Xulio Ruiz salió de la habitación y llegó detrás de Delfino Dominguez. Miró en la dirección en la que estaba mirando Delfino, luego le dijo, -Señor.
-¿Tienes un cigarrillo? -Delfino retiró su mirada y lo miró a él.
Xulio no fumaba mucho, pero llevaba siempre cigarrillos consigo.
Sacó un paquete de cigarrillos del bolsillo, sacó uno y se lo entregó a Delfino.
Delfino tomó el cigarrillo y Xulio sacó su mechero para encenderlo por él.
Delfino frunció ligeramente el ceño y tomó el mechero, -Lo haré yo mismo.
El mechero se encendió y una llama flameó.
Delfino encendió su propio cigarrillo y le devolvió el mechero a Xulio.
Xulio cogió el mechero y se quedó detrás de Delfino, sin irse ni volver a hablar.
Desde que se mudó a la villa vecina de Mariano Magrina, Delfino había pasado la mayor parte de su tiempo libre aquí, y nadie sabía en qué pensaba.
Xulio pudo percibir que Delfino estaba pensando en Yadira Jimenez.
Pero no era todo sobre Yadira lo que rondaba por la cabeza de Delfino, y también había algo más que no lograba descifrar.
-¿Cuándo crees que Mariano empezará a hacer algo?
Preguntó Delfino de repente a Xulio, y este se quedó atónito por un momento y luego pensó detenidamente antes de decir, -Creo que pronto...
Delfino dio una profunda calada a su cigarrillo, luego se lo quitó y lo puso entre sus dedos, sacudiendo la ceniza con sus largos dedos. Dijo con su voz ronca, -¿Qué día exactamente?
-¿Cómo piensa usted, señor? -Xulio sabía muy bien lo que pasaba por la mente de Delfino.
Si Delfino le estaba preguntando esto, ya debía tener su propia idea en mente.
Después de decir, Xulio se inclinó ligeramente y esperó la respuesta de Delfino, pero este guardó silencio.
Sólo cuando Delfino terminó el cigarrillo, dijo, -Mañana, a más tardar, hará algo.
Acababa de fumar, y su voz ronca le hacía parecer aún más seria.
Xulio pensó rápidamente y comprendió enseguida el significado de Delfino, -¿Quiere decir que Mariano va a hacer algo esta noche?
-Entonces Señora… -Xulio no terminó sus palabras después de ver la expresión sombría de Delfino.
Si Mariano iba a hacer algo esta noche, la situación de Yadira se volvería insegura.
Delfino no contradijo a Xulio, lo que significaba que este había acertado.
Delfino apretó las manos, apretando la colilla del cigarrillo en la palma de la mano y desmenuzándola, y luego empezó a dar órdenes.
-Envíen a alguien por la noche para que investigue a una mujer llamada Luciana Magrina, gravemente enferma y mantenida con un respirador. Puede ser pariente de Mariano.
Xulio se quedó atónito, -Sí.
-Y… -Delfino hizo una pausa, pero Xulio ya sabía lo que Delfino iba a decir.
Xulio dijo, -Enviaré a alguien para que vigile las acciones de Mariano.
Delfino no dijo nada más.
En los últimos días, Delfino no habló mucho.
En el pasado, Delfino no había dicho mucho, pero siempre respondía a los demás. Pero ahora tuvo que adivinar lo que Delfino quería decir.
Lo bueno era que las preguntas que Delfino no respondía por el momento eran las que Xulio podía adivinar las respuestas.
Con las órdenes de Delfino, Xulio se dio la vuelta y salió para empezar a ejecutarlas.
***
Detrás de él se encontraba Josefa Navarro, que era seguida por varios guardaespaldas.
Mariano sonrió fríamente, con un aspecto serio y sombrío, pero dijo con su voz suave, -Parece que hasta no necesito llamar a la puerta.
La voz era suave, sí, pero había una pizca de frialdad en esa suavidad.
Yadira sabía que Mariano esta noche iba a hacer algo.
Si Delfino no le hubiera espoleado, podría esperar y aprovechar la situación sin tomar la iniciativa.
Sin embargo, las acciones de Delfino en los últimos dos días habían hecho que Mariano estuviera menos tranquilo.
Estaba enfurecido y con menos confianza. Después de que sus emociones se volvieron incontrolables, haría algo.
Yadira tenía una mano en la puerta y apretaba la otra involuntariamente.
Después de vivir tanto tiempo en el chalet de Mariano, Yadira sintió de repente la sensación de que por fin llegaría lo que llegaría.
Estaba tan tranquila que se sorprendió ella misma un poco.
-¿Por qué vienes a verme por la noche con tanta gente? -Yadira miró a Mariano con el rostro tranquilo, y dijo sin un rastro de sorpresa o inquietud en su tono.
La cara de Mariano cambió ligeramente, -Ni siquiera sabes lo que voy a hacer, ¿y no tienes miedo?
-Sabía que llegaría este día cuando permití que me tuvieras de rehén.
El pelo de Yadira aún estaba un poco desordenado porque acababa de despertarse en mitad de la noche, así que ordenó el pelo que le colgaba por las mejillas. Luego hacía un trato con Mariano con un tono serio, -Si voy contigo, ¿dejarás a Raquel en paz? Es sólo una niña.
Mariano sonrió, -Por supuesto.
Cuanto más hablaba así, más no le creía Yadira.
Yadira frunció los labios y dijo, -Me gustaría ir a mi habitación a buscar mi bufanda, ¿está bien?
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