Pero Henrico no descubrió que se equivocó hasta examinar el contrato.
El abogado era no un bendito, sino muy profesional y prudente.
El abogado que Fidelio le prestó a Yadira se llamaba Cerilo Oliver, el cual parecía tranquilo y ponderado.
Él podía notar el desprecio de Henrico, pero mantenía la calma.
Cuando el abogado de Henrico le mostró el contrato de transferencia de acciones, él encontó más de una laguna sencillamente.
Henrico no tenía ricos conocimientos del derecho, pero su abogado mudó de color blanco, él entendía rápidamente que el de Yadira era uno con gran especialidad.
Le dijo apresuradamente -Yadira, nuestra empresa está muy ocupada últimamente, por eso es normal que el contrato tenga unos errores.-
Cerilo rio sarcásticamente -¿Sí? pero los lagunos del contrato son errores básicos, incluo se pueden descubrir por los pasantes que acaban de graduarse, ni siquiera un jurisconsulto que trabaja más de tres años en su empresa, ¿no?-
Eso le sorprendió a Yadira, ¿cómo él podía saber el abogado de Henrico por lo menos trabajaba más tres años?
¿Acaso los abogados tenían mucho juicio?
En vez de mostrar su sorpresa, le contó a Henrico suavemente-Papá, debes sustituir el abogado por un nuevo.
Henrico se volvió la cabeza a reprochar al abogado-¿De qué manera has trabajado? Ni has hehco bien un contrato de transferencia, ¿para qué sirves?
El abogado le pidó disculpas inmediatamente -Lo siento, Jefe, me equivoco, tal vez tome un contrato erróneo.-
Mientras explicaba, sacó un contrato de nuevo del maletín.
Henrico pasaba mucho años en el comercio, y era imposible que no considerara varias situaciones probables. Él había preparado dos contratos.
Uno con las lagunas, y el otro, perfecto.
Cerilo tomó el contrato nuevo, lo examinó detenidamente y asintió la cabez hacia Yadira -No hay problema.-
...
Después de firmar el contrato, Yadira pidió dos meriendas de empacar y se los llevó.
Por supuesto, Henrico pagó la cuenta.
Los dos se marcharon del Club Dorado. Yadira dio una merienda a Cerilo ye le dijo con sonrisa -Señor Oliver, muchas gracias.-
-Dama Dominguez, eres tan amable.-
Habitualmente, Cerilo no se menejaba los casos como esto, pero él no solo se servía por Delfino, sino que tenía amistad con él, y el asunto de Yadira era fácil, por eso naturalmente no lo rechazó.
Otro motivo era que él quería ver qué fea la dama Dominguez del rumor.
A pesar de que ella se vestía sencillamente, en la vista de él, un adulto, ella era no fea, sino guapa.
La belleza estaba en los huesos y no en la piel, eso debía de utilizar para describir las personas como Yadira.
Cuando riera, era más hermosa.
-Muchas gracias por ayudarme, deberás estar ocupado, por eso te invito a tomar la merienda.- De su estilo riguroso, ella podía notar que él era un abogado profesional. Cuanto mayor la capacidad tuvieran las personas, tanto favor lograrían de los demás ,por eso estarían ocupadas.
Cuando vio el gesto sincero de ella, él la cogió con las manos.
Él podía llevársela a Apolo, el cual comía cualquiera como si fuera un cerdo.
Se fue Yadira, Henrico y su abogado vinieron al segundo siguiente.
Henrico realmente tenía la curiosidad en dónde encontró Yadira un abogado tan fuerte, por eso adelantó a hablar con él -Señor, quédese por favor.-
Se presumió, dio una tos ligera y le preguntó -Si no le importa, ¿puedo invitarle a tomar un café?-
Y sabía que Cerilo había salido, por eso al ver que entraba, emprendió una expedición punitiva contra él. Le preguntó -¿En dónde te has divertido? Dime la verdad. Si no, te retendré el sueldo.-
-¿Puedes tomar la decisión?- Cerilo le echó una mirado y totalmente no le importaba eso.
Apolo empujó las gafas y se cayó en el escritorio figiéndose muerto.
Cerilo era un grande, los ordinarios no podían invitarle al azar. ¿Cómo Apolo se atrevía a retener su sueldo? El poder únicamente pertenecía a Delfino.
Cerilo puso la merienda que le dio Yadira en el escritorio y le dijo como si le hiciera un favor -Cómelo.-
Apolo se irguió en inmediato, pero se encapotó cuando tomó la bebida -¿Lo Has comprado en el Club Dorado?-
Al principio, el Club Dorado había sido un hotel, Delfino lo había comprado y había gastado mucho en reconstruir un club superior.
Durante estos meses, Delfino trabajó negativamente y vino a la empresa raras veces, Por eso Apolo iba al Club Dorado a comer sin pagar la cuenta todos los días para sacarse una espina. La hartaban tanto las comidas que iba a vomitar, por eso de repente se le quitó el apetito.
Cerilo le dijo con un gesto misterioso -Me lo ha dado la dama Dominguez.-
-¿Yadira Jimenez?- Apolo estaba sorpendido, -¿Por qué te ha comprado la merienda? ¡Vaya! ¿Te provoca ella? ¡Qué demasiada es! Tú y Delfino son amigos desde hace muchos años, ella quiere hacerles que se vuelva uno contra otro, ¡qué viciosa es!-
Cerilo perdió las palabras -¿Por qué no ingresas en la farándula para actuar? Delfino te hará famoso.-
En realidad, Apolo estaba haciendo la broma. Él hubo visto a Yadira, en su intuición, ella no era una mala mujer.
-¿Has visto a Yadira? Así, así, ¿no? No sé por qué Delfino se enamora tanto de ella y le trata muy bien.- Apolo no tenía mala intención y el prejuicio a Yadira, puramente creó que el gusto de Delfino era inimaginablemente raro.
Cerilo pensaba un rato, luego le echó una evaluación considerado neutral -Ella es guapa.-
Apolo estaba sorprendido y no atrevió a confiar en lo que escuchaba.
¿Qué les había pasado a los dos? ¿Por qué sus sentidos de la estética cambiaron mucho?
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