Yadira se acordaba de la estructura de la trama de Ciudad Abandonada, pero algunos detalles no. Ahora que quería escribir la segunda temporada, y tenía que repasar el contenido de la primera.
Yadira llevó toda la tarde con el portátil viendo Ciudad Abandonada. Incluso con el portátil sobre la mesa de piedra, mientras preparaba la comida, miraba la serie.
De repente, escuchó un fuerte pum fuera de la puerta.
Yadira se asustó, pausó la serie y se dirigió hacia fuera.
No llegó a abrir la puerta y esta ya había sido abierta por fuera.
Un hombre vestido con un uniforme de trabajo estaba ahí.
Yadira se puso seria y preguntó, -¿Quién eres?
Aquel hombre se asustó por los aires de Yadira y respondió con un tono débil, -Soy cerrajero…
El rostro de Yadira se volvió aún más serio, -Yo no he llamado para que me abran la puerta.
En ese momento, sonó una voz masculina y familiar, -Le he dicho yo que venga.
El cerrajero dio un paso atrás, la figura bella de Delfino apareció ante Yadira.
-¿Delfino? -Yadira hizo muecas-. ¿Te aburres tanto para buscar a alguien que me abra la cerradura? ¿No sabes tocar la puerta? Y por lo menos, ¡también puedes llamarme por teléfono!
Yadira levantó el brazo y se agarró el pelo con molestia.
Delfino la miraba fríamente y dijo en tono grave, -¿Acaso no he tocado la puerta y no te he llamado?
Yadira enseguida se dio la vuelta y corrió hacia dentro a por el móvil después de escuchar sus palabras.
Lo encontró en la mesilla del salón y aparecían muchas llamada perdidas. Eran todas de Delfino.
Delfino le había estado llamando…
Seguramente era porque ella estaba viendo todo el rato Ciudad Abandonada, por eso no lo había escuchado.
Giró la cabeza y se dio cuenta que Delfino había entrado después de ella. En ese momento estaba sentado en el sofá como el rey de la casa.
Con la corbata aflojada y apoyado en el sofá, miraba seriamente a Yadira.
Ella dejó el móvil y fue a traerle un vaso de agua.
Delfino bebió y preguntó con el ceño fruncido, -¿Qué estabas haciendo?
Yadira se sentía un poco avergonzada, pero finalmente dijo la verdad, -Estaba viendo una serie.
Él sonrió sarcásticamente y no dijo nada más.
Yadira miró hacia fuera, seguro que Delfino había venido solo y preguntó, -¿Y Raquel? ¿Por qué no ha venido?
Cuando escuchó su nombre, la expresión de Delfino se volvió seria, -Cogió constipada, acabo de volver de la empresa, de paso te recojo para que vayas a verla.
Yadira abrió la boca, sus palabras estaban en la punta de la lengua, pero al final no dijo nada.
“El sistema inmunitario de los niños es más débil, caer enfermo o constiparse es de lo más normal. Además, no tiene que ser especialmente por culpa de Delfino. Es más, él también es un enfermo, ¿no?” pensó ella.
-Espera un momento, voy a cambiarme de ropa -dicho eso, Yadira se levantó y volvió a la habitación.
Poco después, salió.
Era otoño, la temperatura era neutra, no hacía ni frío ni calor. Tenía puesta una camisa de lana blanca y bajo un vestido que le llegaba hasta las rodillas. Se veía sencilla y abrigada.
Yadira cogió el móvil y echó prisas a Delfino, -Vamos.
Él se levantó y, con las manos en los bolsillos, se dirigió a grandes pasos hacia fuera.
Ella asintió con la cabeza, -Sí.
La otra mano de Raquel sostenía fuertemente a Yadira, -Mamá, no te vayas.
-No me voy, me quedo aquí contigo. -Yadira mientras sonreía asentía con la cabeza.
Raquel llevaba un día y una noche sin verla, pero rápidamente se quedó dormida.
Yadira le estiró la manta, y se giró por el presentimiento. No sabía cuándo había entrado Delfino y estaba detrás suya.
Ella se asustó y dijo con mal humor, -¿Cuándo has entrado?
Él no contestó a su pregunta, y su mirada estaba en la cara de Raquel, -¿Está dormida?
-Sí -Yadira se levantó, andaba hacia fuera y preguntó-. ¿Cómo ha acabado constipada?
El tono de Delfino sonaba seco, -Anoche se escapó de su habitación para buscarte.
Delfino no solía tener sueños profundos, cuando escuchó ruidos fuera, salió, y vio a Raquel descalza en su puerta. Estaba llorando en bajito y le decía que quería buscar a mamá.
En plena noche, ¿dónde iba a ir él a buscarle a mamá? Finalmente, no tuvo otra que llevarla con él a su habitación. Aun así, se había constipado.
Sin embargo, por la mañana, cundo Yadira le había llamado, Raquel aún estaba durmiendo, y en ese momento Delfino no sabía que su hija estaba constipada.
Después de escucharlo, Yadira se fue afuera, cerró la puerta y se dio la vuelta para hablar con Delfino, -Cuando ella se despierte me la llevaré.
La expresión de Delfino se volvió un poco seria, -¿Qué quieres decir?
-Raquel ahora necesita que yo la cuide, por eso me la tengo que llevar -dicho eso, Yadira sonrió suavemente-. ¿A no ser que tú quieras que me quede?
No esperó a que Delfino respondiera y ella misma lo negó, -Tú no quieres que me quede.
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