Matrimonio de primera romance Capítulo 485

Después de sentarse, él vio que Yadira siguió mirándolo. Se quedó atónito y no dijo nada. Después inclinó la cabeza para comer.

Yadira lo miró en silencio y tardó mucho en tomar un tenedor.

Durante la comida, ella siguió observando a Delfino.

Delfino era como si no lo hubiera sentido. Parecía tranquilo y se comió su propia comida. Y no la miró.

No hizo nada hasta que terminó su comida.

Se puso de pie y dijo lentamente, -Ahora regreso. Y mañana vengo a recoger a Raquel.

Yadira se quedó atónita, asintió con la cabeza y dijo, -Bueno.

Delfino volvió la cabeza para mirar a Raquel, -Raquel, me voy.

Raquel todavía estaba comiendo la última pierna de pollo. Cuando escuchó a Delfino llamarla, no lo miró. Sólo dijo vagamente, -¡Hasta mañana!

Delfino arqueó ligeramente las cejas, se levantó y salió.

Después de que él se fue, Yadira se sentó a la mesa y meditó por un momento hasta que Raquel vino y tiró de ella, -Mamá. ¿Puedo ver dibujos animados?

Raquel ahora pudo hablar con mucha claridad.

Esto hacía que Yadira pensó que cuando encontró a Raquel al comienzo. Aunque habló con claridad, hablaba muy poco.

La niña todavía necesitaba que los adultos la acompañaran y charlaran con ella.

-Claro que sí -Yadira se puso de pie y la llevó al sofá para que se sentara.

Ella ayudó a Raquel a encender la televisión, -Yo voy a lavar los platos. Ve la tele primero. Cuando termine, te ayudaré a ducharte.

-Sí -la atención de Raquel había sido atraída por los dibujos animados, con un par de ojos mirando a la televisión.

Yadira le acarició la cabeza y fue a la cocina.

Cuando terminó de limpiar la cocina y salió, Raquel se había quedado dormida en el sofá.

Habitualmente a esta hora, Raquel ya estaba durmiendo. Así debería haber tenido sueño.

Yadira la llevó a la habitación, le limpió su cara y la dejó continuar durmiendo.

***

El día siguiente.

Yadira se levantó, coció avena y cocinó batatas al vapor.

Las batatas fue traída desde la casa del anciano. No eran grandes, pero fue una buena opción para el desayuno.

Después de poner las batatas al vapor en la olla, Yadira salió de casa para comprar empanadas.

No había mucha comida en casa. Ellas solo pudieron desayunar avena y empanadas.

Cuando salió del edificio de apartamentos, ella vio un coche familiar en el estacionamiento.

Yadira se acercó y confirmó que el número de matrícula era de Delfino.

El siguiente momento, Delfino abrió la puerta de coche y bajó.

Salió del asiento del conductor, lo que significa que condujo aquí él mismo.

Cuando se fue ayer, dijo que recogería a Raquel hoy. Yadira pensó que había dicho que la recogiera por la noche, pues no esperaba que llegara tan temprano.

Delfino obviamente la vio. Cerró el coche y caminó hacia ella.

-¿Adónde vas?

-Voy a comprar empanada -Yadira señaló fuera de la comunidad.

Después, ella preguntó, -¿Por qué vienes tan temprano?

Delfino tomó la llave del coche en su mano, bajó los ojos y dijo, -Tampoco desayuno.

-¿Cómo? -él vino sin desayunar. ¿Tenía tanta prisa?

A Delfino no le importó la mirada aturdida en la cara de Yadira. Levantó los pies y caminó hacia fuera de la comunidad, -Vamos.

Yadira lo miró con sorpresa. Delfino dijo en voz suave, -Tengo un poco hambre.

-...Bueno -Yadira no le creyó.

Pensó en que Raquel estaba durmiendo sola en casa. Así que cuando regresó, Yadira caminó un poco más rápido.

Ella caminaba al frente y Delfino la seguía detrás con empanadas.

En el ascensor, Yadira miró a las dos figuras reflejadas en la pared y pensó que realmente eran como una pareja normal. El fin de semana por la mañana, ellos salieron a pasear y luego compraron empanadas como desayuno.

Pero, lamentablemente, este no era el caso entre ella y Delfino.

Cuando Yadira abrió la puerta y entró, Raquel se había levantado y estaba sosteniendo al pequeño tigre parado a la puerta de la cocina llamándola.

En los días pasados en que Raquel vivía con Yadira, Yadira solía estar preparando el desayuno en la cocina cuando ella se levantó por la mañana. Entonces ella solía ir a la cocina a buscar a Yadira.

-Te despertaste -Yadira se cambió rápidamente de zapatos-. Salí a comprar empanadas. Ahora nos lavemos la cara y nos cepillemos los dientes. Y luego podemos desayunar.

-Sí -Raquel se frotó los ojos y extendió su mano para dejar que Yadira la abrazó.

Cuando Yadira ayudó a Raquel a lavarse la cara y cepillarse los dientes, descubrió que Delfino había sacado todas las empanadas y las habían puesto en platos.

Ella no dijo nada. Solo puso a Raquel sobre una silla.

Raquel la tomó apresuradamente, -¡Vaya! ¡Qué grande la empanada!

Yadira enrolló las mangas de Raquel y se dirigió a la cocina para tomar avena y batatas.

Las batatas eran pequeñas, dulces y cerosas. A Raquel le gustaban mucho.

Pero Yadira temía que no pudiera digerir bien y solo la dejó comer dos pequeñas.

-¿No las pruebas? Fueron traídas desde la casa del anciano -Yadira miró a Delfino y le entregó una batata.

Delfino no se negó y la tomó.

Yadira lo miró con los ojos entrecerrados. Todavía no estaba segura de lo que pensaba.

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