Mi arrogante violador redimido (Arrepentimiento y Perdón) romance Capítulo 16

Se casaron un soleado día de junio, en el parque todo estaba muy bello, y los invitados eran conducidos al área donde se celebraría la boda.

Un conjunto amenizaba la ocasión mientras esperaban el comienzo de la ceremonia, para la cual esperaban la llegada de Monseñor Mc Nair, quien llego solo unos minutos antes de las dos de la tarde, listo para oficial la ceremonia de la boda.

La entrada de la novia fue un momento muy especial, dado que con su inusual belleza y un vestido clásico que la realzaba aún más, ella se veía como una novia de otro tiempo, y como prometiera en el escote de su vestido llevaba el prendedor que le diera el Tío George como regalo de bodas, y complementaba su atuendo con el aderezo de diamantes que le regalara Brett, su peinado fue un delicado trenzado adornado con pequeñas horquillas en forma de rosas en diamantes regalo de la que desde ese día seria su suegra las cuales complementaban la tiara que le fue hábilmente colocada. Y como le dijera Brett ningún cristal o diamante podía imitar el brillo de su sonrisa cuando se le veía feliz.

El tío George se sentía orgulloso de llevarla del brazo, por el pasillo de la iglesia, al pie del altar, la esperaba Brett, quien se veía increíble, el traje se le pegaba al cuerpo como si fuera otra piel, al acercarse Sonia, él le sonrió y sintió como se le derretían las piernas, tenía temor, sí, pero también lo amaba.

El sermón no fue muy largo, pero trato sobre el amor de la pareja, y de cuando estas tardan en formalizar la unión ante Dios, pero que al final lo hacen seguros del amor que comparten mutuamente, y que están dispuestos a compartirlo con aquellos que los rodean.

El coro de las hermanas del convento de Santa Catalina, cantaron el Ave María, en el momento del intercambio de alianzas, momento que arranco una que otra lagrima de emoción a la madre de Brett, quien tenía a Daniel en brazos. Tras el intercambio de votos y la presentación por parte de Monseñor de los nuevos esposos se dio por concluida la ceremonia.

La ceremonia haya sido tan emotiva que Brett tenía los ojos sospechosamente húmedos, ella con ojos brillantes rezaba porque todo saliera bien.

Todos los presentes podían darse cuenta de que Daniel era el vivo retrato de Brett, por lo que las felicitaciones hacia los padres del pequeño no se dejaron esperar. Por lo que al dar comienzo la celebración del Bautizo, Monseñor como padrino del pequeño Daniel, le obsequio un pequeño crucifijo de oro con un zafiro en el centro, colgado de una pequeña y delicada cadena de oro, el cual tras bendecirlo le coloco al cuello al pequeño.

Al terminar el bautizo, la pareja y los invitados fueron al área de la recepción, en donde todos degustaron el banquete diseñado por Horton, así como una gran selección de dulces y postres hechos por la cocinera de la mansión, con ayuda de la demás servidumbre, quienes al no poder hacer el banquete, desearon presentar algo propio para celebrar el feliz momento. También le entregaron a Sonia un regalo que consistía en una pulsera con una carita donde llevaba el nombre del pequeño Daniel, además de la fecha de su nacimiento.

Un par de horas después, entre vítores y felicitaciones así como aplausos acompañados por el vuelo de cientos de mariposas, ya que a Sonia le gusto más esa idea que el que le arrojaran arroz al partir, la pareja salió del lugar rumbo al aeropuerto, donde tomarían el vuelo que los llevaría a su luna de miel.

En el avión ella no dejaba de darle vueltas a la argolla matrimonial que llevaba en el dedo y con una vocecita tímida dijo:

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