Matrimonio de primera romance Capítulo 483

El avión aterrizó en el aeropuerto internacional de la Ciudad Mar.

Xulio Ruiz había hecho arreglos para que los guardaespaldas esperaran el avión con anticipación.

Tan pronto como Yadira Jimenez y Delfino Dominguez dejaron el aeropuerto, un guardaespaldas los recibió.

El guardaespaldas asintió levemente y dijo, -Señor Delfino. Señora Yadira.

Delfino se volvió y le preguntó a Yadira, -¿Adónde vas?

Delfino estaba un poco indiferente con ella estos dos días, y Yadira también estaba acostumbrada a él.

Ella respondió con la misma tez, -Voy a tu casa a ver a Raquel.

Delfino lo escuchó, miró a Xulio sin emoción en la cara, -Vamos a la empresa.

Después, caminó hacia un coche.

Los guardaespaldas condujeron varios coches aquí. Al ver que Delfino se dirigía a la empresa, tomó la iniciativa de abrirle la puerta.

Xulio dio una mirada a la espalda de Delfino. Y después le ordenó a otro guardaespaldas a su lado, -Envía a la Señora Yadira de regreso.

A Yadira no le importaba lo que dijera Xulio. Alcanzó a Delfino y dijo, -¿Te dejo en tu casa un poco de lo que el anciano me dio?

Delfino estaba a punto de agacharse para subir al coche. Después de escuchar sus palabras, se quedó un poco aturdido y la miró, -No hace falta. Te los llevas todos.

Y se metió en el coche.

El guardaespaldas cerró la puerta, asintió respetuosamente a Yadira y se retiró. Xulio vino a conducir a la empresa con Delfino.

Yadira miró que el coche se alejaba, respiró hondo. Luego dio vuelta y se metió en otro coche.

El carácter caprichoso de Delfino era completamente impredecible.

El guardaespaldas envió a Yadira directamente a la casa de Delfino.

Cuando Raquel Dominguez vio a Yadira, estaba tan feliz que corrió directamente a sus brazos.

-¡Mamá!

Raquel parecía haber ganado mucho de peso. Cuando Yadira la sostuvo, se sintió más pesada que antes.

-¿Comiste y dormiste bien cuando yo y papá no estaban? ¿Eh? -Yadira la abrazó y se sentó en el sofá.

Un sirviente le trajo agua.

Yadira dijo en voz baja, -Gracias.

-¡Sí! -Raquel respondió en voz alta y estiró el cuello para mirar la puerta por donde Yadira acababa de entrar.

Yadira también miró con ella. Después de unos segundos, Raquel apartó los ojos y miró a Yadira, -¿Dónde está papá?

La expresión de Yadira se desvaneció repentinamente. Estaba un poco deprimida, -Papá se ha ido a la compañía. Él tiene algo que hacer.

-Bueno -la voz de Raquel sonaba un poco perdida. Pero pronto volvió a ser feliz.

“No importa si papá no está aquí. Tengo Mamá.” Raquel pensó.

***

Yadira acompañó a Raquel por un rato y planeó regresar.

Antes de irse, Raquel la tiró de la mano para que saliera juntos.

Yadira extendió la mano y le tocó la cabeza, -Yo vengo mañana también.

-No -Raquel hizo un puchero y la abrazó, con lágrimas en los ojos.

Yadira no pudo evitar comprometerle sin ningún principio, -Entonces llamo a tu papá primero. ¿De acuerdo?

Raquel asintió apresuradamente, -Sí.

Aunque era pequeña, si razonó pacientemente con ella, estaba obedecida.

Raquel todavía careció de amor. Cuando era niña, siempre iba acompañada de sirvientes, o un padre estricto. Los niños todavía preferían a las mujeres dulces y hermosas.

Cada niño tenía un sentido natural de dependencia de su madre en su corazón.

Yadira la sostuvo en sus brazos y sacó su teléfono móvil para llamar a Delfino.

No fue fácil que el teléfono móvil solo sonara dos veces esta vez, y Delfino lo contestó.

-¿Qué pasa? -su voz era baja y fría como siempre.

El guardaespaldas que envió a Yadira de regreso del aeropuerto las envió a casa.

No había nadie viviendo en la casa durante una semana y había algo de polvo.

Yadira limpió la habitación, pero Raquel siempre causaba problemas. Por lo que también encontró guantes y delantal para que Raquel los usara.

Pero Raquel era demasiado pequeña. Se vio muy divertida con guantes y delantal.

Yadira estaba preocupada de que Raquel cayera. Así que le arremangó el delantal.

Ella encontró un periódico y le hizo un sombrero puntiagudo.

Raquel corrió por la habitación con el sombrero.

Debido a la presencia de Raquel, la eficiencia de Yadira se había reducido considerablemente.

Afortunadamente, no había mucho polvo. Solo necesitaba una simple limpieza.

Después de la limpieza, Yadira se quitó los guantes y el delantal, y luego los de Raquel.

Cuando ayudó a Raquel a quitarse los guantes y el delantal, ella fue obediente. Pero cuando quiso tomar su sombrero puntiagudo, la abrazó y no la dejó moverse.

Yadira no pudo evitar reírse y le preguntó, -¿Te gusta esto?

Raquel asintió apresuradamente, -Sí.

-Bueno. Te lo pones -a los niños les encantaba jugar y encontrar todo lo nuevo. Así que Yadira dejó que ella se lo puso.

Ella le ayudó a enderezar el sombrero puntiagudo en su cabeza.

El timbre sonó.

-¿Sonó el timbre? -Yadira acabó de regresar. ¿Quién vino a ella tan pronto?

-¡Voy a abrir la puerta!

Raquel se ofreció a abrir la puerta. Cuando corría, el sombrero se cayó. Lo recogió y siguió corriendo.

Corrió hacia la puerta y la abrió con gran esfuerzo. Después sonrió y saltó sobre el visitante.

Yadira se acercó para echar un vistazo y descubrió que la persona que vino era Delfino.

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