Mi Chica Melifluo romance Capítulo 152

Sus fuertes brazos rodearon su esbelta cintura, haciéndola temblar con cada violación.

—No te muevas tan rápido.

Finalmente empezó a gemir involuntariamente. Estaba desgarrada, pero no podía ignorar el placer.

—¿No te gusta así? Pero te ves muy cómoda... ¿Te atreverás a mentir en el futuro?

Él se río. Emprendió un feroz ataque que hizo que Dulce sintiera que perdía sus fuerzas. Se estremeció al sentir el orgasmo...

Alberto no la besó esta noche, ni siquiera en sus lóbulos de las orejas, antes favoritos. Simplemente se había acostado con ella de la forma más directa posible para obtener el más primario de los placeres.

«Ese es su propósito original. ¡Y yo también! Cazador y presa, juego y diversión, trato y comercio, hedonismo y dinero...»

La respiración de Alberto era cada vez más rápida. Apretó el culo de ella y su fuerte cuerpo temblaba violentamente mientras eyaculaba...

Las sábanas estaban húmedas de sudor. Dulce se tapó el cuerpo con las mantas. Se incorporó, se levantó de la cama desnudo, sacó su talonario y arrancó un cheque y lo dejó caer sobre el pecho de la chica.

—Rellenas un número. Ahora que te has dado cuenta, no vuelvas a fingir disgustada delante de mí. Vuelve a leer el acuerdo con atención y no rompas más reglas.

La dirigió una mirada fría y entró en el baño.

Dulce levantó el cheque en blanco y lo miró a contraluz. Se resistió a llorar y guardó con cuidado el cheque en su bolso.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi Chica Melifluo