Yadira entró en el garaje subterráneo. Cuando se bajó del coche y entró en el ascensor, sacó su teléfono móvil para consultar los mensajes.
Entonces descubrió que había un mensaje de texto sin leer.
Lo pulsó y leyó.
—El funeral del abuelo se celebrará en tres días. La dirección es... —el mensaje de texto era de Cristóbal.
Ayer había recibido una llamada de Cristóbal en el coche de Delfino, cuando éste le dijo que Evelio se estaba muriendo y le pidió que fuera a verle, pero Yadira se negó.
Al ver el mensaje de Cristóbal, Yadira adivinó que Evelio podría haber muerto a primera hora de la mañana o durante el día.
Se quedó pensando un rato, pero no respondió inmediatamente.
Se limitó a meter el teléfono en la bolsa y volvió a casa con una suave sonrisa.
Tres días después.
En el funeral.
Evelio solía ser una celebridad en la Ciudad Mar.
Si no fuera porque Delfino vio a Violeta en la escena del secuestro de la madre de Delfino en aquel entonces y se vio obligado a abandonar el país, el Grupo Jimenez se habría desarrollado aún mejor.
A veces, uno tiene que comprometerse por muchas cosas.
Evelio era astuto, pero no pudo hacer nada frente a los Dominguez.
En aquel entonces, cuando se esforzó tanto por conectar con los Dominguez por medio del matrimonio, había esperado que ellos se ocuparan del Grupo Jimenez por el bien de Perla.
Sin embargo, Perla había rechazado el compromiso y resultó que Yadira se benefició de él. Pero Yadira no tenía ninguna relación con ellos y casi había cortado su relación con los Jimenez. Al final, los Jimenez no habían obtenido ningún beneficio de este matrimonio.
Durante toda su vida, Evelio lo había hecho todo por el Grupo Jimenez, pero había terminado en vano.
Xulio detuvo el coche con firmeza y abrió la puerta a Yadira con el paraguas en la mano. A continuación, Yadira salió del coche.
Cuando Yadira salió del coche, abrió su propio paraguas.
—Se dice que la hija menor de los Jimenez era sencilla y ordinaria, pero parece que ahora resulta ser la más destacada.
—Bueno, quién lo hubiera esperado.
Varios hombres de mediana edad discutían en voz baja. Yadira escuchó su conversación y esbozó una sonrisa burlona.
¿Extraordinaria? ¿Pensaban que convertirse en la responsable del Grupo Dominguez era un gran éxito?
Se había hecho cargo del Grupo Dominguez no por su extraordinaria capacidad, sino porque Delfino se había vuelto loco e insistía en que se hiciera cargo de él, y ella deseaba deshacerse de él.
Delfino, ese hombre siniestro y astuto, había estado diciendo que ella podía hacer lo que quisiera con el Grupo Dominguez, pero era sólo porque sabía que no lo haría.
Al fin y al cabo, el Grupo Dominguez se había desarrollado rápidamente estos años gracias al duro trabajo de Delfino.
Yadira nunca fue una persona voluntariosa.
Los niños que no habían sido mimados al crecer no tenían derecho a hacer lo que les gustara. Sin embargo, Delfino estaba loco y le dio el Grupo Dominguez sin más.
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