Henrico le trató a Perla, se podía decir que no tenía límite para amarla.
Naturalmente, le gustaba escuchar a la gente que elogiara a Perla.
Para decirlo directamente, Yadira era tan obediente como el perro doméstico en la mente de la familia Jimenez durante tantos años, así que cuando dijo esto, Henrico creyó un poco.
Además, se cayeron las lágrimas.
Henrico todavía se suavizó después de todo, -Está bien, te mandré primero, si no eres competente, regresas. -
Yadira le sonrió dulcemente, -Gracias, papá. -
Los seres humanos eran animales visuales. Yadira era hermosa ahora. Henrico pensaba que se veía muy agradable. Esta “Gracias, papá” también sonaba muy agradable.
-Tú regresa primero, le diré a Perla sobre esto y te diré que te mudes. -
Yadira salió de la oficina de Henrico, la sonrisa en su rostro se desvaneció, extendió la mano para secarse las lágrimas y se rio con frialdad.
...
Tan pronto como Yadira se fue, Henrico llamó a Perla.
Al entrar Perla, dijo con impaciencia, -Papá, ¿qué quieres? Tengo mucho que hacer-
A Henrico tampoco le importó su actitud, y dijo con dulzura, -Yadira me buscó y me dijo que quería trabajar y aprender contigo. ¿Qué opinas? -
- ¿Ella tomó la iniciativa? - Perla estaba sorprendida.
-Sí, dijo voluntariamente. -
- ¿De verdad querría aprender de mí? Probablemente esté haciendo una idea horrible de nuevo- Perla resopló fríamente, en un tono no negociable, -Papá, no la transfiere a mi lado, me molesta mucho a verla. -
Henrico originalmente quería discutir con ella, pero la actitud de Perla fue tan dura, no podía evitar enojarse, - ¡Perla! De todos modos, sois hermanas, además necesitamos a ella para convencer a Delfino para traer la inversión a nuestra empresa, no hables más, la trasladaré a tu departamento, y la enseñas. -
Perla estaba triste y dijo con enfado, - ¡Papá! ¡Cómo puedes hacer esto! Dije que no quería que ella viniera a mi departamento, ¿no entendiste? -
Henrico dijo en voz alta, - ¡Perla Jimenez! -
Sintiendo que estaba realmente enojado, Perla no tuvo más remedio que decir, -Está bien, depende de ti-
Al terminar de hablar, salió enojadamente.
Cuando salió, cerró la puerta de un portazo.
Henrico frunció el ceño, pensaba que trataba demasiado bien a Perla para que ella pudiera estaba tan furiosa frente a él.
...
Yadira recibió pronto un aviso de traslado del departamento.
Simplemente empacó sus cosas, se despidió de algunos colegas conocidos y se fue al departamento de proyectos con la caja en la mano.
Se paró en la puerta de la oficina del director y llamó a la puerta.
Después de un rato, la voz de Perla llegó desde adentro, -Adelante. -
Yadira abrió la puerta con una gran sonrisa, -Pido el consejo de hermana en el futuro-
Perla no se veía bien cuando la vio.
-Estamos en la empresa, llámame directora. -
Yadira gritó amablemente, -Directora. -
Perla miró la sonrisa en su rostro, como si fuera más poderosa.
Entonces, mandó a Yadira para copiar una gran pila de materiales inútiles y luego la mandó a romperlos.
Yadira hacía esto todo el día.
El tono de Xulio era tan serio como siempre, -El señor me ordenó, es asunto mío-
De regreso a la villa, Yadira recordó de repente la tarjeta negra que “Fidelio” le dio la última vez.
Dejó su bolso, tomó la tarjeta negra y fue al estudio a buscar a Delfino.
Cuando estaba en casa, siempre estaba en el estudio y no sabía qué estaba haciendo.
Delfino estaba sentado de espalda a ella como de costumbre, dijo con voz ronca, - ¿Qué pasa?-
-Encontré una tarjeta negra en casa, supongo que debería ser tuya- Yadira no se atrevió a decir que la tarjeta se la dio “Fidelio”.
Delfino quedó en silencio un rato antes de decir, -Ya que la encontraste, guárdela para usar-
-Pero escuché que esta tarjeta sea muy cara...- Severo y Perla estaban asustados al ver esta tarjeta, ¿cómo podría ser barata?
No podía escuchar ninguna emoción en la voz de Delfino, -No importa cuán valiosa sea, alguien tiene que gastarla, así es una cosa útil. -
Yadira se quedó atónita por un momento, sintiendo que lo que dijo era particularmente razonable, por lo que no podía encontrar las palabras para refutarlo.
Al ver que Delfino no quería decir nada, Yadira se dio la vuelta y salió.
Por la noche, Noela la llamó y le dijo que volvería mañana.
-Reserva un lugar y cenamos juntos. -
Yadira miró la tarjeta negra en su bolso y dijo en voz baja, -Entonces vamos al Club Dorado-
- ¿Ganaste la lotería de cinco millones? -
-Algo similar...-, como Delfino dijo, no importaba cuán valiosas sean las cosas, necesitaba usarlas para que funcionaran.
¡Así que se decidió a usarla!
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Matrimonio de primera
Quiero seguir leyendo...