La habitación era tan grande que podía acomodar a veinte o treinta personas.
Entre los hombres, había algunos que le resultaron conocidos a ella. Y también había algunas actrices que ella conocía.
Debido a que estaba llena de gente, siempre había alguien que entrara o saliera, por eso nadie prestó atención cuando ella entró.
También podría deberse a que la luz en la área de la puerta era un poco oscura, lo que la hizo menos visible.
Ella ni se molestó en cerrar la puerta, se dirigió directamente a Delfino.
Los otros hombres estaban con compañía de chicas, al lado de Delfino estaba sentada una mujer, pero los dos no se veían muy íntimas.
La persona que se sentada al lado suyo estaba un poco alejado de él, además estaba inclinándose levemente para hablar con él, se veía muy halagadora.
En cambio, Delfino sostenía una copa de vino en su mano, no se sabía si estaba prestando atención a ella.
Cuando Yadira estaba a punto de llegar al frente de él, fue entonces en que alguien notó su presencia.
Un hombre vestido con ropa gris entre todos dijo, —Oye, esa mujer, ¿a dónde quieres ir? ¿No sabes que deberías cerrar la puerta cuando entras?
Ella lo echó un vistazo, y lo ignoró.
Durante este tiempo, por fin el hombre pudo ver la cara de Yadira claramente, y ella le llamó la atención en un instante.
Salia Costa vivía toda su vida dependiendo de su hermosura, aprovechaba a Henrico Jimenez como una cuscuta.
Yadira heredó la belleza de su madre, e incluso entre tantas modelos y actrices jóvenes, se veía tan sobresaliente.
Aunque tenía una edad de 27 años, además había dado luz, su tez era extremadamente buena. Por el hecho de que había vivido con Delfino durante tanto tiempo, consiguió un toque de nobleza única de él, lo que la hacía aún más sobresaliente.
A pesar de que el hombre de la ropa gris solo la había echado un vistazo, su mirada su puso iluminada ya.
La miraba fijamente sin mover sus ojos, pasó una luz que llevaba una sensación de que él iba a obtenerla seguramente en sus ojos.
Arregló su ropa y se puso de pie.
La modelo que estaba a su lado tomó su mano, lo llamó de una voz muy dulce, —¿Sr. Jacobo?
La apartó y le dio una mirada de advertencia, y la modelo de inmediato no se atrevió a decir una palabra más.
Caminó hacia Yadira rápidamente, la detuvo y dijo, —Vaya, no te conozco. ¿A quién buscas? Soy Jacobo Cambeiro. ¿Cómo te llamas?
Este lugar estaba lleno de humo de cigarrillo entre otras locuras, Yadira ya estaba de mal humor, ahora este hombre llamado Jacobo Cambeiro la detuvo, la expresión de su cara se veía peor.
Ella no hablaba, levantó su cabeza, y su mirada pasó por Jacobo, se posó en el sofá detrás de él.
Debido a la perturbación que causó Jacobo, muchas personas en la habitación la miraban, sin embargo, Delfino estaba con su cabeza gacha, mirando su móvil, no se sabía qué estaba haciendo.
Yadira no creía que Delfino no sabía que ella había entrado.
Una ira inexplicable surgió de su pecho, llegó a su cabeza apresuradamente, ella lo llamó con una expresión desagradable en su cara, —Delfino Donminguez.
Su voz no era baja, casi de inmediato, la habitación privada se quedó en silencio, todos giraron la cabeza para mirarla.
Cabía mencionar que nadie en esta habitación privada se atrevía a llamar el nombre completo de Delfino directamente.
Miró su mano con la que no tuvo éxito y su expresión en la cara de repente se volvió muy sombría.
Resopló con frialdad, —Todas las mujeres en esta habitación quieren tener algo. Dado que ya estás aquí, ni finjas ser inocente. De lo contrario, terminarás sin nada.
Hacía mucho tiempo, Yadira no había sido tan humillada por alguien, no puedo evitar reír, curvó levemente sus labios, su tono era tan frío, —Por favor, vete a la mierda.
—¿Qué me dijiste? —Jacobo no podía creer el hecho de que le había dicho esto, no esperaba que esta mujer se atreviera a hablarle así.
Cabía mencionar que en esta habitación, a excepción de Delfino, él tenía el estatus social más alto. Sin mencionar a las mujeres, incluso los otros hombres de las familias ricas no se atrevían a hablarle de esta manera.
—¿Eres sordo? No me molesta repetir una vez más, por favor, vete a la mierda —Yadira odiaba más a las personas como Jacobo que pensaban que tenían dinero, y que podían hacer lo que quisieran.
—Tú... —Jacobo estaba tan irritado que levantó la mano y quiso golpear a Yadira.
En ese momento, sonó una voz de una mujer, —Sr. Jacobo, acabas de decir que eres una persona que sabe cómo valorar a las mujeres. ¿Qué estás haciendo ahora?
La mano de él se detuvo abruptamente en el aire.
Yadira miró y se dio cuenta de que era la mujer sentada junto a Delfino la que estaba hablando.
La mujer terminó de hablar y se puso de pie lentamente, su rostro familiar expuesto a la luz.
Yadira dijo con sorpresa en voz baja, —¡Ximena!
—Srta. Yadira, nos vemos otra vez —Ximena llevaba un vestido de color burdeos, mostrando su figura hermosa y perfecta, el color de su piel era tan blanca como la nieve, se veía increíblemente hermosa, y sus actos eran tan elegantes.
En comparación, bajo esta circunstancia, Yadira se veía mucho más vergonzosa en este momento.
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