Matrimonio de primera romance Capítulo 233

Cristóbal miró a Yadira dudando, y murmuró riendo a Henrico, -Yadira no puede ser así por mucho que haya cambiado, ¡qué ridículo!-

Henrico miró a Cristóbal con enojo, luego volvió la cabeza y preguntó a Yadira, -¿Qué haces tú aquí?-

-¿No has dicho que la madre ha desaparecido? Vengo a ver la situación.- Aunque Yadira estaba decepcionada con Salia, no pudo ignorarla completamente.

-No hace falta preguntarlo, solo desapareció.- Le molestó mucho al ver a Yadira por lo de Perla.

Yadira esperaba que Henrico iba a tratarla así, y no quiso decir más, -He llamado a la policía, cuando haya noticia, te iba a informar.-

Ella volvió la cabeza, miró a Cristóbal, y preparó a entrar en el coche.

Al escuchar la conversación entre Henrico y Yadira, Cristóbal por fin creyó que la mujer guapa frente a él era Yadira.

Cuando Henrico oyó lo que dijo Yadira, resopló fríamente, y al ver que Cristóbal todavía estaba fijando en Yadira, regañó, -¿Qué mires? ¿Por qué no entras? Tan pronto como vuelves, sales con tus amigachos conduciendo el coche a gran velocidad, tú…-

Cristóbal estaba impaciente con Henrico y corrió hacia Yadira, -Yadira, no te vayas, vamos a comer juntos.-

Henrico abrió desmesuradamente los ojos y gritó, -Cristóbal, ¡vuelvas!-

A Cristóbal no le importó su rencor, hizo un gesto con la mano y dijo con diferencia, -Llevo tantos años sin ver a Yadira, por qué no puedo comer con ella, vuélvete, no te enfades con esta edad.-

Pero Yadira ya había subido al coche.

Bajó la ventanilla, ella también había escuchado lo que dijo Cristóbal.

En toda la familia Jimenez, si había una persona que trataba bien a Yadira, era Cristóbal.

Cristóbal era un chico, era el heredero del Grupo Jimenez, fue natural que lo mimaran, incluso los criados lo respetaban más que los otros.

Cristóbal era atravieso desde pequeño, y le gustaban jugar las cositas.

Cuando estaba en el bachillerato, empezó a reunirse con los amigotes para conducir el coche, meterse en el bar, beber, y salir con sus amigos todo el día.

Le gustaba divertirse, era vagabundo, pero no era maligno.

Al menos, en el camino a casa, cuando vio que Yadira fue puteada por sus compañeros, él los ahuyentó.

Con solo esto, le bastaba a Yadira para recordarlo por mucho tiempo.

Solo que él era cuatro años mayor que Yadira, cuando ella estaba en la escuela secundaria, él se había ido al extranjero.

Henrico estaba tan enfadado pero no pudo hacer nada con Cristóbal.

Este hijo solo sabía divertirse, no se sabía a quién se parecía.

Ahora no le hizo ningún caso a Henrico.

Henrico entró en el chalé enfadado, y en este momento se oyó la voz sonriente de Cristóbal, -Busca un sitio, te invito.-

-Te invito yo.- Yadira volvió la cabeza y rio a Cristóbal.

Cristóbal se quedó un poco atónito por su sonrisa, y tardó unos segundos en reaccionar, -Vale, tu vas delante, te sigo yo.-

Yadira recordó la velocidad a que condujo antes, se puso nerviosa y dijo, -Tú vas delante, vamos a cenar en el Club Dorado.-

Ella tuvo miedo de su velocidad.

……

En el Club Dorado

Yadira y Cristóbal se sentaron cara a cara en un palco.

Un camarero estaba al lado de Cristóbal, y él ordenó los platos uno tras otro, -Esto, esto también, y esto…-

Yadira rio, no había cambiado después de haber estado tantos años en el extranjero.

Le gustaba divertirse y no le importaba las minucias.

Al final, cuando les llegaron los platos, casi no cupieron en la mesa.

Yadira pensó un rato y dijo, -Vamos al Grupo Jimenez.-

Era hora del almuerzo, si ahora iba a buscar a Delfino, podía cenar con él juntos.

No tardó mucho en llegar.

Yadira no bajó del coche, sino echó un vistazo hacia la puerta de la empresa a través de la ventanilla, sacó el móvil y llamó a Delfino, pero se dio cuenta de que Delfino salió justamente de la empresa.

Los que iban a su lado fueron Horacio y unos empleados vestidos de trajes, y ellos iban precipitados.

Yadira dudó un poco y llamó a Delfino.

En este momento Delfino había entrado en el estacionamiento, cuando estaba a punto de subir al coche, sonó el móvil, él paró e iba a sacarlo.

Una vez que cogió el móvil, dijo Delfino, -¿Qué pasa?-

Yadira le preguntó, -¿Estás ocupado?-

Delfino respondió con solo una palabra, -Sí.-

-Nada, solo para preguntarte.-

-Pues ya está.-

Colgó el teléfono, Yadira vio que Delfino subió al coche.

Viendo alejarse el coche, Yadira dijo al chófer, -Volvemos.-

Él arrancó el coche, pero vino un coche de cara, el camino era estrecho, el chófer solo pudo ralentizar para que pasara el otro.

Sin embargo, ese coche paró al lado del suyo.

En el momento siguiente, la figura grande y alto de Delfino bajó de ese coche.

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