Mariano aún miraba a la chica acostada en la cama, le dijo a Yadira con un tono suave,
-Yadira, de hecho, eres una mujer inteligente. Por eso, te aprecio mucho.
Al oírlo, Yadira no le contestó nada solo mirándole indiferentemente.
-Ahora, puedo darte la última oportunidad. Reflexiona cuidadosamente si Delfino es tan importante en tu corazón.
-Es tu última oportunidad -Mariano anduvo hacia Yadira y le repitió la frase frente a ella.
-¿Por lo tanto, debo agradecerte? –Yadira se sentía terriblemente repugnante.
-Eres tan inteligente. Estoy convencido de que seguramente puede reflexionar claramente lo bueno y lo malo, y luego sacas la mejor decisión.
-No quiero decidir más, sino que mueras –la frase posterior de Yadira se llenaba de odio y furia.
La cara de Mariano cambió totalmente, poniéndose muy sombría. Le dijo enfadado,
-Veo que no puedes esperar para salvarla.
Mariano indicó a la chica acostada en la cama y le preguntó,
-¿Sabes cómo salvarla?
Aunque fue una pregunta a Yadira, pero Mariano no esperaba su respuesta.
-Efectivamente es muy sencillo. Solo necesitas trasladar unos órganos sanos a ella –Mariano le dijo después de una pausa.
Las manos de Yadira repentinamente se apretaron.
Razonablemente, ella podía adivinar que salvar a esa chica no fue un asunto fácil.
Y las palabras de Mariano confirmaron aún más sus pensamientos.
¿Trasladar unos órganos? ¿De qué órganos debía cambiar a ella?
¿El corazón o el riñón?
Al terminarlo, Yadira no podría salir viva.
De pronto, Mariano le llevó a salir de la habitación.
De repente, Yadira recordó que cuando “Alfonso” se la llevó por primera vez, vio una fila completa de ropa en la habitación en la que vivía.
-¿Le preparaste la ropa en el armario? -Yadira no especificó qué ropa era, pero sabía que Mariano podía entenderlo.
-Sí, toda es para ella -Mariano no rehuyó.
-¿Quién es ella de ti? ¿Cómo se llama? -Yadira le preguntó.
Mariano pareció estar un poco sorprendido porque Yadira se lo preguntó de repente. Como ella lo ignoró ni habló con él desde que fue dada de alta del hospital.
-Si realmente quieres cambiar mi vida por ella, quiero morir claramente -al verlo sin responderle, Yadira le dijo indiferentemente.
-Mi hermana, Luciana.
¡De Verdad!
Después de que Yadira escuchó a escondidas la conversación entre Mariano y Josefa antes, adivinó la verdadera identidad de Luciana. Ahora confirmó que lo adivinó.
-Te acercaste a mí desde el principio solo para usarme y salvar a Luciana. Pero yo era la esposa de Delfino en aquel entonces, así que no me atacaste directamente, sino que me usaste, pensando que produjera problemas y dolor a Delfino. Quieres quitar mis órganos para salvar a tu hermana una vez que soy inútil en tu opinión.
Yadira lo analizó con calma, como si hablara de asuntos de otras personas.
Mariano entrecerró los ojos mirándole. Pasó mucho tiempo y le dijo,
-Ya he dicho, eres una mujer inteligente y espero que puedas tomar una decisión inteligente mañana.
Inmediatamente, se calmó el rostro y dijo sombrosamente,
-Envía a la señorita Yadira a descansar.
Estas fueron las letras que aparecían en su nombre.
¿Acaso fue su nombre?
Con esta suposición preconcebida, y luego, de acuerdo con su propia suposición observando las letras grabadas encima de esa pluma, más se parecían a su nombre.
Las notas suyas fueron buenas cuando era niña y a menudo recibía cuadernos y plumas recompensados por la escuela.
Desde luego, recibió más de una pluma en aquellos años.
Si esa pluma fue de ella, ¿por qué estaba en manos de Delfino?
Realmente no tenía ninguna impresión.
Recordaba vagamente que le dio una pluma a un mendigo.
En ese entonces, el niño se encogió hasta convertirse en una bola en la hierba con ropa hecha jirones. Fue un niño o una niña, Yadira no lo supo.
Yadira le preguntó y él no dijo nada. Justamente ese día acababa de conseguir una pluma nueva como premio, y cuando vio que el niño era patético, se lo dio.
Nunca más dio ese tipo de pluma a otro.
Sin embargo, Delfino era el señor distinguido de la familia Dominguez. Si bien tuvo malas experiencias cuando era joven, debería estar viviendo con buena ropa, buena comida, con todo lo bueno. Entonces, ¿cómo podría ser aquel mendigo?
No podía entenderlo.
Pero Yadira sintió vagamente que lo más probable fue que esta pluma fuera de ella y le diera en su infancia.
Fue ridículo pensar que después de ese asunto, sacó malas notas a propósito y nunca recibió un premio más.
Fue una cosa pequeña para ella. Si no hubiera visto esa pluma de nuevo, no lo habría recordado.
Respiró hondo y decidió quedarlo a otro lado ahora.
Se animó, se levantó del suelo y observó cuidadosamente esa habitación.
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