia se puso emocionada cuando Delfino llamó su nombre.
Delfino dio un paso atrás con calma y miró a Fatima detrás de Emilia.
La situación de Fatima no fue mejor que la de Emilia, pero cuando Delfino la miró, se cubrió la cara con las manos, como si estuviera un poco avergonzada, y giró la cabeza hacia un lado.
Yadira notó el movimiento de Fatima, y cubrió los labios con manos, reprimiendo su risa.
Delfino fue un hombre inteligente, y adivinó lo que estaba pasando de inmediato.
Los conflictos entre las mujeres fueron lo mismo. Si Yadira no quisiera que los dos pelearan, los dos definitivamente no podrían pelear.
El hecho de que Fatima y Emilia se golpearon así debería ser impulsado por Yadira.
Esa mujer como Yadira pareció ser sensata y tranquila, pero en realidad fue una tronera, en su naturaleza con un poco de puerilidad.
Delfino dijo tranquilamente, -Ya que no pasa nada, regresad.-
Emilia no esperó que la primera frase de Delfino fuera dejarle regresar a la casa. ¿No debería ayudarla a vengar?
Aunque la relación de ella y Delfino no estuvo muy buena ahora, fueron primos de todos modos, ambos con el mismo apellido Dominguez.
Ella fue golpeada por Fatima. ¡Delfino debería ayudarle!
-Hermano, Fatima…-
Delfino supo lo que pensaba Emilia, pero ese asunto fue hecho por Yadira, por eso él no pudo ayudar a ninguno.
Miró hacia a Emilia con gesto impasible, -¿Quién golpeó primero?-
Emilia todavía le tuvo un poco de miedo, y cuando Delfino la miró con tanta frialdad, su impulso se debilitó de repente y dijo con voz baja, -Es Fatima.-
Luego miró cuidadosamente a Yadira y luego le dio una mirada amenazadora.
Yadira sintió que era muy divertido.
En realidad se rio.
Ella miró a Emilia con una sonrisa inexplicable. Esta señorita solo creció un cuerpo, pero no creció su cerebro, aunque había tenido esta edad.
Ella solo no las persuadió de dejar de pelear, pero no era ella quien les dejara pelear.
Pensó que Delfino continuaría educándole algo más.
No esperó que Delfino simplemente se inclinó y la besó levemente en la frente, le dio unas palmaditas en la cabeza, y le dijo con una sonrisa un poco seductora, -Si estás bien, puedes hacer lo que quieras.-
-¿Qué?- Yadira giró la cabeza mirándole.
Delfino volvió a amasar su cabello ligeramente, -Ahora vamos a la corte.-
-Vale.-Yadira tocó la cabeza a sí misma.
Después de un rato, Yadira le preguntó tentativamente, -Quiere decir, si me gusta, ¿puedo hacer lo que quiera en la Ciudad Mar?-
Delfino ni volvió su cabeza, -Incluso te cargan ocho personas.-
Evidentemente las palabras no eran demasiado serias, pero cuando él habló, parecieron muy serio.
Yadira preguntó otra vez, -¿Puedo hacer lo que quiera?
Delfino no dijo nada, y eso significó sí.
Hasta que el coche se detuvo en la entrada de la corte, Delfino dijo en voz baja, -Antes, fue mi culpa.-
Yadira pensó que había escuchado mal.
-¡Dime otra vez!-
-Baja del coche.-
Delfino se desabrochó el cinturón de seguridad con cara indiferente y bajó del coche primero. Yadira lo siguió y continuó dejándolo decirlo nuevamente.
Si lo dijo otra vez, ella lo registraría seguramente, si no, no pudo creer que Delfino realmente dijera las palabras para disculparse.
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