Mi Chica Melifluo romance Capítulo 118

Ella gritó y le golpeó con su bolsa.

—¿Qué te pasa? Me duele el tobillo.

—¿Quién te ha dado permiso para venir a este lugar? Su rostro estaba sombrío y parecía terrible.

Dulce le gritó:

—¡Cómo puedo saber que es un lugar así!

—Entonces, te haré saber qué tipo de lugar es.

La metió con fuerza en el coche, le abrochó el cinturón de seguridad, luego y cerró la puerta y condujo directamente hacia la colina. Dulce vio que unos cuantos coches negros de Cadillac les seguían por detrás.

Dulce no sabía por qué estaba tan enfadado. «¿Cómo puedo saber que me enfrentaré a una situación así? ¡Lo que quiero es consuelo, no regaños!»

«Pues, ¿cómo puedo esperar que sea amable conmigo?»

Estaba sentada muda, cubriendo la piel roja e hinchada por su pellizco. El sudor había disuelto su base de maquillaje.

El coche se detuvo frente al hotel. El hombre que custodiaba la entrada se sintió nervioso al ver que tantos coches lujosos se detenían al mismo tiempo. Pensaba que ellos eran invitados, por lo que estaba a punto de informar al interior con su walkie-talkie. Sin embargo, la comitiva de Alberto entró directamente en el salón.

El coche de Alberto se detuvo. Él abrió la puerta, le dijo en voz alta:

—Baja.

Dulce dijo enfadada:

—¡No tienes derecho a hablarme así!

Él dijo jadeando:

—¡Demuele este lugar!

—¿Eres terrorista?

Dulce se estremeció.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi Chica Melifluo