Matrimonio de primera romance Capítulo 328

Yadira conocía bien cuánto intolerante era Delfino.

Si ella hubiera reconocido al “nuevo novio” , él tendría que poner los ojos en la palabra.

Se quedaba con mucha diferencia entre “el novio” y “el nuevo novio” .

Después de tratar a los reporteros, ella no se atrevió a ir al Centro de Cine. Cuando llamó por teléfono a Fatima, la cual le hizo broma con aquella noticia.

-Durante estos días has aparecido en las noticias unas veces, que ha ahorrado mucho gasto de propaganda para nuestro equipo.

Siguió el tema, -Pues cuando Ciudad Abandonada proyecte en la pantalla y obtenga ganancias, repárteme una parte del dividendo activo. ¿Qué te parece?

Le contestó con actitud poca amable, -Todavía no se termina el rodaje, ¿estás pensando ya en repartir ganancias? ¿Te has hecho una interesada?

No lo negó Yadira, -A nadie no le gusta el dinero. Cuanto más lo logre, más alegre estaré.

Mientras decía con Fatima Núñez, se dirigía al aparcamiento.

Acabó de encontrar el coche, presionó el botón de desbloqueo, oyó una voz femenil y conocida por detrás, -Yadira.

Se volvió y vio a Licia que se vestía un traje blanco.

-¿Me has llamado? -Yadira se señaló a sí misma con un dedo.

Licia levantó la cabeza, y le dijo en tono indiferente, -¿Aquí hay otra persona?

-¿Qué quieres contarme? Date prisa. Hace mucho calor, quiero regresar a casa cuanto antes -Yadira le agitó la llave, se apoyó en el coche, y levantó la mano para tapar el sol.

Aunque ya estaban en los finales de agosto, el clima seguía siendo muy caluroso.

-A pesar de que te has divorciado de Delfino, has sido la esposa de él. Presta atención a tu comportamiento, por favor. Está bien que solamente quedes burlada, y no desees que tengas contacto con Delfino y le pongas en la situación violenta.

Las palabras de ella parecían era un cordial consejo, que casi hizo a Yadira creer que ella era una bondadosa hermana mayor y quería mucho a su hermano.

Entrecerró los ojos sonrientes, y luego le contestó lentamente, -Lo que estás preocupada, me temo que no es la situación violenta en que está Delfino. Estás preocupada de que esta cosa afecte a la reputación de tu familia, y finalmente a ti misma. ¿No?

Licia le interrumpió con enfado, -Cállate, ¿con qué actitud estás hablando de la cosa entre mi hermano y yo?

Le echó una risa sarcástica, -¿Sí? Pues también no necesito que vengas a encontrarme a hablar sobre mi privanza.

-¡Como sigues manteniendo el contacto con Delfino de manera bellaca! ¿Crees que yo quiero saber con quién estás y a dónde vas? Te aconsejo, como una chica, será mejor que te respetes a ti misma.

El desprecio de Lucia se mostró completamente obvio.

Pero Yadira no se enfadó ni pizca, y solamente se sintió divertido.

En realidad, ella entendía claramente lo que pensaba Licia, la cual no estaba contenta con que cada vez ella surgiera en la noticia acompañando del nombre “ Delfino Dominguez”. Sobre todo, esta vez se le había presentado la foto en que estaba besando con otro hombre en el coche, y esto había metido a Delfino en los comentarios.

¿Pero cómo posible que lo considerara de antemano?

Esto no podía ser el motivo de aceptar la lección irrazonable de Licia.

-¿Crees que eres mi madre, que puedes criticarme cuando yo estoy haciendo algo? En cuanto a que dices que me he involucrado con él, si él no está de acuerdo, me encontrará él mismo. ¿Hace falta que le ayudes a resolver tal cosa?

La cara de Licia fue empeorando. Yadira moderó la agudeza, le dijo con seriedad, -Yo entiendo lo egoísta tuyo, y que te entremetes en el asunto ajeno. Si aun te consideras la hermana de él, préstale más atención.

Aunque Delfino y Licia eran gemelos, pero se llevaban mal.

De pequeño, Delfino vio con sus propios ojos que su madre había sido ultrajado tanto por los demás, y se había suicidado antes de llegar la policía. Desde aquel entonces, en vez de consolarle y cuidarle, su hermana gemela más cercana le desamaba y sentía que él era un niño excéntrico.

Delfino no se lo había contado en detalle, Yadira lo había presumido según sus pocas palabras.

Licia seguía siendo una egoísta de niña, que entendía claramente qué era favorable a sí misma.

Respecto a este hermano, se temía que el aprovechamiento era más que la cordialidad.

Ella era la señora la de familia Dominguez, y conocía profundamente que su habilidad no era tan buena como la de Delfino, el cual era la única persona que podía administrar bien el Grupo Dominguez y mantener la riqueza y el honor de la familia.

Así, Yadira comprendió que todas las personas de la familia Dominguez tenían la igual opinión que la de Licia, salvo Fidelio, aquel chiquito.

Tomaban a Delfino como una herramienta para ganar dinero.

Frente a lo que decía Yadira, Licia se quedaba embarazosa, -¡Yadira Jimenez, no te consideres intachable!

-Sabes que no lo he hecho, ¿no? -Yadira levantó la mano para tocar la frente, y descubrió que estaba sudada.

Al aire libre, la temperatura era alta. Ella había estado aquí unos minutos y ya empezó a sudar.

-Pues me voy -no tenía nada más que decirle. Yadira abrió la puerta del coche y subió.

Cuando pasó por Licia, notó que estaba hosca.

En realidad, se parecía mucho a Delfino.

Después de todo, ellos eran hermanos gemelos. No solo se parecían, sino que tenían un temperamento similar.

***

Al regresar al barrio, vio que un coche lujoso paraba delante de la puerta.

Aparcó el coche, echó una mirada al lujoso y se quedó sorprendida. Era imposible que este coche tan caro perteneciera a algún habitante del barrio. ¿Acaso alguno vino aquí a encontrarla?

Desabrochó el cinturón de seguridad y bajó, mientras tanto, bajaba también un hombre del coche lujoso.

Yadira se detuvo y volvió la cabeza para verlo.

Aquel hombre que se vestía un traje oscuro le llamó en voz suave, -Yadira.

Se suspendió, luego le preguntó, -Señor Jaime, ¿A qué vienes?

Estaba vigilante. ¿Para qué la encontró?

¡Qué maravilloso le era este día! Había sido rodeada por los reporteros, a continuación, se había encontrado con Licia, y ahora, con Jaime.

¡Como si estas personas hubieran quedado en reunirse para meterla en lío!

El hombre cerró la puerta, se le acercó derechamente. Le dijo sinceramente, -No te pongas nerviosa. Hoy vengo con propósito de pedirte la ayuda.

-¿Crees que yo puedo solucionar lo que no se puede solucionar incluso por ti? ¿Señor estrella? Retrocedió unos dos pasos involuntariamente.

Pese a que le contestó irónicamente, era obvio que a Jaime no le importaba.

Dio un suspiro, -Como sabes, ha fallecido mi padre,y esto afecta mucho a Fidelio. Lleva todos los días quedándose triste. Deseo que puedas charlar con él cuando tengas tiempo libre.

La chica se quedó aturdida.

De hecho, ella estaba preocupada por Fidelio a causa de la muerte de Arturo Lobo .

Sin embargo, no se imaginó que le encontrara Jaime.

-Tú eres el hermano suyo, está bien que le acompañes, ¿no? -aunque ella sabía que ellos no eran hermanos carnales, tenía que decirlo.

Se agitó la cabeza, -Hoy vengo aquí solo para Fidelio. No seas tan sensible. Yo sé que sois buenos amigos.

Yadira le observó un buen rato, realmente no notó nada raro de él. Le asintió con la cabeza, -Bueno, voy a visitarle.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Matrimonio de primera