Matrimonio sin glamour romance Capítulo 2

La voz de Abigail era clara y decidida, y sus ojos estaban determinados. Luego, el móvil de Sergio comenzó a sonar. De inmediato revisó quien era y frunció el ceño, preocupado.

—¿Qué sucede? —Ella no pudo escuchar lo que la persona al otro lado dijo, pero él respondió—: Voy para allá enseguida.

Salió del dormitorio sin siquiera mirar a Abigail. Un resoplido escapó de sus labios, pero no dijo nada mientras decidía renunciar al sueño por esta noche. Luego, empacó sus cosas, imprimió el acuerdo de divorcio y firmó su nombre de inmediato. Colocó los papeles en la mesa de la estancia junto con algunas tarjetas y dejó su hogar conyugal.

Luna cruzó las piernas mientras se apoyaba de manera casual en el capó del auto y se enderezaba. Estaba demasiado sorprendida cuando vio a Abigail llegar con una pequeña maleta.

—¿En serio? ¿Eso es todo lo que te llevarás?

Abigail colocó su equipaje en el maletero y se subió al asiento del conductor.

—Todo lo demás son cosas son innecesarias. Al menos, ahora soy libre —declaró, fingiendo estar relajada.

—¿En verdad te separaste de él?

Luna todavía lo dudaba. Abigail solo encogió los hombros con indiferencia.

—Ya he terminado con el amor, ahora me iré a vivir mi propia vida.

Luna no cuestionó más a Abigail. En cambio, giró el volante y maldijo:

—Maldición. Sergio Granados es tan rico. ¡Deberías conseguir al menos unos cuantos millones en bienes por el divorcio!

Abigail frunció los labios, indiferente.

—Su imperio es su bien antes del matrimonio, y no tengo interés en codiciarlo.

En realidad, Sergio era una persona generosa cuando se trataba de dinero. Si sus propiedades se dividieran de manera estricta y legal, ella obtendría mucho más que unos cuantos millones, pero nunca fue el dinero lo que ella quería desde el principio. Mientras tanto, Luna cambió rápido de tema.

—Es genial que por fin te hayas divorciado de él. Tenemos un montón de pedidos en el estudio y ya me cansé de disculparme con nuestros clientes por la entrega retrasada. Lo hiciste en el tiempo perfecto. ¡No sería justo que yo fuera la única trabajando! Ahora, la gente piensa que soy la única dueña del estudio.

Abigail se asoció con Luna para establecer su propio estudio de moda y lo llamaron Li Lune justo después de graduarse, que era una combinación de las últimas letras de su nombre con el nombre de Luna, pronunciado como «la luna». Con los esfuerzos combinados de un genio de mercadología y un genio del diseño, su estudio despegó rápido.

Cuando Abigail estaba en la cima de su carrera, eligió casarse con Sergio y convertirse en ama de casa, dejando que Luna se encargara de Li Lune mientras ella solo se encargaba de los diseños. Puso su carrera en segundo plano por un matrimonio infeliz. Luna logró transformar Li Lune en un estudio de diseño de ropa de categoría en solo unos pocos años, utilizando solo su dedicación y talento.

Como la única diseñadora y media dueña de Li Lune, Abigail fue rebautizada por Luna como Alana, la diseñadora estrella, y fue reconocida entre la alta sociedad. Además, era un hecho que no recibió ningún beneficio monetario de Sergio según su contrato de divorcio. Lo siguiente que tenía que considerar era su sustento. En un inicio, quería volver a trabajar en el estudio y se sorprendió al escuchar de Luna que tenían varios pedidos retrasados.

—¿No te pasé muchos diseños antes de esto? ¿Por qué tenemos pedidos retrasados?

Abigail mostró la única sonrisa genuina que había tenido desde ayer, pero cuando escuchó ese nombre, el rostro de Sergio volvió a perseguirla. Sin embargo, aunque fuera un completo idiota, no la maltrataba. Entonces, de alguna manera extraña, podría haber sido mucho peor. Además, sabía muy bien que solo tenía a Jana en su corazón y no podía esperar para deshacerse de ella, a quien consideraba una simple piedra.

«¿Suplicarme que regrese? Eso es imposible», pensó exasperada.

Así, lanzó una mirada a Luna mientras preguntaba:

—¿Por qué no esperas algo mejor para mí? —«Porque un idiota como Sergio es alguien con quien nunca quiero volver a tener contacto». Terminó en su cabeza.

Li Lune estaba ubicado en las calles antiguas de Pedregal. Comenzaron con solo una tienda, pero ahora se había expandido a varias tiendas. De hecho, tenía más de cuatrocientos metros cuadrados en el interior. Solo para mantener a su clientela, habían contratado a unos ocho asistentes de tienda. Luna se apresuró a una reunión de negocios después de dejar a Abigail en el estudio e informarle:

—Un gran cliente puede pasar en los próximos días. Les gustaría encargar algunos vestidos a medida para sus celebridades a largo plazo y reservaron la cita hace mucho tiempo. Debo decir que me siento mucho más segura ahora que estás aquí.

—Bien, ahora cálmate. Deja de preocuparte y ve. Puedes dejar estas cosas en mis manos en el futuro.

Había un salón especial en el segundo piso, y tan pronto como Abigail desempacó su equipaje y se acomodó de manera temporal, entró en modo de trabajo después de que el asistente le trajera los pedidos de los clientes. Solo de esta manera podía olvidarse de su divorcio por el momento. Al final, terminó con los diseños urgentes después de trabajar sin descanso durante tres días seguidos. Una vez que terminó, los envió de inmediato para crear las muestras. Justo cuando estaba lista para descansar, una asistente subió corriendo.

—Abigail, hay un cliente abajo que no podemos manejar.

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