Mi esposa abogada: ¡Estás arrestado! romance Capítulo 38

«¿Inocente?»

«¿Cómo podría haber hecho su carrera hoy en día si no utilizara sus trucos?»

Maira respiró profundamente, se sentó lentamente y miró a Wanda.

De repente se sintió muy extraña con ella, como si no la hubiera conociera. En el pasado, aunque era descarada, también era una chica sencilla y amable.

«¿Por qué se ha convertido en lo que es ahora?»

«Ante una muerte inocente y trágica, en realidad no le importa en absoluto.»

—¿Y mi hermano? ¿Sólo por una demanda fue golpeado hasta ir al hospital?

Maira estaba muy decepcionada de Wanda.

—Yo también siento lo de tu hermano. La identidad de Modesto es desconocida en la Ciudad Mar, lo que sólo puede significar que tu hermano...

Wanda miró por la ventana.

—Todos somos adultos y debemos reconocer de qué somos capaces.

Así que lo que quería decir era que Yago no debía asumir este caso contra Modesto.

Maira agarró su copa con fuerza, reprimiendo su ira. Cogió su taza de té y tomó un gran sorbo.

Aun así, todavía estaba muy enfadada.

—Hablaré con Modesto sobre el asunto de tu empresa. En cuanto a tu hermano... Creo que es mejor para él ser más inteligente.

Luego cogió su bolso y sacó un cheque de su pinza para billetes.

—Te daré un millón de euros por los gastos médicos y el daño emocional de tu hermano. Maira, somos amigas. Tu hermano nunca será capaz de luchar contra Modesto. Dile que no haga nada estúpido.

«¿No soy su mejor amiga?»

«¿Cree que estoy haciendo algo estúpido?»

«Wanda Ortega, sólo han pasado cuatro años. ¿Qué te ha hecho cambiar tanto?»

Por primera vez, Maira sintió que Wanda era sorprendentemente extraña.

—Vale. Maira, todavía tengo algunas cosas que hacer, así que me iré primero.

Ella se levantó, miró a Maira y añadió:

—Te ayudaré a ocuparte de los asuntos de tu empresa. Acuérdate de decirme cuándo quieras salir del país. Estaré allí para despedirte.

Después de decir eso, Wanda se fue.

Los tacones altos hacían un crujido en el suelo, pero era como un martillo que golpeaba fuertemente el corazón de Maira. El dolor le hacía difícil respirar.

Maira la llamó de repente, diciendo en voz alta:

—¡Wanda! Hay algo que no has entendido. Mi hermano me ha dado plena autoridad para manejar la demanda. Así que, a partir de ahora, seré la abogada del demandante, ¡y definitivamente me encargaré de este caso hasta el final!

Miró el cheque sobre la mesa y comprendió que Wanda y Modesto eran del mismo tipo.

«Es cierto que a los ricos les gusta resolver todo con dinero.»

«Wanda, has cambiado mucho. Ahora ni siquiera te reconozco.»

Se acercó a Wanda y le devolvió el cheque.

No entendía por qué Modesto no apoyaba a Maira para estar con Javier. Además, no entendía qué tipo de sentimientos tenía él por Maira. Pero pudo confirmar que a Maira no le gustaba Modesto.

Esto era lo mejor.

—¿Maira?

Corrió y alcanzó a Maira, tomando su mano.

Maira detuvo su paso y fue abrazada con fuerza por Wanda.

—Maira, lo siento, estaba demasiado excitada. Todo es culpa mía. Perdóname. Sé que te importa mucho tu empresa y que tu hermano está agraviado. No te preocupes. Hablaré con Modesto hoy y dejaré que te dé una respuesta satisfactoria. ¿Vale?

Acarició la espalda de Maira.

—Acordamos ser mejores amigas de por vida. No puedes enfadarte conmigo. ¿De acuerdo?

Wanda soltó a Maira y se dio cuenta de que ésta estaba llorando.

Ella limpió las lágrimas de sus mejillas y dijo:

—Lo siento. Te he hecho sufrir. Perdóname.

Tosió suavemente y agregó:

—Maira, me equivoqué. Para compensarte, vayamos juntas de compras esta tarde, y yo correré con todos los gastos. ¿Qué te parece?

Maira sintió que esta escena le resultaba muy familiar, como si hubiera vuelto a años atrás.

En ese momento vivía en la casa de su madre adoptiva, con ropa vieja lavada y blanca. Cada vez que Wanda veía su lamentable aspecto, la llevaba a comprar y a comer.

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