-¿De dónde bajaste? -Yadira preguntó.
-Del piso superior -respondió señalando el techo.
Yadira también se había dado cuenta de las escaleras altas y largas. Al oírlo volvió la cabeza a Delfino. Vio que Yadira lo dirigió una mirada severa, se encapotó y no se sabía de dónde sacó un caramelo.
Lo pasó a Raquel y dijo suavemente, -El premio.
Raquel lo cogió festivamente, intentó a abrirlo pero no lo llevó a cabo y lo pasó a Delfino, dijo con tono dulce, -¿Lo abrirá para mí, papá?
Delfino desenvolvió el caramelo y se lo alimentó.
Raquel se fue gozosamente con el caramelo en su boquita. Pues ya sido descubierto, pavoneándose, Delfino entró en la cocina y inquirió, -¿También preparabas la comida antes?
Yadira echó un vistazo a él, y dijo con tono frío, -No sé.
Había perdido la memoria, ¿cómo era posible que recordara lo que pasaba? Las palabras le hizo pasmado a Delfino.
Yadira pensó y le preguntó, -De verdad, ¿no recuerdas nada?
-Si no, ¿qué?
Una vez que hablaban de esto, Delfino se hizo un poco enfadado y le salió la indiferencia a la cara. Sin embargo, curiosamente, a Yadira no le dio miedo. Al contrario la condujo a la reflexión de compartir los beneficios y las pérdidas.
Yadira dijo cortando los alimentos, -Tuve el accidente tres años antes cuando perdiste la memoria, ¿así que podemos sufrir el mismo accidente?
La identidad prometida de Mariano fue falsa, y todo lo que dijo con ella sería mentira. Delfino no puso en clara su posición, -Resultará claro con la investigación simple.
Yadira paró de cortar los ingredientes y lo alzó la vista.
"Para Delfino, la figura de poder, es demasiado simple investigar algo como esto que se produjo hace tres años. Mariano tuvo la razón, vale la pena aceptar las condiciones de Delfino. Así, obtuve la oportunidad de acompañar a Raquel y conocer lo que le pasaba." Yadira se puso a callar. Delfino resolvía tal cuestión con medida, sobrará la incorporación suya.
Parecía que le interesó mirar a Yadira preparar la comida que estaba quieto en la cocina. Yadira casi se chocó con él al recoger el plato, y dijo con tono desagradable, -No me molestes deteniéndote aquí. Delfino replicó con los brazos cruzados, -Estoy en mi casa, me quedará en cualquiera rincón que quiera.
Está tan irracional el tono…
Yadira estuvo cansada de él y no le hizo caso.
***
Una hora después, la cena ya estaba lista.
Delfino sentó a la mesa, y vio unos platos de apariencia adorable. Sin duda, eran para Raquel. Y a Yadira y él les quedan solo dos platos y una sopa.
-¡Yadira Jimenez! -Delfino dejó los palillos y gritó.
-¿Eh? -Yadira lo respondió desatentamente y le sirvió a Raquel la comida con cara risueña-. Haz una prueba a esto, parece al conejito, ¿no?
Delfino presionó el entrecejo, y dijo con voz mohína, -Mira lo patético de la cena que preparaste, ¿no hay ingredientes en el refrigerador?, ¿o crees que voy a arruinarme?
Yadira siguió sus tareas de mano, y dijo sin reflexión, -Manda a los criados si no te gusta la comida. Nadie te obliga a comerla.
Al oírlo Delfino arrugó el entrecejo, y antes que dijera algo, un criado lo acudió y dijo en voz baja, -Ha llegado Señor Xulio.
Delfino la echó una mirada, resopló sin emoción y se fue.
Luego Yadira levantó la cabeza y miró a la dirección de él. "Parece que no es un hombre tan horrible."
En el estudio.
-¿Fideos con carne de res?
“Me ha dado la orden?” pensó Yadira.
Como si se le ocurriera algo, Delfino añadió, -Con más picor.
Y la indicó a salir con la barba.
Yadira se giró a salir por naturaleza y volvió la cabeza repentinamente, -Delfino Domínguez, ¿quién crees que soy yo? Hago la comida para Raquel con gusto, pero tú, ¿para qué te sirvo?
-Me pidió que investigara lo pasó antes, ¿no? ¿Lo quieres? -Delfino se movió aparte y se vieron los papeles.
-¿Qué es? -preguntó Yadira.
-Lo que quieres -Delfino dijo con una sonrisa poco maleada.
Yadira respiró hondo, se dio media vuelta callándose y bajar a la cocina para hacerle los fideos. Era inesperado que a Delfino, hombre tan indiferente, le gustara el picor.
Subió y de mala gana colocó el tazón frente a él, y dijo, -Están tus fideos.
Delfino estuvo sin palabras y se sentó al lado a comerlos. Pero el primer bocado que tomó lo dejó pasmado.
Tenían el sabor familiar.
Volvió la cabeza a Yadira quien estaba hojeando los documentos.
Al ver la primera página, Yadira se volvió a Delfino y dijo, -Infantil.
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