Matrimonio de primera romance Capítulo 316

Después del caso de secuestro de entonces, Delfino estuvo en desacuerdo con Horacio durante mucho tiempo.

No había pensado en lo inusual de ese caso de secuestro en ese momento, sino que sintió que Horacio también era responsable en ese incidente.

Los dos padres e hijos comenzaron a tener una desconexión en ese momento.

Después de que Horacio enviara a Delfino fuera del país para vivir con la familia de Sonia, su relación con Horacio se rompió por completo.

Cuando volvió a China, construyó una villa en el exterior y puso en marcha el Grupo Auge, pero el conflicto y la desconexión entre él y Horacio se hicieron más profundos.

Delfino miró a Horacio y Horacio también.

Los dos no parecían padre e hijo biológicos, sino que la relación era extraño entre ellos.

La mirada de Delfino se fijó finalmente en los ojos de Horacio y dijo con voz ligera, -¿Para qué me buscas?-

-Solo para comprobar el lugar donde vives.- el tono de Horacio no era mucho más cálido que el suyo.

En los primeros años, Horacio todavía intentaba relajarse un poco con Delfino. En los últimos años, los dos apenas tenían nada que ver el uno con el otro.

-¿En serio? De repente, tan preocupado por mí.- Delfino le miró con una sonrisa.

Lo que más le molestaba a Horacio era esa mirada de Delfino que impedía saber lo que estaba pensando.

Frunció ligeramente el ceño, -Ya que has vuelto, ve a ver a tu abuelo.-  

-Vale, comamos juntos a mediodía.- Delfino se levantó, terminó de hablar y se dirigió a donde vivía Alejandro.

Después de que Alejandro fue dado de alta del hospital, Delfino no lo visitaba muy a menudo.

La razón principal era que Delfino estaba muy ocupado y la otra razón era que era muy reacio a volver a la antigua residencia de la familia Dominguez.

Delfino se dirigió a la puerta de la casa de Alejandro, se detuvo un poco, empujó la puerta y entró.

En cuanto la criada que cuidaba de Alejandro vio a Delfino, se le susurró, -Señor Alejandro, Delfino estás aquí para verle.-

Alejandro estaba sentado en su silla de ruedas con una fina manta cubriéndole las piernas, con la mirada aturdida hacia la ventana, sin saber qué estaba mirando.

No tuvo ninguna reacción a lo que dijo el criado.

El sirviente miró a Delfino, asintió ligeramente y llamó respetuosamente, -Señor.-

-Fuera.-

Después de que el sirviente saliera, Delfino se acercó y se puso en cuclillas frente a Alejandro, -Abuelo, he venido a verte. Soy Delfino.-

Su voz llamó la atención de Alejandro.

Alejandro giró la cabeza para mirarle, con los ojos sin ninguna vitalidad. Se quedó mirándole así y su boca gimió inconscientemente.

Los labios de Delfino se fruncieron en una línea recta, una mirada desconcertada afloró vagamente entre sus cejas mientras decía con voz profunda, -Abuelo, ¿qué quieres decirme exactamente?-

Lo que Alejandro le había dicho durante la Navidad indicaría que, efectivamente, había otra prueba oculta para el caso del secuestro en aquel entonces.

Y lo que Alejandro quería decirle no era definitivamente algo tan simple como las circunstancias ocultas del caso de secuestro.

¿Qué fue lo que hizo que Horacio y los demás se sintieran tan tabús y asustados?

¿Qué papel jugó la tía Sonia en el caso del secuestro de hacía años y en este accidente de Alejandro años después?

Al final, Alejandro no le dio ninguna respuesta.

Después de sentarse con Alejandro durante un rato, Delfino se levantó y salió.

Las sirvientas custodiaban la puerta y en cuanto vieron salir a Delfino, llamaron respetuosamente, -Señor.-

-¿El abuelo ha estado en esta condición?- Delfino se detuvo en seco y preguntó con voz indiferente.

El sirviente dio un leve escalofrío invisible y dijo, -El estado de Alejandro siempre ha sido así y además, se somete a revisiones periódicas cada mes. El médico ha dicho que el cuerpo de Alejandro está muy sano.-

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