Matrimonio de primera romance Capítulo 840

Mariano parecía ser extremadamente inestable. A Yadira le preocupaba que hiciera algo irracional si sus emociones se descontrolaban.

—¿Es por esto que siempre has odiado a Delfino? —Yadira miró a Mariano, con los ojos vagando alrededor.

Mariano la había detenido aquí durante mucho tiempo. Lógicamente, Xulio debería haber descubierto que ella había desaparecido. Debería venir a buscarla.

Mariano se burló.

En ese momento, Xulio se acercó corriendo desde la esquina. Cuando vio a Yadira, dejó escapar un suspiro de alivio. Jadeó y gritó:

—Presidenta Yadira.

Yadira soltó un suspiro de alivio cuando vio a Xulio.

Mariano también se fijó en Xulio. Se puso alerta y aprovechó el descuido de Yadira para correr hacia el callejón.

Yadira y Xulio intercambiaron una mirada y le persiguieron.

Cuando le persiguieron, un coche aparcó por casualidad junto a Mariano. Abrió la puerta del coche y se subió, y el coche se alejó inmediatamente.

En cuanto entró en el coche, éste salió volando. Yadira ni siquiera tuvo tiempo de mirar la matrícula.

—¡Se escapa! —Yadira alargó la mano para cepillar su pelo y dejó escapar un largo suspiro de alivio.

Xulio se calmó y dijo:

—¿Por qué está Mariano aquí?

—No lo sé —Yadira se puso las manos en la cintura y miró en la dirección en la que desapareció el coche. Dijo:

—Después de entrar en el supermercado, vi una figura muy familiar. Cuando corrí hacia aquí, apareció Mariano.

—Entonces... —la expresión de Xulio cambió ligeramente— ¿Mariano le pidió a alguien que enviara esa pluma al Grupo Dominguez?

—No —Yadira negó con la cabeza—. Sigo pensando que fue Delfino, pero no sé por qué apareció aquí Mariano.

Yadira pensó en lo que Mariano acababa de decir y le preguntó a Xulio: —¿Te ha contado Delfino algo sobre Mariano antes? Por ejemplo, ¿por qué Mariano siempre se dirigía a él?

Xulio pensó un rato y dijo:

—El Sr. Delfino no lo mencionó.

Yadira miró la sonrisa de Raquel y todo su cansancio desapareció.

Yadira dejó a un lado la bolsa que llevaba en la mano, se puso en cuclillas, abrazó a Raquel y la besó en la carita.

Raquel sonrió mientras sacaba las zapatillas y las colocaba ordenadamente delante de Yadira:

—Mamá, cámbiate los zapatos.

—Gracias, Raquel —Yadira sonrió suavemente.

Cuando se cambió los zapatos, Raquel la miró de reojo y le dijo:

—Mamá, hoy he hecho un dibujo.

Yadira le preguntó:

—¿Qué has dibujado?

—Os he dibujado a ti y a papá —Raquel se dio la vuelta y salió corriendo—. Deja que te lo enseñe.

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