Delfino Dominguez se paró allí pensando un rato, y caminó hacia el pueblo.
El subordinado entendió que Delfino quería ir a otra carretera rota, él caminó ante Delfino para guiarlo, pero no pudo evitar advertirle, -Señor Delfino, ahora esa carretera no está segura, está rota gravemente, cuando entrábamos al pueblo, ya estaban prohibidos de pasar.
Si la carretera fue arrasada en el primer tiempo, pues cuando Yadira Jimenez entraba a la zona montañosa, debía caminaba en esa carretera.
Se le perdió contacto desde ayer, podía ser que fuera atascada en algún lugar de la carretera, y podía ser que...
De pensar en esto, su estado de ánimo estaba más malo que antes, y caminaba más rápido.
El subordinado aceleraba también para poder alcanzar a él.
Cuando Delfino llegó a la entrada de otra carretera, vio la carretera que estaba en ruinas, la cara se puso muy seria.
Básicamente no se podía pasar la carretera.
Todavía no se acercó a la carretera, y escuchó un sonido grande, en el siguiente momento, una gran piedra se cayó en un lugar no lejos de ellos, y el borde de la carretera se hundió por la caída.
Delfino no dijo nada, y solo se adelantó hacia allí.
El subordinado lo detuvo, -Señor Delfino, ¡no puedes ir!
Xulio Ruiz quería venir con Delfino, pero este no le permitió.
El viaje fue una decisión urgente, y había muchos trabajos por hacer en la empresa, pues él hizo que Xulio se quedara allí para manejarlos.
Antes de venir, Xulio les había dicho que detuviera a Delfino si pasaba alguna situación urgente.
Pero, ¿Delfino era el hombre que se podía detener por cualquier persona?
-Suéltame.
Delfino sólo le miró, y su voz era muy fría.
El subordinado se asustó por su mirada, quería hablar, pero no se atrevía, quería detenerlo, pero tampoco, sólo pudo soltar a Delfino y mirarlo caminando hacia la carretera.
La entrada de esta carretera no estaba lejos de la carretera en que conducía.
Cuando Delfino se adelantaba, escuchó unas voces detrás de él.
El subordinado se volvió a mirar, vio que Apolo Tapia y sus subordinados se acercaron hacia el pueblo, pero sus ropas estaban cubiertas de barro y ya no se veían claramente.
El coche de Delfino fue sumergido en aquella carretera, Apolo y otros vinieron de aquella carretera, tampoco pudieron entrar en coche, debían abandonar el coche y escalar la tierra y las piedras, por lo que estaban muy sucios.
Apolo vio el subordinado de Delfino, y se lo acercó, -¿Dónde está Delfino?
-El Señor Delfino decidió ir… -el subordinado señaló a la dirección en que Delfino desapareció.
Apolo miró hacia allá, solo vio una carretera destruida, y no había Delfino.
Intentaba de entrar a la carretera, pero él dio varias vueltas en la entrada, sin poder pasar.
Dio una patada furiosa a una piedra y murmuró, -¡Este loco! ¡No quiere vivir!
Aunque estaba preocupado por Delfino, pero creía que Delfino no era tan temerario.
Delfino caminó por aquí, y debía tener una certeza absoluta.
Apolo no pensó más en esto, decidió ir al pueblo para asegurar le seguridad de Noela García.
***
La carretera fue arrasada bastante grave, y algunas partes habían sido borradas.
En el camino, algunas veces Delfino acababa de pasar, y se caían la tierra y piedras.
Él dio se adelantaba difícilmente, pero no vio el coche de Yadira.
¿Podía ser que fuera llevado por la tierra deslizada hacia debajo del acantilado?
Un lado de la carretera era la montaña, otro lado de la carretera era el acantilado, no muy empinado, pero era un bosque frondoso y nadie vivía allí, si el coche cayera, no se podría saber que estaría viva o muerta la persona en el coche.
En el momento de ver a Delfino, por la primera vez, Yadira se conmovió hasta que sus ojos estaba llenos de lágrimas.
Ella llamó su nombre, pero no habló más.
Tenía muchas palabras para decirle, pero no sabía cómo decirlo.
Delfino se paró al lado de la piedra, se inclinó y la dio su mano, dijo con la voz ronca, -Dame tu mano.
Yadira puso su mano en su palma de inmediato.
Delfino tenía mucha fuerza, la agarró, y la subió.
Después de subir a la carretera, Yadira se paralizó en el suelo.
Ella cerró los ojos y respiraba lentamente, dijo lo que le había pasado, -Ayer alquilé un coche para conducir allí, en el camino me encontré con el deslizamiento, el coche no pudo pasar, salí del coche y caminé...
Pero cuanto más se adelantaba, descubrió que la carretera por delante era peor, ella quería regresar, y la carretera detrás de ella estaba arruinada también.
Al final casi se cayó en el acantilado.
Se paró allí en esa posición toda la noche.
Tal vez porque ella había experimentado la explosión de la isla, aunque estaba allí toda la noche y nadie vino a rescatarla, no tenía miedo en absoluto.
Sin embargo, esa era su pensamiento anterior.
Cuando escuchó que Delfino llamó su nombre, de repente entendió que estuvo esperando a Delfino.
Ella sabía que Delfino vendría a buscarla, por eso no tenía miedo en absoluto.
Delfino frunció ceño, la levantó del suelo y la preguntó, -¿Puedes caminar?
Todo el cuerpo de Yadira estaba rígido, y no podía mantenerse de pie en absoluto. Iba a caerse, y Delfino la sostenía en sus brazos rápidamente.
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